“El fútbol es mi mejor psicólogo”
Iratxe Llata, joven jugadora alcoyana del Intercity, reivindica la ilusión, el sacrificio y el apoyo familiar como pilares de su carrera
A los cuatro años ya corría detrás de un balón. Ahora, 15 años después, Iratxe Llata defiende la camiseta del Intercity, de Tercera Federación. Allí ha vivido dos ascensos, ha aprendido a reinventarse en varias posiciones y se ha confirmado como una persona que no entiende su vida sin el fútbol. Su historia es la de una joven generación que creció soñando con referentes que ahora ya existen, que peleó sin hacer ruido y abrió camino en un deporte que no siempre les tendió la mano.
Su idilio con el balón nació en Alcoy, aunque sus inicios no fueron sencillos. “Entonces no había ningún club femenino en la ciudad y tenía que ir a Cocentaina a entrenar”, recuerda. No podía ni tan solo estar federada. Simplemente disfrutaba jugando al fútbol. Le apasionaba. No miraba más allá.
A los seis años ya pudo jugar en su ciudad. Lo hizo en el Esides Caramanchel, donde estuvo hasta los 14. Formando parte de equipos mixtos, allí vivió, prácticamente sin darse cuenta, su primer gran hito en el mundo del fútbol. “Durante mi etapa de alevín me llamó la selección valenciana femenina”. El primer sueño se había cumplido sin ni siquiera haberlo soñado.
A los 14 años fichó por el equipo femenino del CD Alcoyano. Con la elástica blanquiazul disputó, en Primera Regional, dos temporadas que consolidaron su crecimiento y le aportaron visibilidad. A buen seguro eso contribuyó a poder subir el siguiente escalón. Y es que, a los 17 años, una nueva oportunidad llamó a su puerta a través, como ella misma comenta, de esos “contactos informales” que tantas veces mueven el mundo del fútbol: el Intercity apostó por ella.
En Sant Joan, con un año en La Nucía entre medias, forma parte de un equipo que compite en Tercera Federación y va a por más. “En el Intercity he vivido dos ascensos, y eso es lo mejor que te puede dar el fútbol”, asegura. “Se nota mucho el salto. Todo es más profesional. Aquí he aprendido que el fútbol puede ser mucho más que un entretenimiento”, afirma Iratxe Llata.
Y en todo ese camino, en todo su relato, se apuntala un hilo constante que emerge con fuerza: la familia. “Mis cuatro abuelos han sido clave, fundamentales”, remarca Iratxe, con emoción contenida. “Cuando era pequeña, mis padres trabajaban y eran mis abuelos quienes se ocupaban de todo lo relacionado con el fútbol y con muchas cosas más. Gran parte del mérito es suyo”, concluye.
Ese apoyo incondicional no solamente ha acompañado su desarrollo deportivo, sino también su crecimiento personal. De su familia ha aprendido valores que lleva consigo dentro y fuera del verde: sacrificio, constancia, humildad. Todo eso lo ha puesto en práctica desde muy joven. Debido al fútbol, tuvo que dejar Alcoy a los 17 años para marcharse a Sant Joan. “El fútbol me ha hecho madurar, crecer y llevar una vida muy distinta a la mayoría de personas de mi edad. Se hace duro decir que no a muchos planes, pero la recompensa merece la pena”, sentencia Iratxe Llata.
El tiempo y el camino parecen estar dándole la razón. Su nombre cada vez suena con más fuerza en la antesala de la élite. Su polivalencia es una de las cualidades mejor valoradas. Se formó como mediocentro de creación y la mayor parte de su carrera la ha desempeñado jugando de 8 o de 10. Pero, especialmente en las últimas temporadas, el fútbol la ha ido moldeando.
El año pasado su entrenador, ante la abundancia de centrocampistas, decidió probarla como central. “Me dijo que por mi carácter y por mi buena salida de balón” podía jugar ahí”. Y así lo hizo. Esta campaña, el nuevo inquilino en el banquillo del Intercity ha descubierto una nueva posición para ella, la de lateral izquierda. Sus características, según ella misma define, le sirven para todo ello: “soy tranquila, pero también luchadora y guerrera; o pasa el balón o pasa la jugadora, pero los dos no”, define Iratxe, como filosofía defensiva.
Sabe que esa versatilidad en el campo es un diamante en el fútbol moderno y que cada paso supone una oportunidad de crecimiento. “Mi objetivo es no ponerme límites. Por supuesto que quiero dar el salto a Segunda Federación, pero consolidarse en Tercera tampoco es fácil. Mi sueño, aunque sé que es difícil, es llegar a Primera y ser convocada con la selección española”, explica Iratxe Llata.
La jugadora alcoyana ha vivido desde dentro el mayor salto del fútbol femenino en España. La selección levantó el Mundial en 2023 y nada volvió a ser igual. “El cambio ha sido enorme. Es muy emocionante verlo y vivirlo”, afirma. Siempre recuerda con emoción una conversación con su abuela después ese título. “Me dijo que ella también había puesto su granito de arena para que eso pasase. Esa frase se me quedará grabada para siempre”. Pese al progreso, reconoce que todavía queda mucho trabajo por hacer en aspectos como la visibilidad, la igualdad y la profesionalización.
En el plano futbolístico, Iratxe tiene referentes claros. Siempre se ha fijado en Alexia Putellas. “Una excompañera coincidió con ella y ahí pensé que no estaba tan lejos”. Además, desde su reconversión hacia posiciones más defensivas, también mira a jugadoras como Irene Paredes o Mapi León. “Aprender de jugadoras así es un lujo”, concluye Iratxe.
El fútbol no ha sido solamente un proyecto deportivo, sino también un sostén vital. “El fútbol es mi mejor psicólogo, mi vía de escape. Si el fútbol iba bien, todo iba bien; y si no iba bien, entonces nada iba bien”, confiesa. Esa relación casi terapéutica le ha acompañado en su crecimiento emocional y en su transición a la vida adulta, compaginando, no sin esfuerzos, el deporte rey con su formación como Técnico Superior en Enseñanza y Animación Sociodeportiva. Entre entrenamientos, estudios y viajes, su tiempo libre es escaso. Pero lo dedica a lo que más quiere: familia, amigas, música. “Cada vez que voy a Alcoy intento aprovecharlo”.
Entre los estadios donde ha jugado, ninguno como El Collao. “Es el campo de mi ciudad. Jugar allí es especial”. También recuerda el COTIF de L’Alcúdia en Els Arcs como una experiencia inolvidable por el ambiente que se respiraba. Y hay un campo que sueña con pisar: San Mamés. “Mis abuelos son del Athletic y me encantaría que me vieran jugar allí”.
El fútbol es, ha sido y será la vida de Iratxe Llata. Por eso, lanza un mensaje esperanzador hacia las niñas que hoy empiezan el camino por el que ella ya ha transitado. “Que no se pongan ellas mismas el techo, que lo rompan. Con esfuerzo, constancia, disciplina y trabajo, todo llega”. No lo dice cualquiera. Lo dice alguien que ha cargado una mochila llena de sueños desde los cuatro años y que, paso a paso, los está convirtiendo en realidad.