Al cole con cinco años

Fue el año en que iba a cumplir los cinco cuando se inició mi etapa escolar. Antes no pisé ninguna guardería y eso de las escuelas infantiles aún no se había inventado. Mi día a día hasta entonces transcurrió entre juegos y visitas al mercado con mi abuela y mi tía, donde hablaba con los vendedores e incluso ‘Mariu’, de Boronat, me preparaba pequeñas salchichas y morcillas para que jugara con ellas, sabedora de que quería vender en el mercado y que en casa montaba auténticos puestos, pasando horas y horas detrás del familiar de turno, al que no dejaba de preguntar: “Què volia?”. Aprendí a jugar a cartas y a hacer agualimón, y pedía que me leyeran, una y otra vez, una serie de cuentos que llegué a memorizar. De ‘Las castañuelas mágicas’ aún recuerdo fragmentos.

Mis padres decidieron que empezar la escolarización en Párvulos era lo idóneo, así que hasta ese momento disfruté de los más mayores de la familia, pero también de aquellos primos que venían a jugar a mi casa, bajo el cuidado de mi abuela y de la tía en común. Recuerdo esos años como de felicidad absoluta. Tanto mi madre como mi padre trabajaban fuera de casa y cuando terminaban su jornada laboral disfrutábamos todos juntos, paseando, jugando con unos pequeñísimos coches de metal que vendían en El Globo y peinando a muñecas.

Mi madre siempre me ha contado que un buen día me despertó y me dijo que me vistiera porque tenía que ir al colegio. Eso hice, me puse el uniforme de las Esclavas, aún en la calle Goya, y allí que fui. Tras finalizar octavo dejé el uniforme, pero no de estudiar, y fue con 22 años cuando terminé la licenciatura de Periodismo.

Los métodos han cambiado y también las necesidades, respeto cualquier decisión de los padres y defiendo suficientes recursos públicos para atender la demanda. Pero cuando leo que el 62% de los menores de tres años no están escolarizados en España y que hay investigaciones que demuestran que una escolarización temprana mejora el rendimiento académico y te servirá para tener una vida sana y estable, repaso mi etapa académica y mi vida actual, y les doy las infinitas gracias a mis padres por todo eso que decidieron para mí.

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