“Es importante que se evalúe el pensamiento crítico más que el resultado final”

Faraón Llorens Largo, ganador del Premio Nacional de Informática 2025 reivindica la formación de los ingenieros y habla sobre el papel de la IA a las aulas universitarias

“Es importante que se evalúe el pensamiento crítico más que el resultado final”
Faraón Llorens Largo. ALDEMAR

Faraón Llorens Largo es un ingeniero informático alcoyano que trabaja como investigador y docente en la Universidad de Alicante. Actualmente es Catedrático de la Escuela Universitaria de Ciencia de la Computación e inteligencia Artificial. Junto a otros reconocimientos previos, se le ha hecho entrega del Premio Nacional de Informática 2025 en la categoría Ramón Llull en honor a su trayectoria profesional. A pesar de que es profesor de ciencia de la computación e inteligencia artificial, le continúa “sorprendiendo la versatilidad del cerebro humano”.

Desde niño le ha gustado aprender, por tanto, estudió magisterio para empezar su carrera en la docencia a los 21 años. Ahora, con 64, le continúa fascinando aprender y enseñar a las personas ayudándose de las máquinas y las nuevas tecnologías.

– ¿Qué significa para usted haber recibido el premio Nacional de Informática 2025 en la categoría Ramón Llull?
Para mí es un orgullo muy grande puesto que es un premio que dan desde la Sociedad Científica Informática de España, formado por todos los investigadores de España de informática. Pero claro, todo gran honor lleva una gran responsabilidad, y en cierto modo me coge un poco de vértigo porque, según el jurado, ahora soy un referente en la enseñanza de la informática y formar parte de ese elenco es una responsabilidad por la que tendré que estar a la altura.

– ¿Qué reconoce este premio?
Es un premio que dan a una trayectoria, no a un proyecto en concreto, por lo cual, aunque pongo mi nombre en el premio, este es compartido con toda la gente que me ha acompañado a lo largo de estos años en el grupo de investigación de la Universidad de Alicante, otras universidades… Y como no, también con la familia, que son los que han estado aguantándome, dándome ánimos y permitiéndome estar mucho tiempo dedicado al trabajo y la investigación.

– Como docente, ¿cree que este premio ayuda a visibilizar todos los cambios y avances educativos que comporta la transformación digital?
Los Premios Nacionales de Informática son solo de informática, aunque mi categoría, Ramón Llull, sí que se enfoca en el ámbito educativo. Sin embargo, lo que se quiso hacer desde la Sociedad Científico-informática es hacer que la informática tomara vuelo. No podemos hablar de informática refiriéndonos solo a las tecnologías y los ordenadores. Con este premio se busca reivindicar que la informática también es una ingeniería que necesita de ciencia, de investigación y de formación para los profesionales.

– Lleva muchos años como docente y ha vivido todo el desarrollo digital en la aulas, ¿cómo ese cambio ha influido en su manera de enseñar?
La transformación digital ha influido en mi manera de enseñar, esto está claro, pero la transformación digital no es inundarse de tecnología. Esta transformación ocurre una vez se conoce el objetivo de la educación. Yo soy profesor antes de informático y cuando llego al aula adapto la tecnología a mi manera de dar clase. No tenemos que dejar que la tecnología condicione, sino que los espacios tecnológicos complementan los espacios físicos. Las clases se pueden digitalizar, pero no solo por eso estás mejorando o cambiando la manera de enseñar.

– Ha mencionado la inteligencia artificial, ¿cómo cree que esta transformará la educación en un futuro?
La IA fue una revolución tanto a nivel educativo como social. A nivel educativo sí que tiene implicaciones importantes porque es una herramienta muy potente. Si los alumnos lo utilizan como un simple atajo, sacarán buenas notas pero no habrán aprendido nada. Es importante que se hagan modelos en los cuales se evalúe el proceso y el pensamiento crítico más que el resultado final. La clave está en los sistemas de evaluación de la educación. Antes se evaluaba el conocimiento cuando la información era escasa, en cambio, ahora información hay mucha, por lo cual no puedo evaluar solo el conocimiento. La única manera de hacer que los alumnos no copien en un trabajo es que no les merezca la pena copiar.

– Con la revolución digital, ¿las universidades están preparadas para cambiar su modelo de evaluación para que premie el pensamiento crítico más que el resultado numérico?
En la Universidad de Alicante somos casi 400 profesores, habrá algunos que sí que estén preparados y otros no. Esto ya se demostró en la pandemia, antes de esta se hablaba de innovación, en cambio, cuando empezó la cuarentena hubo profesores que no supieron ni por donde empezar. El profesor tiene que tener su propia ‘navaja suiza’ para saber qué herramienta utilizar en cada momento. Sí que hay una preocupación por parte del profesorado sobre cómo abordar esta transformación, pero no todos sabrán adaptarse a esta.

– Una vez dijiste: “estoy entusiasmado por lo que estamos consiguiendo que hagan las máquinas. Pero me continúa sorprendiendo la versatilidad del cerebro humano”. ¿Cree que el espacio que separa al cerebro de las máquinas es cada vez menor?
Los pioneros de la IA y en general de las máquinas, querían que estas fueran capaces de hacer algo más que resolver un simple cálculo, pero al mismo tiempo pensaban que experimentando con las máquinas podían ayudar a entender cómo funcionaba el cerebro y la inteligencia humana. Ahora estamos en un pico donde, en un futuro, de estas tecnologías quedará lo que realmente vale. Se puede estudiar el comportamiento de la máquina teniendo como referencia el cerebro, pero hay que recalcar que el cerebro no es la conciencia, y aquí ya se establece un límite.

– ¿Qué consejo le daría a alguien que quiere dedicarse a la ingeniería informática como docente o investigador?
Necesitamos ingenieros informáticos, sobre todo investigadores que se queden como profesores. El camino es largo entre el grado, el máster, el doctorado y el resto de trayectoria. Por lo tanto, yo les diría que se aprovechen y aprendan de la tecnología, pero que no se queden en el lado más cómodo, que se interesen para aprender y comprender cómo funciona, pero al mismo tiempo, que lean mucha filosofía del pensamiento e inteligencia, que no se queden solo con la parte técnica que enseñan en la universidad.