El pádel profesional llama a la puerta de Aida Martínez

La murera ha ganado ya tres torneos en este 2025 y actualmente ocupa el puesto 74 del ránking mundial con los tres meses más importantes de la temporada por delante

A la vez que conversa telefónicamente mete los bártulos en el maletero, arranca el coche y se disculpa después por utilizar el manos libres. En un rato debe dar clases en la escuela que tiene en Altamira. Dice estar molida. Apenas ha descansado tras llegar a casa a las 5 de la madrugada procedente de Lisboa. En la capital lusa alcanzó las semifinales de un FIP Plata. Se alegra porque representa alcanzar los 629 puntos y escalar un puesto en el ránking de la Federación Internacional de Pádel, donde aparece en el lugar 74, algo impensable hace apenas un año por estas mismas fechas.

Aunque lo que más le tortura, física y mentalmente, es lo que le espera de aquí a diciembre, que es cuando la International Padel Federation baja anualmente el telón de su temporada. La semana que viene tiene torneo en Rotterdam (Países Bajos), después viaje a Milán (Italia), Lyon (Francia) y la traca final: gira por México con última parada en Acapulco, que entre el 22 y el 30 de noviembre acoge el cuarto y último “grande” del año, tras Qatar, Roma y París.

“Prácticamente nos jugamos la temporada en estos tres meses”, explica. Quien así habla es Aida Martínez, que desde hace un par de años, pero de forma especial en este 2025, vive agarrada a una montaña rusa de emociones como profesional del pádel, pendiente permanentemente del ránking que ocupa en ese momento. “En una clasificación paralela al ránking oficial”, desvela la murera, “dice podría acabar el año en el puesto 68, lo que sería una auténtica pasada”, añade.

Aida Martínez, que ahora tiene 32 años, fue una prometedora raqueta del tenis. Como sub’18 llegó a estar entre las 400 mejores jugadoras del mundo, hasta que con 20 su luz se apagó de repente, tras una grave lesión de rodilla mientras entrenaba. Su decisión fue dejar el tenis y centrarse en los estudios. Actualmente es graduada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y Máster en Rendimiento Deportivo y Salud. Hasta que hace cuatro años, las casualidades de la vida le llevaron de retorno a una pista, pero de pádel, primero a nivel local, luego provincial y más tarde nacional.

Vio que se le daba bien y afloró su gen competitivo. El salto definitivo fue cuando empezó a disputar competiciones internacionales. “Llevo cuatro años en el pádel, pero el “boom” ha sido en este 2025”, reconoce. Su primer año profesional fue 2024. Esa temporada se marcó como objetivo acabar entre las 100 primeras del mundo. No solo lo consiguió, sino que acabó el año en el puesto 98, lo que terminó de animarle para echar el resto en este 2025.

Son ya tres las victorias que lleva Aida Martínez en este 2025. Dos fueron conseguidas en el extranjero, a principios de año en Francia y en julio pasado en Torchio (Italia). En junio, también un FIP Bronce, en este caso en Benidorm, en una de las pistas más espectaculares de la Comunitat Valenciana y con el skyline de la capital de la Costa Blanca de testigo.

Sin embargo, el torneo que ha marcado un antes y un después esta temporada fue el Alpine París Major, disputado la primera semana de este mes de septiembre, donde junto a la barcelonesa Ana Domínguez, su tercera pareja este año, firmaron un “grande” de ensueño, partiendo de la previa y plantándose en el cuadro final, en el que superaron a una pareja que estaba entre las 40 mejores del mundo y cayeron en segunda ronda contra una pareja francesa que estaba en el Top 30.

Hubo premio doble. Por un lado, el mayor botín de la temporada: 105 puntos. Y por el otro, jugar en la Philippe Chartier, la pista central de Roland Garros. “Fue algo increíble. No tengo palabras para describir ese día. Tantas veces viendo a Rafa Nadal y de repente me vi yo jugando en ella”, confiesa. El partido fue televisado en directo y se le observa en un descanso con la mirada perdida sin atender las palabras de su entrenador, Paco Miñano. “Mirabas hacia arriba y la vista se te perdía ante tanta grada”, recuerda.

Su mayor conclusión, además de la experiencia de jugar en un escenario único, fue constatar que está en el buen camino. “Era una barrera que me costada superar. En Qatar y Roma pasamos la previa pero caíamos en primera ronda y en París ya dimos ese paso al frente. Perdimos por un doble 6/4 y con la sensación de que hubiéramos podido llegar más lejos”.

Ese es ahora el reto de la murera, conseguir escalar hasta uno de los 50 primeros puestos del ránking internacional. “Creo que lo puedo conseguir y es el objetivo para el año que viene”, admite.

Lograrlo significaría no vivir bien, pero sí un poco mejor del pádel. “Solo las veinte primeras del mundo viven muy bien. A partir de ahí y hasta el puesto 40, lo hacen cómodamente. El resto, sobrevivimos como podemos. En mi caso, trato de dar clases para sacarme algún extra. Afortunadamente tengo a Tecnifibre-Lacoste, Kia Marcos Automoción y Pádel y Tenis Coronado, que son mis patrocinadores, y gracias a ellos puedo seguir como profesional del pádel”, destaca.

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