Alcoy cierra un 2025 de grandes obras y viejas polémicas

Alcoy cierra un 2025 de grandes obras y viejas polémicas. Un año de inflexión. No tanto por grandes anuncios, sino por la materialización —por fin— de proyectos largamente postergados y por la necesidad de gestionar sus consecuencias políticas, sociales y económicas. La finalización de las obras de la Rosaleda, el inicio de la modernización integral del tren Alcoy-Xàtiva y la esperada rehabilitación del IES Andreu Sempere han concentrado buena parte de la atención ciudadana, en un contexto marcado también por el debate sobre la peatonalización del centro, la llegada de fondos europeos y un escenario político fragmentado.
La Rosaleda simboliza como pocos espacios las contradicciones urbanísticas de la ciudad. Tras casi veinte años de litigios, el Ayuntamiento ha recepcionado en noviembre las obras que restituyen la legalidad urbanística vulnerada en 2006. La plaza vuelve a ser una zona verde y recupera la escultura de Sant Jordi, restaurada y reubicada junto a la Alameda. El gobierno municipal, encabezado por Toni Francés, da así por cerrado uno de los episodios más controvertidos de la democracia local. Sin embargo, el cierre es incompleto: el aparcamiento subterráneo permanece clausurado pese a contar con licencia desde septiembre. La negativa de la UTE concesionaria a reabrirlo y su intención de rescindir el contrato mantienen abierto un nuevo frente, con la posibilidad de un rescate que amenaza con prolongar el conflicto.
Otro hito histórico se produjo en marzo, cuando la línea ferroviaria Alcoy-Xàtiva cerró para iniciar unas obras de renovación integral que durarán al menos dos años. Con una inversión estatal de 160 millones de euros, los trabajos abarcan los 64 kilómetros del trazado e incluyen vías, túneles, estaciones y sistemas de comunicación. Para una infraestructura que durante décadas fue símbolo de abandono, el inicio de las obras supone una reivindicación largamente esperada. La plataforma Salvem el Tren celebra el paso, aunque con cautela, y vigila tanto los plazos como la calidad del transporte alternativo por carretera, especialmente en materia de accesibilidad. La modernización, eso sí, llega sin electrificación, una ausencia que mantiene vivo el debate sobre el futuro del ferrocarril en las comarcas centrales.
En el ámbito educativo, 2025 ha sido también el año en que arrancaron las obras de reforma del IES Andreu Sempere, dentro del Pla Edificant. Tras años de retrasos y contratiempos, la rehabilitación del centro avanza con el objetivo de que el próximo curso se inicie ya en las nuevas instalaciones. El Ayuntamiento ha presionado a la UTE para acelerar los trabajos, consciente de la inquietud de familias y alumnado, mientras Guanyar ha criticado la falta de claridad sobre los plazos y ha advertido de la necesidad de cumplir los compromisos adquiridos.
El debate urbano ha tenido otro de sus ejes en la peatonalización del centro histórico. Septiembre marcó un punto clave con la resolución de alegaciones a la nueva ordenanza, reformulada tras la anulación judicial de la anterior. El gobierno insiste en que solo se aprobará si existe consenso político y social, mientras avanza en paralelo en la delimitación de la Zona de Bajas Emisiones, obligatoria por ley. Las actuaciones en calles como Joan Cantó y el diseño de la ZBE evidencian una estrategia gradual, marcada por la prudencia tras el revés del Tribunal Superior de Justicia.
En el plano económico y de gestión, Alcoy ha logrado desbloquear proyectos pendientes gracias a una nueva inyección de fondos europeos. El Plan de Actuación Integrado ‘Alcoi Connecta’, dotado con 10,7 millones de euros —6,4 procedentes de la UE— permitirá culminar actuaciones como la rehabilitación del Centre Cultural Mario Silvestre, la regeneración de la ladera de la Beniata, vivienda pública en alquiler o el primer tramo del Via Parc. A ello se suma la inauguración del Centro de Excelencia y Oficina del Dato en Rodes, que refuerza la apuesta municipal por la innovación y la economía del dato.
De forma paralela, 2025 ha sido también el año en que Alcoy ha empezado a despedirse de la etapa provisional del legado de Camilo Sesto para encarar la apertura de su museo definitivo. El cierre en diciembre de la sede del club de fans, tras casi ocho años y más de 5.300 visitantes de 23 países, simboliza ese tránsito. Mientras tanto, el edificio de El Camí 44 entra en la recta final de su musealización, adjudicada a la empresa alcoyana Visual Producciones. El proyecto aspira a convertir el antiguo asilo en un polo cultural estable, con una propuesta expositiva inmersiva que combine proyección internacional y arraigo local, reforzando la marca cultural de la ciudad y su atractivo turístico.
El año ha estado marcado también por decisiones estructurales en servicios públicos. La aprobación del nuevo contrato de basura y limpieza, con un 57% más de coste y 26 trabajadores adicionales, abre la puerta a estudiar la municipalización de la limpieza viaria a partir de 2027. En paralelo, la gestión directa de la limpieza de edificios públicos por parte de la empresa municipal promete un ahorro de 360.000 euros.
Todo ello se ha producido en un contexto político complejo. El presupuesto de 2025 salió adelante con la abstención de Guanyar y el rechazo de PP y Vox, evidenciando una aritmética ajustada y negociaciones al límite. En el ámbito partidista, el PSPV-PSOE local vivió unas primarias muy reñidas que dieron la secretaría general a Lorena Zamorano, mientras el nombramiento de Fernando Pastor como síndic del PP en Les Corts reforzó la proyección autonómica de la ciudad.
Con 61.613 habitantes, Alcoy cierra el año rozando su máximo poblacional de las últimas tres décadas. Un dato que acompaña a un 2025 intenso, en el que la ciudad ha empezado a cerrar viejas heridas mientras abre debates decisivos sobre su modelo de futuro.