“No fui yo en muchas de las decisiones que se tomaron”
Juli habla de las seis semanas que fue entrenador del Alcoyano
“No fui yo en muchas de las decisiones que se tomaron”. Son palabras de Juli, el que fuera entrandor del Alcoyano. Su perspectiva profesional ha cambiado mucho desde la última Nochebuena cuando se anunció que Vicente Mir iba a ser el tercer entrenador en cuatro meses de un Alcoyano que no terminaba de enderezar el rumbo tras el cese de Vicente Parras. Lo que se dibujó como la oportunidad de su vida, terminó siendo un dardo envenenado que dinamitó por completo las ilusiones de Juli de consolidarse como entrenador del club de sus amores. Fueron seis semanas de máxima presión en las que pasó de ser ídolo a estar en el ojo del huracán.
– ¿Que recuerdos te quedan un año después de aquellos seis partidos como técnico del Alcoyano?
–Fue una experiencia muy rápida e intensa. Cuando firmo por el Alcoyano fue como miembro del cuerpo técnico de Vicente Parras. Tenía asumido que cuando él se fuera, me iba a ir con él y ese día terminó llegando. Estábamos en La Nucía, el equipo venía de perder contra el Villarreal B y entró en el vestuario para decirnos que le habían cesado. Pensábamos que estaba de broma, es más yo soy el que le digo que si estaba hablando en serio y nos comenta que se lo terminaban de comunicar. Mi reacción fue recogerlo todo y cuando estaba de vuelta a punto de llegar a Benidorm, es Josele González quien me llama y me dice que regresara, que habían pensado que fuéramos el cuerpo técnico sin Vicente Parras quien se hiciera cargo del equipo y fuéramos nosotros quienes tiráramos hacia adelante, que no iban a llamar a nadie y que Josele nos iba a echar una mano. Era una responsabilidad, pero el Alcoyano lo ha sido todo para mí y en ese momento entendí que era una buena oportunidad profesional. No salió bien, principalmente por los resultados, que no llegaron. Hubo un encuentro que lo pudo cambiar todo, que fue el del debut en casa contra el Sevilla At. Hicimos un partido muy completo después de venir de una dinámica muy negativa de resultados. Tuvimos ocasiones, largueros y en la última jugada, una genialidad del delantero del filial sevillista, nos costó el empate y desde entonces nos tocó remar a contracorriente.
– Sin duda era la oportunidad de tu vida, pero no salió bien
– Así es, como jugador había vivido de todo, muchas cosas buenas y otras no tanto, pero me hacía especial ilusión ese debut como entrenador y que fuera además en el Alcoyano. En todo este tiempo he tratado de quedarme con lo bueno, he intentado ser positivo y sé que desde el principio hubo muchas dudas, pero vuelvo a decir lo mismo que entonces, puesto que nunca sabes si estás verdaderamente preparado o no hasta que te pones a ello. Es como cuando eres padre, nunca lo has sido e intentas hacerlo lo mejor posible cada día que pasa. Veinte o veinticinco años después sigues aprendiendo. Igual le ocurrirá a los Guardiola, Luis Enrique o Mourinho, que están en permanente aprendizaje a pesar de estar en la cumbre del fútbol. Todos se reciclan porque por detrás llega gente cada vez más y mejor preparada.
– Imagino que le habrás dado mil vueltas a todo aquello. ¿En tú opinión qué es lo que falló para que no saliera bien tu paso por el banquillo del Alcoyano?
– En primer lugar, los resultados. Si hubieran acompañado evidentemente ahora estaríamos hablando de diferente manera. No fueron bien y entendí que el club tomara la decisión de buscar otro entrenador. Lo acepté como alcoyanista que soy y que siempre quiere lo mejor para mi equipo.
– ¿Solo fue una cuestión deportiva o hubieron otros condicionantes que pudieron influir?
– Un año después, es fácil hablar, pero me quedó la sensación de no haber sido yo mismo en muchas decisiones que se tomaron. Durante la semana sí que era yo, no había ningún tipo de condicionante en mi trabajo, había detrás un trabajo en equipo con Julián Lerma y el preparador físico, pero luego el fin de semana por desgracia no era yo. Si hay algo que achacar a esos seis partidos que estuve como entrenador es no haber sido yo en cinco semanas, porque en una sí que fui yo. La lección que me deja esta experiencia es aprender de los errores cometidos para que no vuelvan a suceder.
– ¿Es verdad que desde la propiedad se intentaba influir a la hora de realizar las alineaciones?
– No voy a decir que no, es la realidad.
– ¿Piensas que se fue injusto contigo, sobre todo en muchos comentarios que se vertieron sobre ti a nivel público?
– Puedo entenderlo o no, opinar algo innato en la persona. El aficionado es resultadista y quiere ver a su equipo ganar por encima de cualquier circunstancia. Fue un momento muy complicado, en el que una persona de Alcoy tomó la responsabilidad de coger las riendas del equipo después de toda la polémica que hubo la temporada anterior cuando se especuló que la propiedad quería llevarse al club a otro lado. Tampoco ayudó una rueda de prensa en la que se malinterpretaron mis palabras. En ningún momento me metí con la afición, ni entonces ni nunca lo haré porque es el mayor patrimonio que tiene el Alcoyano, como se está demostrando semana a semana. Quise transmitir que había un cierto aura de pesimismo que no ayudaba al equipo, solo eso. Hubo un titular, pero en ningún momento me refiero a la afición como culpable de la situación del equipo. Me cayeron muchos palos, pero ya pasó y asumo lo que sucedió. Tampoco le di demasiada importancia, yo entonces estaba muy metido en lo mío, en intentar sacar al equipo adelante. Siempre digo que la mejor profesión es la de futbolista, te limitas a hacer lo que te dicen, pero el entrenador se lleva a casa todos los problemas. De lunes a jueves no era persona, siempre había algo que hacer y no me relajaba hasta que daba la charla del rival. Me supo mal que no salieran las cosas, en primer lugar por los jugadores, porque había un grupo humano espectacular. Tuve el máximo apoyo de ellos, siempre lo diré. Y después me dolió todo lo que pasó. Me quedó la impresión que todo el tiempo que dedicaba no se vio reflejado en resultados. Para mí fue muy importante disponer de esta oportunidad para dar continuidad a la carrera profesional que había tenido como futbolista. No salieron las cosas y evité darle más vueltas al asunto.
– No fue el único palo que te llevaste, puesto que luego vino la decisión de Vicente Mir que decidió prescindir de ti como segundo. ¿Qué es lo que sucedió?
– Cuando en Navidad me dijeron que iba a venir Vicente Mir, no puse ningún problema, quiero a este club y entendí que era lo mejor en aquel momento. Hablé con él y nueve semanas después, me llama y me dice que no tenía feeling conmigo. No sé lo que le pasó por la cabeza, desconozco si fue una decisión suya o de alguien de dentro del club. Entonces me pidieron que me quedara, que me dedicara a ver rivales y jugadores para la temporada que siguiente. Les dije que si era la manera de ayudar al club, que fenomenal. Estuve viendo dos partidos en directo cada fin de semana hasta el final de temporada. Todos los informes se los quedaron ellos. Fueron pasando las semanas, terminó la liga y ni siquiera una palabra de agradecimiento. Nada de nada. A día de hoy, el club todavía me adeuda cuatro meses.
– ¿Lo tuyo con el Alcoyano es una especie de relación de amor y odio, puesto que también te tocó vivir un trago amargo cuando la anterior propiedad decidió prescindir de ti con un año más de contrato como jugador?
– Es el club que más quiero, que más cosas me ha dado, pero también el que más daño me ha hecho a nivel personal.
– ¿Encuentras alguna respuesta a todo lo que sucedió la temporada pasada y que derivó en el descenso de categoría?
– Fue un cúmulo de circunstancias, en la que la bola se fue haciendo más y más grande, hasta que aquello fue imposible de parar.
– Y ahora, ¿qué es de Juli? ¿Con 44 años has vuelto a vestirte de corto y estás jugando en el Muro?
– No era mi intención, cuando terminó la pasada temporada quise alejarme del fútbol y ni siquiera veía si había un partido por la tele. Tomé distancia, pero todo cambió cuando el novio de mi hija fichó por el Muro. Me llamó el presidente, que es muy amigo mío y me tentó, pero le dije que no, que quería desconectar del todo. Me insistió y le prometí que un día bajaría a entrenar. Llegó ese entrenamiento y la sensación que tuve es que nunca había dejado de jugar. Tenía la espina de haber colgado las botas estando disfrutando en el Ontinyent. Lo tuve que hacer porque me dije que al Alcoyano no se le puede decir que no. Fue cuando pensé que estaba en un momento de la vida en el que no tenía ataduras y quise darme una segunda oportunidad de disfrutar de aquello donde he sido feliz toda mi vida. Estoy más tranquilo que nunca.
– ¿Guardas rencor a alguien o a algo?
– Cero. Quien me conozca sabe que no soy rencoroso. Los más allegados me dicen que tengo que aprender de lo vivido la pasada temporada, pero soy así, alguien me pide ayuda y ahí estoy, no me lo pienso dos veces. Igual sí que tendría que guardar algo de rencor, hay gente que se lo merece, pero no es mi forma de ser y quien me conoce lo sabe.
– ¿El proyecto de ser entrenador lo sigues teniendo muy vivo o por el contrario lo has aparcado definitivamente?
– De momento sí, pero sí que es algo que tengo pendiente, entre otras cosas porque he trabajado mucho para ser algún día entrenador. En su momento, sacarme el carnet fue un sacrificio muy grande, no solo en el aspecto económico, sino de muchas horas de dedicación. Fueron tres años, dos en Almería, cuando jugaba en El Ejido, y el último, como jugador del Córdoba. Es algo que no quiero dejarlo de lado. Sí que es verdad que ahora mismo estoy bien, en mis cosas, dedicando más tiempo a la familia, pero sé que en cualquier momento lo puedo retomar, porque el fútbol forma parte de mi vida y pienso que estoy capacitado para dar ese paso, aunque las circunstancias no se dieron a pesar de lo mucho que peleé para ello. He tenido la oportunidad de irme fuera, incluso no hace mucho y a un proyecto importante, pero los hijos son mayores, están instalados aquí y no es igual que cuando eran pequeños. Ahora todo se complica, pero tengo el apoyo de la familia de que si en algún momento hay que salir, no habrá ningún problema para volar e ir otra vez a la aventura.
– ¿La puerta del Alcoyano está abierta, entreabierta o cerrada definitivamente?
– Por mi forma de ser, las puertas intento dejarlas abiertas, nunca cerradas, sí que es verdad que nadie del club se ha puesto en contacto conmigo, absolutamente nadie, cuando sí que lo hicieron con gente que estuvo el año pasado. Es como si hayan querido borrarme del mapa. Nadie se ha preocupado de saber de mi, de lo que hacía, si me pagaban o no me pagaban, pero así y todo no guardo rencor a nadie y por supuesto que la puerta del Alcoyano sigue muy abierta para si alguna vez tengo que regresar.