Reivindicación del maestro Don Fernando

Con la nueva ubicación del monumento del artista

Reivindicación del maestro Don Fernando
El monumento en su nueva ubicación en la plaza Ramón y Cajal con el panel informativo al fondo, en la parada de autobús. Y detalle del busto en relieve

En la remodelación de la plazoleta se ha reivindicado un pequeño monumento a un gran artista alcoyano, Fernando Cabrera Cantó, Don Fernando, que desde 1976, hace ya 44 años, tenía su monumento arrinconado en un atormentado espacio verde que quedó despistado en la Costera del Gurugú. Nadie, o casi nadie, dijo nunca nada en estos 44 años últimos de la falta de cuidado, rehabilitación o dignificación del monumento. Hemos tenido que esperar a que Raúl Llopis llegara a la concejalía de Cultura para que fuera sensible a las voces de Ignacio Trelis, quien nunca dejó de reivindicar a Don Fernando, en ambientes gravemente sordos a la cultura y el arte.

Y ahí luce ahora, como recién estrenado, este monumento cuyo nuevo emplazamiento cuenta lógicamente con detractores por su situación, orientación o iluminación. Es la crítica a lo que se hace. En 44 años sin hacer nada con el monumento no se oyó a nadie.

¿Cuál es el problema de la nueva ubicación del monumento? Pues que en abril, cuando no hablemos del virus, en esta plazoleta se monta una gran tribuna para ver las fiestas y ello lo condiciona todo, como obligó en su día a cortar los árboles de la plazoleta, porque molestaban a la tribuna.
Pero los otros 11 meses del año, Don Fernando ha ganado presencia y protagonismo en el mobiliario urbano local. Y se agradece, señor concejal de Cultura.

Un 110 aniversario, raro
Las conmemoraciones y efemérides alrededor de Fernando Cabrera Cantó, Don Fernando, no han estado siempre acertadas. Los alcoyanos no somos demasiado finos en los protocolos. Tardamos 110 años, desde que nació, para dedicarle un monumento. ¿A qué santo se montó esta singular celebración del 110 aniversario con exposición antológica, conferencias y monumento? Pues quizá porque había que ayudar económicamente a su hijo, Fernandito, a vender cuadros, y cualquier fecha era buena. Así fue como en diciembre de 1976 se organizó esta extraña celebración del 110 aniversario del nacimiento del maestro del color, Cabrera Cantó. Diez años antes, gracias a la iniciativa del periódico Ciudad, se celebró el centenario. Y el 150 aniversario, en 2016, se pudo celebrar gracias también al periódico local, en esta ocasión El Nostre Ciudad, porque la administración pública siempre ha sido muy fría o despistada para las conmemoraciones, excepto cuando se trata de gente afín ideológicamente o compañeros de partido.

El monumento de 1976, ahora resituado, surgió de la confluencia del profesor de la Escola d’Art, Paco Monllor, que fue quien lo proyectó, y el mecenazgo del empresario Emilio Trelis. También se contó con la aportación del escultor contestano Vicente Agulló. Justo es reconocer el error cometido en el libro “Don Fernando” calificando a Agulló como profesor de la Escola d’Art. Nada tenía que ver con la Escola el maestro de Cocentaina, quien se limitó a realizar y coordinar el busto en relieve que en bronce centra el monumento. Varios alumnos de la Escola d’Art, que entonces dirigía Rafael Aracil Ruescas, colaboraron en la realización y puesta a punto del monumento.

Señalar que gracias a este monumento tenemos en el patrimonio público alcoyano esta pieza del escultor Vicente Agulló, reconocido a nivel nacional e internacional, con obras en grandes colecciones de arte y museos, como la del COI en Lausana (Suiza) y los Museos Vaticanos en Roma (Italia) y Bellas Artes de San Fernando en Madrid, entre otros. El Palau de Cocentaina expone una amplia muestra de Agulló en la Sala que lleva su nombre. Ninguno de los tres grandes artífices de este monumento –Paco Monllor, Vicente Agulló y Emilio Trelis– están ya con nosotros, pero quiero pensar que felicitarían al concejal Llopis –no todo es criticable en la gestión de Raúl Llopis– por el tratamiento que se le ha dado al monumento, desde el que se puede iniciar una ruta urbana visitando obras de Don Fernando en el Círculo Industrial, la Iglesia de San Jorge, la escalinata central del Ayuntamiento, la Biblioteca Municipal Ricardo Senabre, el monumento a Cervantes y la iglesia parroquial de San Mauro.

Ahora solo nos queda esperar que la iniciativa de crear la Fundación Cabrera Cantó, para gestionar un museo en la Casa del Pavo, consiga la oportuna alineación de los astros y se convierta en realidad.

 

Ramón Climent Vaello

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