El fútbol de mi casa es particular

El sonido del bombo que se aprecia nada más girar la esquina de la rotonda del Collao hacia la entrada de Gol B, la música que acompaña el calentamiento previo de los jugadores antes de cada encuentro, el olor de pipas y césped mojado cuando te sientas y el grito unánime y alentador que acompaña al speaker cuando canta la alineación de nuestro equipo. Si ahora mismo me preguntan qué es el fútbol, diría esto, porque es lo que he vivido cada quince días durante los últimos meses. He vivido un fútbol bonito y que, aunque nos ha hecho sufrir con esos tres puntos que se perdían en los últimos minutos de partido ante el Murcia y algunas bajas importantes, es el fútbol que a mí me gusta. En gran parte porque es el equipo de mi ciudad, mi Depor, el que nos dio la alegría de ganar a uno de los grandes en Copa del Rey cuando el Coronavirus había destrozado a la ciudad, y el que ahora celebra su permanencia una temporada más en Primera Federación; un equipo humilde pero profesional que sabe lo que quiere y lucha por ello. Aunque también prefiero quedarme en casa al ver el panorama que hay fuera de ella. El domingo anterior, en el encuentro entre el Valencia y el Real Madrid, no perdieron los merengues, perdió el fútbol. Porque cada vez que el protagonista de la jornada es el racismo o cualquier otro tipo de odio, el fútbol se aleja de lo que verdaderamente es. Digo esto y aclaro también que tan mal está la provocación y el ansia desmesurada de victoria como el enfado vestido de racismo hacia uno o varios jugadores. Las versiones que se ofrecen, dependiendo de lo que escuches, leas o veas, son tan variadas como la procedencia de los jugadores que podemos seguir en el fútbol profesional. Pero, a pesar de ello, hay una cosa que está por encima de esta confrontación tan variopinta de opiniones: el racismo nunca está ni estará convocado. No es justificación ante ningún acto que ocurra en el terreno de juego, porque para eso ya existen otros tipos de sanción. Mientras se resuelve el asunto, que espero que así sea, yo sigo apostando por el fútbol que tenemos aquí, el que huele a pipas y césped mojado, donde con esfuerzo, equipo y afición consiguen cosas grandes dando pasos pequeños, este año, la permanencia.

Advertisements

Send this to a friend