Chantaje

El Ayuntamiento de Alcoy vivió una situación absolutamente excepcional con motivo del último Pleno ordinario. Y no fue precisamente el hecho de que los concejales del Partido Popular abandonásemos la sesión. En 2004 ya se produjo una situación similar, entonces con el PSOE como protagonista de la salida. Lo realmente grave fue comprobar cómo la tercera teniente de alcalde, Vanesa Moltó, cumplía la amenaza que la víspera había lanzado sobre la concejal Amalia Payá, del PP.

Mi compañera fue víctima de un chantaje por parte de la regidora del PSOE. El día antes del Pleno, Vanesa Moltó se presentó en nuestro despacho solicitando que retirásemos del orden del día las preguntas que habíamos presentado en torno al concurso Viure al Centre. Seguro que lo recuerdan. Fue la campaña en la que el Ayuntamiento plantó una caseta de madera en plena Bandeja para publicitar las ventajas de vivir en el Centro de Alcoy. Aquella campaña le costó 40.000 euros al Ayuntamiento.

Con nuestras preguntas queríamos saber si el Gobierno de Alcoy conocía las críticas vertidas en redes sociales por los ganadores del concurso a lo que para ellos representa vivir en el Centro. Y queríamos conocer también qué valoración hacía el Gobierno de la deriva de aquella campaña que desde el primer momento fue el hazmerreír en medios de comunicación de toda España.
En su visita a nuestro despacho, Moltó pidió a nuestra concejal que retirase esas preguntas si no quería un pleno bronco. ¿Y por qué podía ser un pleno bronco? Porque la concejal del PSOE tenía una grabación de la ganadora del premio en la que decía que una chica del PP le llamaba y que se sentía acosada. La teniente de alcalde llegó a mostrar la grabación, completando el chantaje: retirad las preguntas o tendréis un pleno bronco. El pasaje parece extraído de una película de gánsteres de serie B. Pero sucedió en nuestro Ayuntamiento en pleno siglo XXI.

Los concejales del grupo municipal del PP decidimos no aceptar ni amenazas ni chantajes ni extorsiones. Y mantuvimos las preguntas. Mantuvimos nuestra dignidad. Fue entonces cuando la teniente de alcalde cumplió su amenaza en el Pleno: acusar sin fundamento al Partido Popular de intentar persuadir a la ganadora para que criticase al Gobierno. Es decir, según la lógica del PSOE, en la Alcoylandia en la que vive el Gobierno todo es perfecto y si alguien critica algo es porque está movido por la oposición. Nunca por voluntad propia, como si los ciudadanos no tuviesen capacidad para pensar por sí mismos.

A pesar de que Amalia Payá rechazó la acusación de forma tajante en su único turno de intervención, Vanesa Moltó insistió en las falsas imputaciones en su último turno de palabra, cuando la oposición ya no tiene derecho a réplica. Insistió en sus falsedades. Consumó su amenaza, acusando a nuestra concejal sin aportar pruebas ni datos que confirmasen sus aseveraciones. Nos condenó públicamente a base de mentiras quien precisamente nos había chantajeado el día anterior. Y lo hizo cuando ya no podíamos defendernos. La situación era intolerable. La única opción de protesta ante tales acusaciones era abandonar el salón de Plenos. Manifestamos de esta forma nuestra disconformidad con el atropello sufrido por parte del Gobierno.

En estos dos años de legislatura hemos tolerado insultos, descalificaciones personales y abusos de autoridad por parte del alcalde y de su Gobierno. Pese a no compartirlo, podemos entender que estas prácticas formen parte del juego político del PSOE. Lo que no podemos permitir son las amenazas, los chantajes y las acusaciones gratuitas.

Amalia Payá ha hablado en dos ocasiones con la ganadora del premio, siempre dentro del ejercicio de las funciones democráticas como concejal de la oposición. La primera, el pasado año, para interesarse por los retrasos en la entrega del premio del concurso. La segunda, a principios del pasado abril, para conocer los motivos de los comentarios publicados en redes sociales en contra de vivir en el Centro. Por eso llama la atención que a 24 horas del pleno y un mes después del segundo y último contacto con la ganadora del concurso, apareciese en manos de la concejal una grabación con la que pretendía evitar unas preguntas presentadas dos días antes por el PP y de las que solo el PSOE tenía conocimiento. Demasiadas casualidades.

Es posible que al PSOE le moleste que hablemos con la gente. Que nos preocupemos de los problemas de la ciudad y cumplamos con el deber de control y fiscalización que nos han encomendado los ciudadanos. Seguro que le molesta tener que hablar del resultado de una campaña que, vista la situación del Centro, produce vergüenza ajena como revulsivo para revitalizar el barrio. Pero la respuesta del PSOE rebasó todos los límites.

Lejos de normalizar el chantaje, debemos denunciarlo y desterrarlo de la vida política. Y más todavía cuando se sustenta en denuncias gratuitas, sin base alguna. Por eso nos vimos obligados a adoptar una decisión drástica: abandonar el Pleno. Lo hicimos a consecuencia de unos hechos extremadamente graves que no deben repetirse jamás en un Ayuntamiento democrático.

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