Orígenes y contradicciones modernistas

El Modernismo fue un movimiento de renovación y rebeldía artística surgido como reacción al maquinismo, en las décadas posteriores al proceso de industrialización. Afectó a las artes mayores: arquitectura, pintura y escultura; así como también a las artes decorativas, mueblería, artes gráficas, etc. Su influencia social fue muy notable. El período temporal del Modernismo es dilatado, abarcó tres décadas, la última década del siglo XIX y las dos primeras décadas del siglo XX. Hubo dos movimientos precursores del Modernismo: la Hermandad Prerrafaelista y el Arts and Crafts, ambos preludiaron lo que posteriormente sería el Modernismo, pues se anticiparon varios años a su inicio y fueron cimiento de sus principales ideales.

La Hermandad Prerrafaelista fue una asociación de pintores, escultores y poetas ingleses. Se constituyó en casa del pintor e ilustrador inglés John Everett Millais , en el año 1848. En sus ideales se entremezclaban la pureza en el arte y el idealismo; pensaban que toda la pintura posterior a Rafael (1483-1520) era falsa, apagada y mediocre. Atacaron duramente el mercantilismo que había entre algunos artistas de su tiempo y la aristocracia. Se caracterizaron por su perfeccionismo y por querer captar las formas y colores directamente de la propia naturaleza. Eso les llevaba a alejarse de Londres muy temprano buscando lugares tranquilos en el campo, donde inspirarse y pintar. Recordemos que tomar la naturaleza como modelo fue una de las principales características del Modernismo, fundamentalmente usando dos grandes archivos gráficos de donde extraían los modelos; el mundo vegetal y el animal. En esas escapadas, casi diarias, los Prerrafaelistas se alejaban de la urbe utilizando como medio de transporte las primeras líneas de ferrocarril que conectaban Londres con sus alrededores. Cargados con sus caballetes, cajas de pintura y pinceles; iban de la ciudad al campo. En esas estaciones ferroviarias se cruzaban con los obreros que realizaban el trayecto inverso, del campo a la ciudad, pues los obreros se dirigían desde los pequeños pueblos agrícolas a Londres, hacia los grandes centros fabriles, a trabajar en cadenas de producción industrial. La oposición de los Prerrafaelistas a aquel tipo de sociedad no fue exclusivamente estética, sino también ética y vital. Los Prerrafaelistas defendían uno de los primeros rasgos originarios del Modernismo, pero no les gustaba aquella sociedad “moderna” que daba sus primeros pasos. Los colores de sus cuadros no eran imaginados, sino tomados directamente de la naturaleza, por ello no pintaban, en recintos cerrados urbanos, sino al aire libre; impregnando sus lienzos de hiperrealismo.

El Arts and Crafts fue el segundo movimiento precursor del Modernismo y su máximo ideólogo fue William Morris (1834-1896); arquitecto, artesano, poeta, novelista, maestro textil, activista político. Morris propugnaba una férrea oposición a los trabajos repetitivos y en serie, realizados en una cadena de producción industrial. Defendía la ejecución manual de todos los objetos y trabajos; imitando a los artesanos de la Edad Media. Claramente fue otro movimiento que se opuso al proceso de industrialización y además afectaba al diseño y ejecución de los utensilios de uso cotidiano, a los objetos decorativos, al diseño de los edificios, a los adornos y remates que contenían los inmuebles, etc. Morris tenía también una fuerte sensibilidad social, así como un decidido compromiso con el patrimonio arquitectónico. El 22 de marzo de 1877 fundó la Society for the Protection of Ancient Buildings (Sociedad para la Protección de Edificios Antiguos) en el manifiesto constituyente realiza una encendida defensa del patrimonio arquitectónico. En el aspecto político y social Morris fundó, en 1883, la Federación Socialdemócrata y más tarde organizó la Liga Socialista. Tenía el firme propósito de democratizar el arte y que este llegará a todos los estratos sociales, no quería el arte para unos pocos, ni la educación o la libertad para unos pocos; según sus propias palabras.

Respecto a las contradicciones del Modernismo, en efecto, las hay. Si analizamos los deseos de los modernistas, al inicio de este movimiento, de democratizar el arte, de que los objetos diseñados manualmente llegaran a todos los estamentos sociales, de tomar a la naturaleza como modelo y fuente de inspiración, de rechazar toda fabricación en serie de objetos, de oponerse a una estandarización y uniformidad arquitectónica de los edificios. Tal vez la mejor manera de describir las contradicciones del Modernismo sea a través de una anécdota histórica que protagonizó el propio William Morris. Un día estaba en su taller construyendo un complejo mueble artesanal (él en la anécdota califica irónicamente el mueble de “sencillo”), llevaba ya varias semanas intentando concluir aquel diseño y construcción, estaba sudoroso, realizando aquel trabajo, pero llevado de su meticulosidad y perfeccionismo, no le veía el final. De repente llamaron a la puerta de su taller y al abrirla vio a un amigo diseñador y artesano que venía a visitarle. Su amigo al verle la cara sudorosa, su semblante de contradicción y la mesa de trabajo le dijo: «¿William, qué objetos tan bellos estás haciendo?» A lo que Morris contestó: «Estoy haciendo, con el sudor de mi frente, unos muebles muy sencillos, pero van a ser tan caros que sólo los capitalistas muy ricos podrán comprarlos». Morris había atacado a distintos sectores de la sociedad de su tiempo, especialmente a la burguesía, buscaba una democratización del arte y que este llegara a todos los estratos sociales; pero acabó vendiendo sus caros productos a la propia burguesía de Inglaterra.

No obstante, la perspectiva histórica y un análisis equilibrado, nos lleva a reconocer que el Modernismo influyó muy positivamente en toda la sociedad, también en un sector importante de la burguesía, en el sentido de que aquella burguesía no tenía las características de una burguesía tosca, inculta, caciquil, terrateniente e insolidaria; sino que provocó el desarrollo de una burguesía ilustrada y comprometida socialmente con su entorno social. Prueba de ello son los numerosos casos de mecenazgo que protagonizaron muchos burgueses, comprometiéndose con la educación de hijos de obreros que carecían de recursos económicos y destacaban en actividades artísticas, algunos de esos obreros trabajaban en sus fábricas. De eso tenemos ejemplos muy significativos y notables en Alcoy. Otro aspecto positivo que propició el Modernismo fue el desarrollo de los trabajos artesanales, aquellas inversiones en edificios modernistas, repercutieron en toda la pirámide social, dando trabajo a un amplísimo abanico de talleres artesanales y desarrollando el sentido estético en amplios sectores de la población. Aspectos sociales, sin duda, muy importantes. Deseo que las celebraciones modernistas, además de ser una recreación histórica, sean también una ocasión de valorar y profundizar en todos los aspectos mencionados, especialmente en: la defensa de nuestro patrimonio arquitectónico, la valoración de todos los trabajos artísticos y artesanales, la sensibilización por el arte y la cultura, el entendimiento inter-social. El estudio profundo de las décadas modernistas y de sus principios inspiradores nos conducen a ello.

JORGE DOMÉNECH ROMÁ. Exprofesor de la Universidad de Alicante y escritor

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