Desde Cotes Baixes, reyes de la nutrición deportiva de alto rendimiento

Jesús Sánchez, CEO del 226ers, habla de la gestación de esta empresa alcoyana

Desde Cotes Baixes, reyes de la nutrición deportiva de alto rendimiento
Jesús Sánchez creador de 226ers, líder de la nutrición deportiva.

Iba para arquitecto, de hecho se licenció por la Universidad de Sevilla y llegó a tener su propio despacho, pero la crisis inmobiliaria de 2008 le llevó a replantearse su futuro laboral. Fue cuando Jesús Sánchez hizo caso a su corazón y forjó su propio sueño al más puro estilo Bill Gates, que en el garaje de su casa, con escasos medios, creó el gigante informático Microsoft. No es el caso de este ilicitano, casado con una alcoyana e hijos alcoyanos, que desde aquí, casi de la nada, haciendo caso a su instinto y teniendo en cuenta su propia experiencia como triatleta que comenzaba a destacar en la década de los 90, en plena expansión de este deporte de resistencia, ha creado otro gigante, el de la nutrición deportiva de alto rendimiento, exportando sus productos energéticos y de recuperación a un total de 40 países de todo el mundo, siendo el número uno en España y con un volumen de venta que se sitúa en 13 millones de euros y con una previsión para 2025 de crecer por encima del 30%. Todo desde el polígono de Cotes Baixes y con un volumen cercano al medio centenar de trabajadores. Deportistas como Fernando Alonso o Jorge Martín, por citar los más conocidos, están asociados a la marca 226ers, en honor al total de kilómetros de un triatlón de larga distancia, pero en su nómina aparecen varios de los mejores especialistas del mundo del triatlón, ciclismo, MTB y del ultratrail.

– La empresa está cerca de cumplir quince años. En concreto será el próximo 27 de julio, pero los orígenes se remontan a tu etapa como estudiante universitario de arquitectura en Sevilla. ¿Es así?
– Así es. Empiezo en el triatlón en los 90. De pequeño hacía de todo, incluso winsurf, llegué a ser campeón autonómico. Un amigo de Elche me comenta que se acaba de inscribir en un triatlón en Águilas. Aquello me llamó mucho la atención y me picó el gusanillo de probar porque se me daban bastante bien los tres deportes. Hasta el punto, que en mi debut como triatleta en la distancia sprint, terminó quinto en Sevilla. Aquello me animó para seguir e ir aumentando las distancias. Hasta que en 1999 se me ocurre hacer el iroman de Ibiza, que además era Campeonato de España de la distancia. Creo recordar que fuimos 150, no había mucha gente todavía. Recuerdo que me pasé todo el año preparando aquella prueba, hasta el punto de descuidar los estudios. No aprobé ninguna asignatura aquel curso. Era todo entrenar y entrenar. En el maratón del segmento de correr, tuve que abandonar por problemas digestivos. Me extrañó aquello, porque pensaba que llegaba bien preparado, pero es cierto que la alimentación entonces era una incógnita. Se comía poquísimo con respecto ahora. Un par de plátanos, dátiles y alguna barrita de muesli. Fue como tirar un año a la basura, no aprobé nada y encima me tuve que abandonar. Un auténtico desastre. Tomé la decisión de dejar el triatlón y centrarme en los estudios. Sin embargo, años después decido volver, ya con Pilar, la que es hoy mi mujer. Ella ni corría, ni hacía absolutamente nada, y yo empiezo con la intención de hacer larga distancia. Tenía la espinita de lograr buenos resultados en la distancia olímpica, no así en la larga, que se me atragantaba. A partir de las siete horas sufría problemas digestivos. Vómitos, diarreas y es cuando me planteo indagar. Descubro una serie de ingredientes que me van bien y otros no tanto. Así es como voy formulando lo que tenía que tomar. Logró tener resultados muy buenos en 2007, 2008 y 2009. Aprovecho que un antiguo compañero de triatlón me habla que tenía la oportunidad de promocionar una línea de productos para una marca y me comenta si me interesa meterme. Le digo que sí y empiezo a comprar ingredientes suelos y hago las mezclas. Había una marca en España pero orientada a la musculación y recuperación para deportes de fuerza, aunque ninguna orientada al deporte de resistencia. El problema era que cuando llevabas mucho tiempo y estabas deshidratado por calor, todo sentaba mal. Las marcas solo se centraban en los gimnasios, donde tanto la temperatura como la humedad y el tiempo de los ejercicios estaban controlados. Había que eliminar los azúcares, el gluten, la lactosa… Busqué algo que tolerara el cuerpo tras seis, siete u ocho horas de esfuerzo intenso y que no te dejaba seco. Ese producto ya estaba hecho, lo desarrollaron unos suecos, se llamaba vitargo, estaba ahí, pero la gente no lo empleaba para la larga distancia.

– ¿Entonces acabas dando con la fórmula maestra?
– En larga distancia, la mayoría de abandonos, incluso hoy en día, son debidos a problemas digestivos, por deshidratación y falta de alimentación. No es una cuestión de que la gente esté preparada o no, que lo está. Nosotros pusimos el foco ahí. Empezamos con tres referencias: un isotónico, un recuperador y un energético. Primero, en algunas tiendas que me echaron una mano al principio, después en otras que me fueron apoyando viendo que aquel producto se vendía.

– ¿Fueron unos inicios casi de película?
– Empecé en un local debajo de mi casa que al principio lo utilizaba como estudio de arquitectura, que tuve que dejar por la crisis inmobiliaria de 2008. Me quedé sin trabajo, veía que aquello ya para largo y me vi en una edad complicada. Empecé con esto junto a otras dos iniciativas de negocio más, pero esta era la que más cómodo me sentía. Comenzamos a hacer publicidad en medios, con poco coste, enviando productos para hacer test en revistas especializadas, en portales de internet que por entonces empezaban a surgir y realizando mucho trabajo en redes sociales. Tuve la suerte de coincidir con un par de personas que me ayudaron mucho, como fueron Nando Coderch y Javi Montava, en todo lo relacionado con redes sociales y eventos. Había dejado el despacho de arquitectura y nos fuimos a la incubadora de empresas de la Cámara de Comercio. La empresa cogió un vuelo tal, que a los tres años nos tuvimos que ir a un local en la calle Cid en 2015. Empezamos a subir mucho en internet, cuando aquello era algo desconocido. Hicimos una comunidad muy grande rápidamente. Empezamos a mejorar productos, especializándonos en sales y geles, apoyados por un equipo comercial muy bueno. Cada vez más eventos, más deportistas y más productos, hasta que los 400 metros de la calle Cid se quedaron pequeños y tuvimos que mudarnos hace dos años y medio a Cotes Baixes.

– ¿Y llega el despegue definitivo?
– Empezamos a pensar en la exportación internacional y acudimos a una distribuidora, pero aquello no funcionó. El crecimiento se detiene entre 2017 y 2020. Con el confinamiento, volvemos a trabajar solos y es a partir de ahí cuando damos un salto bastante grande. La gente se equivoca cuando piensan que nuestros productos valen 2 o 3 euros y lo ven como algo secundario, pero si llegamos a vender 4 millones de geles, es un cierto volumen. Si sabes que la gente que practica de forma regular utiliza este tipo de productos, tienes un tránsito por tu tienda, pero algunos no llegaron a entenderlo y nos dieron la espalda. Cuánta gente pasa a ver zapatillas y no compra porque al año igual renueva una vez, pero cuánta gente pasa, no compra una zapatilla pero se lleva una barrita. Después del covid se dispara el consumo de este tipo de productos. No sé si pillamos el punto dulce de concienciación y asoció la salud con practicar deporte. Ahí dimos un salto muy grande, la verdad.

– ¿El siguiente paso, la internacionalización de la empresa?
– Había una labor detrás porque desde 2014 empezamos a ir a ferias fuera, pero no acababan de hacerse bien las cosas y es a partir de 2020, cuando llega el despegue y ahora tenemos productos en 40 países. En algunos muy bien, como Costa Rica o Colombia, otros como Grecia o Polonia, también, pero nos cuesta más en Alemania y Reino Unido. En Francia hemos mejorado mucho. El éxito en Latinoamérica se debe a que en 2013 y 2014 todos estábamos con muchas ganas. También Nando Coderch hizo una gran labor en redes sociales en aquellos países, levantándose a las 4 de la madrugada para conectar con México, por ejemplo. De repente tenías 5.000 seguidores más. Nada pagado y todo haciendo una gran labor en redes sociales.

– ¿Se puede cuantificar el volumen de la empresa en millones de euros?
– Está todo publicado, en 2024 llegamos a 13 millones de euros. La idea para 2025 es superar esa cifra. Estamos creciendo a ritmos de 20% e incluso del 30% anual. Está muy bien, genera alegría, pero supone un estrés permanente porque parece que vayas con el pedal del acelerador a fondo todo el tiempo. Puede venir curvas, pero quien frena, con lo que tienes que pasar la curva acelerando.

>>Puede leer la entrevista completa en El Nostre del 11 de julio.

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