Días de hermandad, fiesta y tradición en el Campus

La Politècnica de Alcoy ha vivido esta semana sus fiestas, con la celebración de la Gala de la Calabaza y las tradicionales paellas

Las fiestas del Campus de Alcoy de la Universitat Politècnica de València (UPV) se han celebrado esta semana pasada con la participación de alumnas y profesores. El Ágora acogió el miércoles por la tarde la tradicional Gala de la Calabaza, en la cual los estudiantes entregan a los profesores y personal sus populares premios. Hay que señalar que las fiestas del Campus están organizadas por la Delegación de Alumnnos.

La gala estuvo amenizada por la Escuela de Música Crescendo. La pregonera de esta edición fue la subdirectora Formación Permanente, Títulos Propios y Formación en línea, Lucía Agud, quién dedicó también algunos ‘premios’ a los estudiantes. Durante la gala intervinieron el director del Campus de Alcoy de la UPV, Pau Bernabeu y el delegado de estudiantes, Samuel Gil. El acto fue conducido por los estudiantes Ángela García i Ángel Lleixa.

Ya el jueves, en torno a 500 alumnos tomaron parte en las tradicionales paellas, celebradas de nuevo en la Glorieta, aumentando la participación respecto al año anterior, cuando todavía habían restricciones por la Covid. Las paellas son un punto de encuentro entre alumnos y profesores “para tratar que se relajan en los días previos al inicio de los exámenes y desearlos la máxima suerte posible”, señalaba el director del Campus, quien añadía que el acto ha resultado “como todos los años, un éxito de participación y de buena conducta, felicitar la Delegación de Alumnos por el trabajo que hace para mantener esta fiesta, que se remonta en la época de la Escuela Industrial”.

Los profesores también participan, “haciendo una paella, Emilia, una persona del personal de administración que se ha jubilado, pero continúa elaborando ella la paella”. Además, se organiza un concurso, “algunas son comestibles y otras no, pero al menos está la ilusión para participar de esta fiesta en el coro de Alcoy”, destacaba Bernabeu.

Por su parte, el delegado de alumnos explicaba que este año se había limitado el acceso al recinto con pulsera, repartiéndolas los días previos, para controlar la entrada al máximo. “Esto de las pulseras ha salido muy bien, creo que evita muchos problemas”, remarcaba. Y respecto a la fiesta de las paellas, hacía hincapié en que ofrecen un “ambiente súper acogedor donde la gente se encuentra a gusto, nadie se tiene que preocupar por nada y todo el mundo se lo pasa en grande”.

Después por la tarde, se quemó la calabaza en la plaza Ferrándiz y Carbonell, es “ese acto que identifica en la escuela desde sus orígenes, incluso se remonta a mitad de 1900”, comentaba el director del Campus. Durante la semana estuvieron diseñando y fabricando una calabaza gigante, que se quema como símbolo de “nueva vida para los estudiantes en este curso que ya está a punto de acabar”, concluía el responsable universitario.

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