Atentado al centro histórico

Sorpresivamente surgieron por el centro de la ciudad escalas rojas, y encaramados a ellas varios donceles armados con diferentes aparatos o artefactos y cargados de cables negros, la primera impresión era que debían ser futuros pajes de los reyes que estarían ensayando, cerca de ellos tenían aparcadas más de una furgoneta. Pronto descubrimos que eran trabajadores empleados o contratados por diversas compañías de telefonía, que habían venido a afear, estropear y dañar todas las fachadas de las casas de Alcoy, y muy especialmente las del centro de la ciudad, ese nuestro centro que en 1983 fue declarado “Conjunto Histórico Artístico” y posteriormente “Bien de Interés Cultural” –BIC-.

Las casas, todos los edificios, son bienes privados, y nadie puede invadirlos, ni deteriorarlos, ni destrozarlos, y si lo hace alguien incurre en un delito, desde luego no pueden afearlos ni dañarlos incrustándole la instalación de cables, sean para lo que sean, sin permiso de la propiedad.

Advertimos a estos operarios, que no hicieron caso, alegando ellos que eran unos mandados y que tenían permiso. ¿De quién? No lo sabían. De los propietarios de los edificios no. Si existiera una autorización, o bien un arbitrario derecho a perpetrar esta invasión se habría incurrido en responsabilidad, y también tendrán la obligación de retirar todos esos cables, que no sólo perjudican y afean las casas, sino que podrían ser causa de anulación de las declaraciones de “Conjunto Histórico Artístico” y BIC.

No habiendo autorizado los propietarios semejante salvajada, es de suponer que no tendrán licencia del Ayuntamiento, quien en todo caso en vez de permanecer pasivo debió señalarles otras soluciones, que las hay, y no permitir tan evidente estropicio, tan clara monstruosidad que podría acarrearle consecuencias, puesto que no se pueden cerrar los ojos ante la comisión de esta atrocidad, máxime cuando se está cometiendo a la vista de toda la ciudad.

Imaginemos, por un momento, que de improviso en la Plaza de España, o en la calle San Lorenzo, un día un buen hombre monta un pequeño puesto de venta de chucherías, de frutos secos o de cualquier otra cosa, inmediatamente la guardia municipal no sólo se lo haría retirar sino que a la más mínima objeción le multaría. Pues bien, a las grandes compañías de teléfonos, que son las que explotan el negocio por el que nos cobran a todos los ciudadanos lo que les da la gana, aumentándolo cuando quieren, empresas que obtienen suculentos beneficios, a esas no les han dicho nada, cuando lo lógico es haberles prohibido tamaña agresión al centro de la ciudad –Centro Histórico y BIC-, y en este caso obligarles a retirarlo todo, y si no lo hicieran, el mismo Ayuntamiento quitarlo.

Asimismo, debemos recordar que si cualquier ciudadano pretende cambiar las puertas de sus balcones, ensanchar una ventana, o cualquier otra modificación, por pequeña que sea, se lo prohíben o le ponen infinidad de pegas, y no digamos si ese ciudadano se atreve a hacerlo sin licencia, que se prepare. Pues a las compañías de teléfonos nada. Y no nos digan que no existía otra opción, hay más de una y mejores para todos.

Es de esperar que nuestro Excmo. Ayuntamiento, tan cuidadoso como es, ordene de inmediato la retirada de todo este engendro, y en caso de incumplir las compañías telefónicas, como he dicho, que el Ayuntamiento lo retire directamente en bien de la ciudad. Esto será lo lógico.

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