La confusa llave del contenedor de orgánica
Sería indigno, por mi parte, no comenzar este reencuentro –llevo cuatro meses sin publicar auelaes– agradeciendo, de corazón, las muestras de empatía que he recibido durante mi estancia de 66 días en el Resort Beach Verge of the Lliris. Gracias.
– Y mostrar también mi sincera felicitación a la concejala Aroa Mira, del PSOE, que ha ascendido al puesto de séptima teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Alcoy. Será quien si el alcalde y los seis tenientes de alcalde que están por delante de ella se ponen enfermos, dimiten que está de moda, se pasan al grupo mixto o se van todos de vacaciones al mismo tiempo, entonces Aroa ocupará la alcaldía de Alcoy. O sea que la ascienden a séptima reserva, sin haber explicado los motivos o argumentos, para qué, salvo que en la guerra interna del PSOE ha estado junto al alcalde y se le compensa con la tenencia de alcaldía que, eso sí, supone 250 euros más al mes de sueldo. Enhorabuena.
– Y aunque no sirva de mucho, mi solidaridad con los vecinos de la calle Calderón y a cuantos utilizan el tortuoso camino que conecta la calle Gil Albert con el río, como vía alternativa entre Zona Nord y el Centro, quienes ya vuelven a tener cortado el tráfico desde hace varias semanas y sin que se noten movimientos para solucionar el problema. La última vez que aquí hubo problemas, tardaron cuatro años, cuatro, en resolverlos. Es aconsejable que le pongan un cirio a Santa Rita.
– Confieso, sin remordimientos, que no me he inscrito para conseguir una llave que me dé acceso a los contenedores de basura orgánica, con lo cual pagaré 18’84 euros más en el recibo anual, como castigo penitente. Y no porque me sobren 18’84 euros, ni porque rechace el necesario reciclaje, sino porque me parece una monumental torpeza, confusa, la metodología municipal usada.
Hay bonificación por la orgánica, pero ¿por qué no la hay por el vidrio, el papel-cartón o los plásticos y envases? Me parece poco justo que se bonifique un reciclaje solamente porque no hay contenedores preparados para controlar el resto de los residuos que reciclamos desde hace ya más de 20 años. Por cierto que ahora se han cumplido 25 años de la llegada de los primeros contenedores a nuestras calles.
Hay 5.000 usuarios que se han inscrito para seleccionar la orgánica, con su correspondiente llave. Pero no existe ningún control para saber si realmente utilizan el sistema. Hay que confiar en el civismo.
Y luego está la dificultad de poder usar estos contenedores marrones. Solo hay 40 instalados cuando en Alcoy hay 120 islas de contenedores. En agosto se sacó a concurso la compra, por 144.000 euros, de 140 contenedores, que no funcionarán con llave sino con una tarjeta personal que identificará a quienes usan el servicio. O sea que han puesto al cobro los 19 euros antes de disponer de un sistema que garantice el uso del servicio. Olé.
Mi duda es si existe ya la infraestructura para el uso de las tarjetas, su control y análisis, y el coste que ello supondrá.
Quizá necesitaban el dinero para pagar las 39.000 cartas enviadas para notificar el aumento, utilizándose una empresa privada de repartos adjudicataria en un concurso que salió por 326.000 euros.
En total han sido, de momento, 5.000 usuarios los que se han sumado a este experimento que se implantó en 2020, hace ya cinco años. ¿Puede calificarse de éxito que de unos 30.000 usuarios se hayan sumado al reciclaje orgánico 5.000?
El año pasado se recogieron de los contenedores orgánicos, los marrones de la llave, un total de 46.460 kilos. Este volumen de basura reciclada supone para el Ayuntamiento un ahorro de 2.179 euros, ya que los residuos mezclados tienen un coste de tratamiento de 58’96 euros por tonelada, mientras que el tratamiento de orgánica solo nos cuestan 11’59 euros por tonelada.
Atormentada manera de acercarse a cubrir con la tasa el coste del servicio.
Todos estos números y circunstancias son los que han hecho que no me inscriba y considere muy confusa la nueva tasa con llave.
RAMÓN CLIMENT. Periodista en reposo