Impotencia

Eso del fortín del Collao empieza a pasar a la historia. En lo que llevamos de 2018 solo se ha visto ganar al Deportivo en seis ocasiones. Otra vez los rivales con un juego muy básico no solo son capaces de puntuar, sino que se llevan la victoria. Otro regalo defensivo e impotencia arriba. ¿Falta de calidad? Posiblemente.

Hay más cantidad que efectividad, falta no solo quien introduzca el balón en la meta contraria, también nos falta quien dé ese último pase o deje en ventaja a sus compañeros, porque Bryan Reyna desborda, pero luego no acierta en la definición o el pase final. Falta sobre todo calidad en las acciones a balón parado, muy previsibles y donde no se saca provecho del poderío físico de futbolistas como Tomás Ruso, Pajarero u Óscar Díaz, por citar solo unos ejemplos. Unas acciones que deberían ser la forma de abrir la lata en el área rival y que no se aprovechan. Es más, la mayoría de las ocasiones ni tan siquiera se rematan.

Se echa también en falta un líder dentro del campo que asuma galones se tire el equipo al espalda y de ese plus de intensidad necesario para remontar los partidos, por lo menos embotellar al rival y dar sensación de peligro. Quizás el no tener dentro del campo nadie de la casa sea el motivo.

Ante el Badalona, mientras el partido fue aburrido, se notó algo de control, cuando se abrió por el bajón físico dio sensación que el visitante iba a tener su opción y la aprovechó. Pobre entrada en el Collao, cada vez se observa más y más cemento en las gradas, menos animación y más gente desencantada y socios que ni tan siquiera se esperan a que el árbitro dé el pitido final para abandonar su asiento. Al menos, y entiéndase la ironía, el equipo y no solo me refiero a los jugadores, debe agradecer que no se lleven una monumental bronca cuando finalizan el partido.

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