Necesitamos respirar, física y mentalmente
Parece que sí, que eso que comentamos del cambio climático va a ser verdad, desdiciendo todas las proclamas que se siguen esparciendo diariamente en contra del mismo. Siendo niño, a esto lo llamábamos verano, y de mayor, también, pero no es lo mismo. Necesitamos respirar, por el continuo calor asfixiante, y por el trajín que lleva este país con todos sus problemas dentro.
El caso es que lo que estamos padeciendo este año –no recuerdo haberlo vivido nunca– el vivir en un auténtico horno los meses de junio, y parte de julio, a jornada completa. No hay respiro, no hay tregua ni descanso, al menos por estas tierras del centro y del sur…
Para aderezar el caldo (nunca mejor dicho) vivimos diariamente enzarzados en polémicas, en espectáculos propios de Sierra Morena (por lo de los bandoleros), compartiendo actualidad, portadas y noticias, con personajes (desgraciadamente, no de ficción) como Aldamas, Abalos, Amadores, Koldos, Montoros, Begoñas, Peinados (y sin peinar), Tellados, Sanchez, y una lista que haría esto interminable. Ese es nuestro día a día.
Decidimos, pues, tomarnos un respiro y estar una semanita escapando de tanto calor y “entretenimiento” patrio. Como en estos asuntos es mi mujer quien suele llevarse el gato al agua, nos fuimos de crucero, tampoco excesivamente lejos, pero sí lo suficiente para coger un poco de aire y de tranquilidad.
Fue un muy buen crucero, y fue en él donde encontramos lo mejor que podía pasarnos: conocer a otras personas, compartir viaje con ellas, estar juntos la mayor parte del viaje. Tengo que reconocer que estar con esas personas hizo el viaje doblemente hermoso y agradable. Y me reafirmó en que lo más importante de un país somos las personas, aunque parece que hay quien no lo acaba de entender.
Me complace enormemente señalar a Teresa y a Juanjo, maños, de los auténticos, de los que les coges cariño con tan solo conocerlos… Lo mismo pasó con dos asturianos, residentes en la capital, Oviedo. Con el añadido de ser, Miguel Ángel de León y Dolores de Galicia. Más majos los dos que las pesetas.
Todo el norte debidamente representado, y de manera espléndida con los cuatro.
Tras un poco de retraso, conocimos a una pareja murciana –de Cartagena, Raquel– y de Mula, Jason… Majísimos, por supuesto… Uno conoce de sobra esa tierra (que hice la mili en Alcantarilla, casi ná).
Y he querido dejar para el final a una pareja de hermanos jovencísimos, catalanes, creo que residentes en Sant Joan Despí; Meritxell, una muchacha de 20 o 21 años, exquisita, inteligente, amable y elegante. Y Denís, un muchacho de apenas 17 años, educado, culto, y tremendamente maduro para su edad, como su propia hermana. Nos causaron una impresión fenomenal, y no me importa confesar que aún añoro tener a Denís al lado a la hora de cenar. Siempre tuvimos la sensación de ser una mesa de personas adultas, esa es la verdad…
Fueron los ocho, el dulce, la guinda, y el pastel entero para un viaje que, a nosotros, Alicia y José Luis (Pepe, para todos ellos y ellas), dos valencianos de Alcoi, nos va a costar muchísimo olvidar… De verdad que hemos podido constatar fehacientemente que estar y compartir el tiempo con la gente es fantástico, es una pasada y una fortuna cuando son como las que acabo de describir…
Hemos vuelto a casa, con cierto temor he encendido la tele, a sabiendas de que hemos vuelto al barro, y ahí seguían: los mismos de antes, más Putin y Tramp. Feijoó y Sanchez, y el desmadre de Torre Pacheco. Y las tragedias que asolan el planeta…
Ignoro lo que nos deparará el final del verano. Y el otoño. Y el invierno… Supongo que, más de lo mismo, y lo peor de todo es que aún nos quedará mucho para poder intentar hacer una nueva escapadita, buscando la paz, el sosiego, el buen rollo, y esa gente que te acaba reconfortando.
No es muy halagüeño el futuro, pero seguiremos intentándolo, por nosotros, por los que vienen por detrás de nosotros. En este viaje he podido constatarlo personalmente. Los dos hermanos: Denís, futuro ingeniero y ya árbitro federado, y Meritxell, ya pronto profesora, son la prueba de que hay esperanza, de que puede que haya, afortunadamente, muchas y muchos como ellos. Y hay millones de jóvenes, de niños, que van a necesitarles…
De Tere, Juanjo, Meritxell, Denís, Jason, Raquel, Dolores, y Miguel Ángel, solo puedo decir que, junto con esta pareja de alcoyanos, queda demostrado que ÉSTO (la gente) ES ESPAÑA, LA DE VERDAD, LA QUE IMPORTA, y lo demás, son gaitas.
Vamos cuesta abajo consumiendo este 2025, al encuentro de otro año más, de otra muesca más en la culata de nuestras vidas. Siento que hay esperanza en un mejor futuro, y la convivencia con todas estas personas me lo está confirmando. Feliz verano, nos lo merecemos, todas y todos.