El nuevo renacer del Alcoi Rugby Club

Nacho Haros lidera el proceso de reconstrucción con la cantera y el arraigo social como bases del proyecto

El rugby vuelve a intentarlo en Alcoy. Sin ruido, sin grandes anuncios y todavía con más voluntad que certezas, aunque dando pasos firmes, el Alcoi Rugby Club ha iniciado un nuevo proceso de reconstrucción de la mano de Nacho Haros, que asume a la vez la presidencia y la dirección deportiva de un proyecto que nace prácticamente desde cero. Lo hace, de momento, con apenas una quincena de jugadores y recursos limitados, pero con una idea muy clara: crecer despacio y de forma sostenida, crear base y la voluntad de consolidar el rugby en un espacio dentro del tejido deportivo y social de Alcoy.

“Es un proyecto difícil”, admite Nacho Haros, consciente de que levantar un club de un deporte minoritario en la ciudad exige mucho más que entrenar. “Además del entrenador, ahora soy también el presidente”, explica. Su nueva realidad implica “muchas decisiones, otro ritmo de trabajo, buscar ideas, apoyos y proyectos para que esto evolucione”.

Aun así, a pesar de las dificultades, la respuesta inicial ha sido mejor de la esperada. El club ha encontrado buena predisposición y apoyos en cuanto a patrocinadores se refiere, además de la colaboración desinteresada de amigos y aficionados. Recientemente, de hecho, el club organizó un entrenamiento conjunto que reunió a cerca de 80 personas, una cifra significativa para un deporte con poca tradición reciente en la ciudad.
Hablar de este renacer implica echar la vista atrás hacia los otros intentos que se han producido en el pasado para tratar de consolidar este deporte en la zona. El rugby alcoyano había quedado prácticamente apagado, sin actividad regular ni estructura.

Este nuevo impulso bebe de experiencias anteriores y de referentes cercanos. Nacho Haros explica que el proyecto se inspira en el trabajo que en su día lideró Rubén Crespo, adaptándolo a un nuevo contexto y sumando ideas importadas de otros lugares. “En Argentina, por ejemplo, los clubes de deportes minoritarios se hermanan para crear sinergias y funcionar casi como clubes sociales. Ese modelo nos parece interesante”.

El punto de partida ha sido humilde. Cuando el club dejó de competir, un pequeño grupo decidió seguir entrenando sin más pretensión que no dejar morir el rugby en Alcoy. “Nos quedamos entrenando en la pista de fútbol sala que hay debajo de Cervantes y poco a poco se fue sumando gente. Ahora somos unos quince”, relata Haros. Desde ahí se ha comenzado a dar forma a un proyecto más ambicioso, con la mirada puesta en el medio y largo plazo.

Uno de los grandes retos es cultural. Nacho Haros considera que el problema del rugby no es solo deportivo, sino de visibilidad y arraigo. Por eso la hoja de ruta del club pasa por las escuelas y la cantera. “Queremos ampliar la base, dar a conocer el rugby en los colegios y transmitir su valor social”. La intención es que cada entrenamiento sea una carta de presentación de lo que representa este deporte: respeto, esfuerzo, compañerismo y comunidad.

Estos valores son los que diferencian al rugby de otras disciplinas. “El respeto al rival, al equipo, a uno mismo y al árbitro —al que se trata de usted— es fundamental. Y también el esfuerzo colectivo. Aquí nadie juega solo”. Esa filosofía es la que se quiere trasladar a los más jóvenes y a las familias que puedan acercarse con dudas. “El rugby ofrece un desarrollo personal muy fuerte y crea una conciencia de grupo que marca”.

En lo deportivo, el Alcoi Rugby Club aún no compite de manera regular como entidad propia. Para no perder contacto con la competición, se han establecido acuerdos con clubes hermanados, especialmente en Alicante, que permiten a los jugadores sumar minutos y experiencia. Es una solución provisional mientras se construye una estructura estable que permita, en el plazo de un año, contar con un equipo sénior completo y comenzar a desarrollar categorías inferiores. “No tenemos prisa”, subraya Nacho Haros. “La idea es crecer poco a poco y disfrutar del proceso”.

El contexto de la ciudad, a pesar de experiencias pasadas, juega a favor. Haros está convencido de que Alcoy tiene potencial para el rugby. “Tiene el mismo potencial que otras ciudades donde el rugby es fuerte, como La Vila. En el momento en que cuaje, puede ser imparable. Es muy gratificante ver crecer algo que estaba apagado”.

Para sostener el avance será clave reforzar la relación institucional y consolidar apoyos que permitan dar estabilidad al club. El objetivo final va más allá de ganar partidos. Nacho Haros sueña con un club integrado en la ciudad, con presencia en los colegios, con cantera y con una identidad propia. Un Alcoi Rugby Club que no solo compita, sino que forme personas y genere comunidad. Ese es el verdadero renacer que se persigue.

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