Aitex, Rodes y Alcoy Sur
La Asociación de Investigación de la Industria Textil, conocida por su acrónimo Aitex, acaba de soplar las velas de su 40 aniversario. Se dice pronto. Probablemente, los empresarios y políticos que la promovieron en 1985 (obvio nombres por no olvidar a nadie) nunca llegaron a pensar hasta dónde iba a llegar esa alianza.
Aitex ejerce ahora como uno de los principales centros de referencia en la investigación, la innovación, la certificación y el testado de productos textiles en España. Y a ello se añade su presencia en el exterior con diez oficinas internacionales y clientes en 50 países.
De ahí que no esté de más aprovechar la efeméride para reconocer el esfuerzo de sus precursores y responsables actuales, como sucedió en la gala organizada el pasado 21 de octubre en el Teatro Calderón. Sobre todo por lo que supone como ejemplo de evolución y resiliencia.
Sí, Aitex ya no es solo lo que fue. Además de ampliar su gama de servicios, con el paso del tiempo ha abierto su radio de acción a otro sector pujante más allá del textil (expuesto a la dura competencia china) como el de la cosmética y los cuidados relacionados con la belleza y la salud, que se ha consolidado en la senda del crecimiento entre la industria local.
Nuevos tiempos, nuevos retos. Una adaptación similar a la que sufrió el propio edificio de la Plaza de Emilio Sala que acogió a Aitex en su nacimiento, que pasó de albergar a la extinta Papeleras Reunidas, a convertirse en un edificio centrado en el desarrollo textil.
Ese es, en cierto modo, el mismo tránsito que comienza a tener primeros resultados en otro inmueble histórico: el de la fundición Rodes, reconvertido en parque tecnológico sobre robótica, IA, big data y animación digital.
Rodes está llamado a ejercer como otra punta de lanza en la diversificación del tejido productivo autóctono en ámbitos no demasiado exigentes en cuanto a consumo de territorio, dado que no requieren de grandes instalaciones físicas para ejercer su actividad. Al menos, no en sus primeros pasos.
El problema puede llegar a medio plazo, cuando las empresas de esos nuevos campos económicos puedan crecer y necesiten de espacio para poder hacerlo, en una ciudad sin suelo industrial disponible. La solución que se lleva buscando desde hace casi dos décadas parece tener nombre con el proyecto de ‘Alcoy Sur’: un millón de metros cuadrados junto al trazado de la A-7 en dirección a Ibi.
La propuesta, apoyada por la Cámara de Comercio y el Ayuntamiento, ya ha iniciado su tramitación administrativa ante la Conselleria de Medio Ambiente. Y el examen no será fácil, a la vista del desenlace precedente de la ATE de Alcoinnova, con la que ‘Alcoy Sur’ comparte complicaciones. Básicamente, la posible afección al acuífero del Molinar.
La película de miedo que puede proyectarse en cuanto concluya ese análisis (y ya llevamos unas cuantas, como la pérdida de los exámenes de la PAU, o de los del carnet de conducir) es la de su hipotético rechazo. ¿Qué alternativa quedará entonces? Feliz Halloween. O bon dia de tots sants, que se dice por aquí.
RAÜL NAVARRO. Periodista