“Actualmente es necesario leer a los pacientes, no solo su enfermedad”

Entrevista a Ferran Rodes, psicoterapeuta

“Actualmente es necesario leer a los pacientes, no solo su enfermedad”
Ferran Rodes en un reciente acto de concienciación de salud mental. | ALDEMAR

Ferran Rodes es un psicólogo que trabaja en la unidad de salud mental ubicada en el centro de salud de La Fábrica. Además de trabajar diariamente con sus pacientes, sus años de experiencia le han servido para darse cuenta de la falta de psicólogos en la sanidad pública. Para dar visibilidad a este problema ha decidido crear una plataforma con el lema: ‘La salud mental no es cosa de locos, es cosa de todos’, para recoger firmas y reivindicar el problema que rodea a la salud mental en la sanidad pública. Actualmente, hay un déficit en comparación con otros países de Europa, la media de psicólogos en la mayoría de países europeos es de 18 por cada 100.000 habitantes, mientras que en España tan solo hay 8 por cada 100.000 habitantes.

Más adelante plantea crear una asociación con el nombre “Somos igual de diferentes”, para ofrecer talleres y difusión plena.

– ¿Cómo te diste cuenta que la salud pública necesitaba un cambio?
– La demanda siempre nos ha superado, pero desde la Pandemia se ha notado un incremento exponencial de la demanda de interconsultas que hacen los médicos de Atención Primaria. Es verdad que los pacientes lo necesitan, pero en contrapartida, el contrato del número de psicólogos no ha aumentado en la misma proporción ni de lejos.

En nuestra área, la de adultos, es desesperante. Hay 150.000 pacientes para tan solo 10 psicólogos. En cambio, los médicos de familia, que son los que pueden recetar, son 382, que también hacen falta, pero en relación con la salud mental, la sanidad está muy poco dotada de psicoterapeutas, porque no solo se tiene que escuchar a la enfermedad sino también al enfermo.

– Desde la Pandemia la percepción de la salud mental ha cambiado, ¿a qué crees que es debe ese cambio?
– La gente se ha hecho más consciente que todos necesitamos atención porque la pandemia ha sido un desencadenante universal.

Todos tenemos un tiempo individual para recibir impactos, que vayamos amortiguando y guardando dentro de nosotros, y si no pasa nada, tenemos un tiempo cada cual para acumular, actualizar y expresar en forma de síntomas. Y la Pandemia fue un desencadenante universal, como si todos a la vez ‘fuimos de entierro’. En ese momento, se generó una situación traumática al estar la posibilidad de perder a alguien próximo y esto al final deja ver que el malestar que estaba dentro de nosotros se activara en ese momento.

– A la hora de visibilizar la importancia de cuidar la salud mental, ¿te has encontrado algún impedimento?
– Está claro que sí. Siempre hay alguien que se beneficia. Cuando buscamos las causas que están haciendo que algo no funcione siempre encontramos a alguien que está sacando algún provecho económico de la situación. En este caso hago referencia a las farmacéuticas de los Estados Unidos que producen benzodiacepinas, que son las pastillas tranquilizantes para dormir, ansiolíticos o antidepresivos. España continúa siendo, después de tantos años el primer país del mundo en consumo de benzodiacepinas con 5 millones de personas en España que se medican diariamente. La principal razón es que si esta gente no se medicara no irían a trabajar y el trabajo hace falta, pero no se puede dejar de lado la necesidad de leer que es lo que nos está quitando el sueño porque no todas las personas tienen el mismo problema y la mayoría no van al psicólogo para tratarlo.

España es el país de las drogas de la falsa felicidad. La OMS ya dijo que el tratamiento con fármacos tiene que ser paralelo, farmacoterapia con psicoterapia. Pero claro, si somos 10 psicólogos solo, no podemos hacer frente a 150.000 habitantes por mucho que los pacientes pidan una consulta antes de tomar algún tipo de medicamento. Hay que recetar, pero también es necesario leer a los pacientes, no solo su enfermedad; la receta es para la ansiedad y la psicoterapia es para la persona. El sistema ahora favorece la medicación como respuesta rápida, en lugar de abordar las causas reales de los trastornos mentales.

– ¿Dentro de la psicología hay alguna otra área que necesita reivindicación o algún cambio?
– La formación de los psicoterapeutas a veces deja que desear. Tenemos alumnos de prácticas de diferentes universidades y me cuentan que la mayoría no tienen profesores que tengan consulta y que trabajen con pacientes. Entonces, el contenido que se da en las universidades está muy sesgado y con uno enfoque cognitivo conceptual. Además, hay áreas que se excluyen, como psicoanálisis que está fuera de la cartera de servicios.

– Actualmente, ¿crees que hay algún grupo más vulnerable cuando hablamos de salud mental?
– Los adolescentes por ejemplo son un grupo de alto riesgo y siempre que tenemos adolescentes tratamos de priorizar la consulta de ellos. La adolescencia es una etapa de transición hacia la edad adulta y añade más inestabilidad en el momento existencial que viven. Y si le añadimos también que en muchos casos han sido educados en excesiva sobreprotección se les puede generar, sin darse cuenta, lo contrario, una autodesprotección.

Las nuevas tecnologías también influyen en el aislamiento y han generado mucha adicción, porque ahí los adolescentes tienen la última palabra al no tener que socializar de manera directa sino que un mismo elige y sentencia.

Ahora también muchos centros educativos nos están llamando para hacer charlas a los alumnos, para que puedan entender sus sentimientos y no tengan miedo de pedir ayuda si es que la necesitan.

– ¿Por qué crees que la salud mental ya no es un tema tabú?
– En cuanto a los medios de comunicación se expresa mucho más el malestar, la gente más conocida o con más fama. Ahora tampoco se esconde tanto y todo esto hace que se elimine el factor tabú y el estigma de la salud mental. Nosotros, con nuestro eslogan, “La salud mental no es cosa de locos, es cosa de todos” queremos buscar cierta normalidad, aunque conseguir esto al 100% es un ideal, pero es una dirección hacia la que estamos trabajando. Tenemos que ser conscientes que todos en algún momento podemos necesitar un apoyo o terapia donde nos podamos sentir escuchados y seguros.