Anacronismos en las fiestas de San Jorge de Alcoy
Es bien sabido que las fiestas de Alcoy en honor a San Jorge Mártir, las cuales conmemoran hechos históricos ocurridos en 1276, contienen diversos anacronismos. En algún momento de nuestra historia local, Alcoy vivió una época dorada en la que se respetaba de manera más rigurosa la autenticidad histórica, surgiendo incluso algunas filaes con indumentarias más acordes con la época que se pretende recordar.
No obstante, debo señalar que algunos de estos elementos, aunque tradicionales, no siempre se ajustan a la realidad histórica. A lo largo de este escrito, me gustaría expresar una reflexión personal, sin ánimo de generar polémica. Me parece incoherente que se representen escenas en las cuales nuestro Santo Patrón, San Jorge, ataque a los mahometanos con saetas. Aunque es comprensible que este tipo de imágenes se hayan popularizado, debemos recordar que San Jorge, como figura cristiana, no mató a nadie. De hecho, no hay evidencia histórica que sugiera que el Santo de Capadocia haya matado a musulmanes o sarracenos. Es más probable que, San Jorge haya amedrentado o ahuyentado a sus adversarios, pero nunca los mató, ya que su martirio fue consecuencia de su fe en Cristo, y como tal, le era imposible quebrantar el quinto mandamiento.
En mi humilde opinión, la representación de la aparición de San Jorge debería centrarse como un símbolo de la lucha espiritual, sin necesidad de recurrir a escenas de violencia física. Una imagen alegórica, como la que algunos cronistas e historiadores han descrito, en la que el Santo cabalga sobre las almenas entre las nubes, sería suficiente para ilustrar su papel protector.
Si esta propuesta resulta demasiado rupturista con las costumbres de la fiesta, al menos deberíamos ser más claros y pedagógicos al transmitir el mensaje. El acto de lanzar saetas debería interpretarse simbólicamente, representando la lucha contra el mal en general, y no contra un enemigo específico. Como devoto de San Jorge, estoy convencido de que el Santo jamás desearía ser recordado por la violencia, sino como el protector de nuestro pueblo, tal como se expresa en su himno: “…de nuestro Pueblo fiel protector”.
En cuanto a los anacronismos que se han consolidado con el paso de los años, estos pueden justificarse en parte por su arraigo y tradición. Sin embargo, los anacronismos recientes, que no están arraigados en la historia de nuestra fiesta, deberían ser corregidos. Tome nota el asesor histórico de la Asociación de San Jorge. Por ejemplo, al referirse a los caballeros de la corte del capitán moro como “emires”, se incurre en un error histórico. En 1276, la única soberanía musulmana en la Península Ibérica correspondía al Emirato de Granada, cuyo emir era Muhammad II, Muhammad Mir al-Muzlemín (1273-1302). En ese tiempo, la Maswara o consejo del gobierno del emir, se componía de diez y seis visires, tres de ellos eran del linaje de los Abencerrajes (Banu Sarray). El título de emir, no era aplicable a todos los líderes musulmanes, por lo tanto su uso masivo en las fiestas no es adecuado.
Al-Azraq, en su refugio granadino –que duró diez y ocho años–, por su dignidad de visir, formó parte de la Maswara del emir nazarí Muhammad I y, posteriormente de su hijo Muhammad II. Al regresar a sus tierras de origen, Abú Abd Allah Muhammad Ibn Hudail, tenía aproximadamente sesenta años, fue el último de la famosa familia de los Ben Hud. Vino desde Granada con doscientos cincuenta jinetes: granadinos, abencerrajes y benimerines, Alabés, Muley Zulema y Reduan entre otros.
Es posible que algunos sugieran que, en lugar de llamar al líder musulmán “capitán moro”, sería más apropiado denominarlo “emir Al-Azraq”, quien fue una figura relevante en la historia de la época. De igual manera, el “capitán cristiano” podría ser reconocido como el rey Jaime I el Conquistador. De este modo, mantendremos una mayor fidelidad histórica en la representación de los hechos.
Los alcoyanos, como pueblo, sentimos un profundo respeto por nuestras raíces y un amor incondicional por nuestro pasado. Aceptamos con gusto las desviaciones históricas que han sido acumulándose a lo largo de casi 750 años de tradición. No obstante, sería beneficioso que, en la actualidad, nos esforzáramos por evitar la inclusión de nuevos anacronismos que puedan distorsionar la verdadera esencia de nuestra historia. ¡Visca Sant Jordi!