El duro peaje de ser piloto de rallyes

La falta de presupuesto no impiden a Nicolás Cabanes brillar en la Copa Clio donde fue tercero en el prestigioso Rallye Princesa Sofía

Las federaciones, incluso las propias marcas, destinan cada año cantidades ingentes en la detección de nuevos talentos. Sin embargo, en los deportes de motor no siempre el éxito está asociado al factor humano, a las habilidades de un piloto delante de un volante, sino que intervienen otras cuestiones, vinculadas muchas veces al presupuesto y la respuesta económica para disponer de las mejores piezas.

En esa tesitura, en la de saber que no todos parten con las mismas condiciones, que los costes de una temporada no son iguales para todos los pilotos de la parrilla, lleva metido desde hace un tiempo Nicolás Cabanes, de manera especial este año.

El mediano de la saga Cabanes, hace varios años que se embarcó en la aventura de ser piloto de rallyes, tratando de seguir los pasos de su padre, Vicente, que en la década de los ochenta llegó a ser subcampeón de España, hasta que su bolsillo –y el familiar– dijo basta.

Entonces decidió ver los toros desde la barrera. Actualmente es el alma y organizador del Rally La Nucía, que se disputa del 3 al 5 de noviembre próximo, única prueba puntuable en la Comunidad Valenciana para el Supercampeonato de España. También transmitió la pasión por los rallyes a sus tres hijos. Vicente, el mayor, llegó a competir a nivel nacional. Ahora están Nicolás y Gonzalo, el pequeño, que disputa el regional.

Nicolás, que compagina los rallyes con su reciente ingreso en el mercado laboral, empezó como muchos jóvenes en las Copas monomarca, el principal vivero de captación de talento a nivel estatal. Su destino fue la Copa Suzuki, la más popular de cuantas se organizan en nuestro país, también la que permite amortizar ciertos gastos porque tiene una amplia cartera de premios en metálico por carrera.

Su techo en esta Copa fue ganar el Rally La Nucía y llevarse el título de campeón de España N3 y Clase 4 en 2022. Lo que tuvo que ser un motivo de satisfacción, de orgullo tras muchos sacrificios. se convirtió en todo un dolor de cabeza porque los apoyos seguían sin llegar y había llegado el momento de plantearse nuevos retos, de huir de la zona de confort en la que corría peligro de instalarse en caso de seguir en la Copa Suzuki.
Hasta pocas semanas antes de comenzar la nueva temporada en abril pasado estuvo deshojando la margarita. La decisión estaba tomada, era el salto a la Copa Clio Trophy Spain, la más prestigiosa de todas las copas formativas, la que reúne mayor talento y más número de pilotos inscritos, pero también la más cara y la que en cuantía menos premios en metálico distribuye.

Después de muchas noches sin dormir, de remover cielo y tierra en busca de patrocinadores, Nicolás Cabanes decidió tirarse al ruedo con todas las consecuencias, principalmente económicas. “Aquí todo es el doble. Si el coste en la Copa Suzuki por carrera era de 3.000 euros, en la Clio Trophy Spain se dispara hasta los 6.000 euros como mínimo. Encima con los premios no llegamos a cubrir ni los gastos”, desvela el piloto alcoyano.

Con ese peaje, el económico, Nicolás Cabanes se presentó el pasado 31 de marzo en el Rallye Sierra Morena, que abría la temporada de rallyes en nuestro país. El alcoyano hizo segundo desafiando a los grandes presupuestos de la Clio Trophy Spain. El golpe de realidad vino en la siguiente prueba, el Rallye de Cantabria (Cidade de Narón), donde todos los astros se le volvieron en contra, además en el primer tramo, con un doble pinchazo que le obligó al abandono.

Un contratiempo que dejaba con la espada de Damocles sobre su cabeza de cara al tercer rallye puntuable, celebrado el pasado fin de semana: el Rallye Princesa de Asturias, uno de los rallyes históricos del calendario nacional. Nicolás Cabanes respondió de manera fría y calculadora, con el talento que se le presupone y que muchas veces queda eclipsado por presupuestos que están fuera de su alcance.

Acabó tercero, posición que pudo mejorar, puesto que durante la primera parte del rallyes fue segundo, pero no pudo contener el mayor ritmo de su rival, otro piloto valenciano. Un podio que sabe “a gloria” como el propio Nicolás Cabanes reconoce. “Se está corriendo mucho. Es una locura. Hemos tenido que subir el nivel del año pasado y a veces no es suficiente”, añade el alcoyano.

El salto cualitativo que se ha dado este año en todas las copas monomarca es un comentario generalizado. En el caso de la Clio Trophy Spain incluso se ha internacionalizado con la llegada de dos pilotos latinoamericanos (el mexicano Alejandro Mauro y el argentino Gonzalo Weiss).

Nicolás Cabanes marcha cuarto de la general provisional a falta de dos pruebas (Rías Baixas, del 29 de septiembre al 1 de octubre, y la carrera de casa, el Rallye La Nucía, del 3 al 5 de noviembre). “Con acabar en el podio me conformaría, ese es el objetivo. Sería muy buen resultado para nosotros. El año que viene ya veremos, pero igual tenemos que parar. Es imposible aguantar este ritmo económico”, admitió.

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