Casco histórico olvidado

Caminar por el centro de Alcoy hoy revela la doble cara de nuestra ciudad, de la plaza España hacia afuera parece que todo se maquilla. Sin embargo, conviven espacios y edificios emblemáticos que brillan, frente a zonas donde la desatención ya roza la dejadez. Vivimos en una urbe con historia, pero también con olvidos.

Lo preocupante es que esta dejadez no es anecdótica. En las calles peatonales, vecinos han denunciado hundimientos y daños en el pavimento. Y sí también han ocurrido numerosos accidentes donde los derrumbamientos de fincas en mal estado han provocado daños que reflejan la situación en la que se encuentra el centro de la ciudad. Los bolardos mal colocados dificultan el paso y estrechan aceras, mientras que los vados peatonales presentan pendientes peligrosas y carecen de pavimento táctil, imprescindible para personas con movilidad reducida o deficiencia visual.

La casi inminente peatonalización del centro, que aspira a eliminar horarios para residentes, garajes y personas con movilidad reducida, es una oportunidad para reivindicar una ciudad más amable. Si se consolida en las calles Sant Llorenç, País Valencià o Casablanca, no basta con limitar el tráfico; hay que cuidar el espacio peatonal con dignidad: aceras amplias, pavimentos seguros y accesibles, iluminación adecuada y mobiliario urbano pensado para el descanso.

El Ayuntamiento avanza con un proceso participativo que busca un consenso, consciente de que sin la voz de comerciantes, vecinos y colectivos sociales no habrá proyecto sólido ni duradero. Aunque fácil no será, pues se trata de un proceso que lleva años estancado y no parece arrojar mucha luz hacia nuevos resultados. Esa transparencia es laudable, pero debe ir acompañada de urgencia y compromiso concreto, no podemos esperar años a que se arreglen desperfectos que comprometen la seguridad y la calidad de vida diaria.

El centro histórico sigue siendo un obstáculo para muchos. Los itinerarios marcados sin eliminación de obstáculos –bolardos, rebajes mal diseñados o aceras estrechas– evidencian que queda mucho por hacer. Además, teniendo en cuenta que el centro acoge la gran mayoría de eventos que se celebran en la ciudad debería ser un objetivo proceder con una subsanación correcta a estos problemas pertinentes.

La imagen de nuestra ciudad se juega en su casco antiguo. Calles limpias, amplias y seguras atraen comercio, turismo y generan vida; zonas deterioradas provocan desconfianza y decaimiento. Asimismo, la excusa de “preservar el tráfico” no se sostendrá cuando se incluya en la peatonalización la entrada libre a residentes y personas con movilidad reducida, así como límites claros a entrega de mercancías.

Alcoy tiene derecho a ser una ciudad moderna, sostenible y cohesionada. Pero para ello ha de cuidar su centro con pequeños gestos que suman: eliminar obstáculos, ampliar aceras, instalar más bancos, arreglar pavimentos y garantizar el paso seguro de todos. Se trata de restaurar no solo calles, sino dignidad urbana.

El reto no es técnico: es de voluntad. Si queremos una ciudad viva, accesible y humana, debemos plantar cara a la desatención y priorizar el espacio público. El centro de Alcoy no se merece perder protagonismo. Merece miradas, inversiones y respeto.

JORDI PASCUAL. Periodista

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