El medallista de los años impares
Gaizka Porras logra el podio que le faltaba tras la plata de 2023 y el oro en 2021 en su debut como sénior
Dicen que si naces en un año con un número impar, los años con número impar son mucho más afortunados. En el caso de Gaizka Porras, 24 años y nacido en 2001, se cumple a rajatabla.
El alcoyano tiene especial predilección en lucirse en años impares. O al menos el destino o como se quiera llamar le tiene deparado días muy especiales.
La estadística, los números fríos, así lo corroboran. En 2021, el año de su estreno en la categoría absoluta después de despuntar como júnior, daba la campanada y contra todo pronóstico, se llevaba el título de España.
Al año siguiente, 2022, en el que debía ratificar que ser campeón de España –el segundo que lograba un judoka alcoyano tras el título de Carol Prats en 2012, diez años antes–, no había sido flor de un día.
“Me pudo la responsabilidad”, reconoce Gaizka Porras. Llegó diciembre de 2023 y el alcoyano, el chico de barrio criado en Batoi, volvía a subir al podio, ahora no para colgarse del cuello una medalla de oro, sino un bronce. Aquel tercer puesto significó un punto de inflexión en su carrera.
Decidió dejar la categoría de -60kg y subir de peso para ver cómo le iba en -66kg. La experiencia no pudo ser más desalentadora. 2024, pese a sus esfuerzos, terminó en blanco. Su decepción fue mayúscula. No fue por un problema de su judo, sino físico. Su mayor cualidad, su principal sustento, le había abandonado. “Pequé de sobreentrenamiento. Hice mucha fuerza para ganar peso y me faltó potencia muscular”, admite.
Vuelta a empezar y regreso a -60kg, la categoría que le había dado un nombre dentro del judo español. “Cuando decidí dar el salto a un peso superior me encontré con la dificultad de tenerme que enfrentar a rivales con cuatro kilos de más. Mi cuerpo terminó diciendo basta con 70 kg. Hice todo lo que pude, pero ese era mi límite”, recuerda.
Desde entonces su carrera deportiva ha sido una lucha constante contra la báscula. Antes para subir de peso y ahora para bajar. Actualmente está en 65 kg, cinco menos que hace un año.
Se había marcado en rojo el Campeonato de España celebrado recientemente en Pinto (Madrid). Una parte muy importante de su futuro pasaba por lo que pudiera conseguir allí.
No podía permitirse otro año en blanco, hubiera sido peligroso. “Ahora estoy más tranquilo, la verdad. Pudo ir mejor, pero me supo bien esta medalla de bronce”, desvela.
Y eso que por un momento lo vio todo perdido. A las primeras de cambio, quedó apeado de la lucha por el título. Perdió el primer combate y tuvo que ir a la repesca. El navarro Gorka Gracia, campeón del mundo en agosto pasado en Singapur de Sambo Playa en 58 kg, le dio un gran disgusto.
“No tuve buenas sensaciones en ningún momento del combate. Me fui de la pelea y en judo, cualquier descuido, por mínimo que sea, te castiga y a mi me supuso la eliminación a las primeras de cambio. Sé que tengo que mejorar en el aspecto mental, trabajo con psicólogos, pero hay momento que me voy y es mi condena”, reconoce Gaizka Porras.
Afortunadamente logró rehacerse. Por delante, tres combates. El primero ante el gallego Carlos Antón. Después le esperaba el madrileño Álvaro Madrid y, por último, el valenciano Rodrigo Rosado, compañero de entrenamiento en Valencia, donde lleva desde 2019, becado por la Federación Española de judo.
“Fui de menos a más. Poco a poco me fui encontrando más seguro y mejor. Acabé muy contento el Nacional. La lástima fue el primer combate, entré con dudas al tatami y eso es lo peor en judo. La cabeza me jugó una mala pasada”, se sincera.
Precisamente esas dudas, pero pensando en su futuro, le llevaron a replantearse hace unos meses si valía la pena seguir en Valencia. “Llegué a pensar en un cambio de rumbo en mi vida. Estuve barajando varias alternativas, pero he decidido quedarme. Creo que es lo mejor para mi futuro en estos momentos”, confirma el alcoyano.
Ahora en Navidades parará y tratará de cargar pilas, para en febrero empezar con muchas ganas el circuito europeo. A ese nivel, Gaizka Porras tiene algún que otro resultado interesante, partiendo de la base que fue en año impar.
En el verano de 2021, en la Copa de Europa júnior, terminó segundo. Lugar en el que también acabó, ya como sénior, en el Abierto Europeo de Tallín, y fue séptimo en el Open Europeo de Madrid, ambas competiciones disputadas en 2023.