“Es un contrasentido que primen criterios políticos y económicos por encima de la salud”

Entrevista a Paco Pascual, médico y coordinador de la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) de Alcoy

“Es un contrasentido que primen criterios políticos y económicos por encima de la salud”
El doctor Paco Pascual trata en su consulta el tabaquismo asociado al consumo de otras sustancias. | ALDEMAR

El médico Paco Pascual, además de coordinar la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) de Alcoy, preside el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo. Hablamos con él sobre esta problemática con motivo del Día Mundial sin Tabaco.

En sus declaraciones públicas ha sido muy claro: España tiene el tabaco más barato de Europa. Desde el Comité Nacional exigen una subida del 10%, a la vez que reclaman que todos los espacios compartidos sean libres de humo.

– Como médico de conductas adictivas, ¿qué perfil de fumador es el que más atienden en la comarca? ¿Ha cambiado en los últimos años?
– No sé si hay un perfil de persona fumadora, porque como el consumo de tabaco es tan frecuente y se empieza a edades tan tempranas… Lo que sí solemos ver más en consulta son personas de unos cuarenta años, no hay más hombres que mujeres o al revés, en general. Pero si son más jóvenes, el perfil mayoritario son mujeres. Además, el género femenino ha ido sumándose con más frecuencia a esta adicción en los últimos años.

– ¿Por qué es tan importante una subida de precios desde el punto de vista sanitario?
– Pues porque una subida de un 10% en el precio del tabaco, redunda en una bajada del 4% de fumadores, hay muchos estudios que lo avalan, por eso sabemos que sería una de las medidas más impactantes y efectivas para conseguir el objetivo de la OMS, que es no tener una cantidad superior a un 5% de fumadores, y estamos alrededor del 20%”.

– ¿Cómo ha evolucionado esta cifra?
– Ha ido bajando, sobre todo desde que en el 2005 se aprueba la primera ley, aquella que nos impedía fumar en los restaurantes, u otras medidas como las máquinas en los bares donde para poder comprar tabaco te la tenían que accionar con un mando. Todo esto hizo que la proporción de fumadores fuera descendiendo, pero hemos notado que, con el paso de los años, el descenso se ha ido ralentizando. Por otro lado, han ido surgiendo nuevas modas, como los vapers, que lo que hacen es ir en contra de nuestro objetivo sanitario.

– ¿Se han convertido los vapers y los cigarrillos electrónicos, en una puerta de entrada al tabaquismo tradicional entre los jóvenes?
– Así es. Los vapeadores tienen mucho atractivo: tienen color, tienen sabor, aroma, tienen hasta diseños infantiles, lo que hace que la gente joven pueda familiarizarse con ellos, incluso desde niños. Y sí, es una puerta de entrada al tabaco tradicional y, si no, al consumo dual: hay gente que vapea pero sigue con los cigarros convencionales.

– La edad de inicio en el consumo se sitúa en los 14 años. ¿Qué se puede hacer para frenar esto?
– Creo que a nivel local, lo que se está haciendo relacionado con campañas preventivas, yendo a escuelas y sensibilizando a las familias, está muy bien, pero seguimos necesitando una legislación que controle todo. La clave sería que hubiese una ley homogénea en todo el territorio español y las comunidades autónomas, más que los ayuntamientos, deberían dar el primer paso. Y que no salgan declaraciones, a veces muy contradictorias, lanzando mensajes de prevención por un lado, y por el otro, queriendo ganarse al sector hostelero. Tras el Covid perdimos una gran oportunidad prohibiendo fumar en las terrazas y después, llega el gobierno de turno, el del Partido Popular, y se carga todo lo que se había hecho para proteger la salud, a cambio de contentar a la hostelería, cuando también está demostrado, con estudios, que la hostelería gana más si no se fuma. Es un contrasentido que primen los criterios políticos y económicos por encima de la salud. Populismo puro y duro en base a la mal llamada libertad.

– ¿Cree que en Alcoy todavía hay margen para ampliar las zonas libres de tabaco?
– Claro que sí, se pueden redactar ordenanzas municipales al respecto, igual que se han hecho las playas sin humo, hospitales u otros espacios sin humo. A nivel municipal, si hubiera consenso, se podría decidir que no se pudiera fumar en instalaciones deportivas, en el polideportivo o El Collao, no solo tabaco, cánabis también, que yo lo he presenciado. Incluso en las paradas de autobús. Claro que hay margen, igual que se ha hecho con el consumo de alcohol en la vía pública, con el tabaquismo también hay margen de maniobra en el ámbito local.

– ¿Cómo valora las políticas de prevención que se están llevando a cabo en la Comunitat?
– Pues las valoro mal, la verdad, porque están aplicándose programas sin una evidencia científica y que no tienen impacto real en la reducción del problema, el hecho de hacer una campaña y de poner dos carteles un día al año, no tiene respuesta. No queremos campañas de prevención, lo que queremos son programas contrastados que se empiecen a aplicar a edades tempranas y que vayan hasta la universidad.

– A menudo se argumenta que subir impuestos al tabaco puede afectar a las arcas públicas. ¿Qué responde a esto como médico?
– Sabemos que se mueren ocho millones de personas al año por tabaco, de ellos, un millón y medio aproximadamente, son fumadores pasivos. El cáncer y las enfermedades cardiocirculatorias son las más frecuentes. Actuando frente al tabaquismo, previenes esas enfermedades y reduces la mortalidad. Hay un mantra por ahí que, efectivamente, reza que el control puede afectar a las arcas públicas. Y sí, se recaudan 9.000 millones de euros al año, pero es que el gasto en sanidad es tres veces mayor: 27.000 millones. Por tanto, sí que interesa no vender tabaco, porque ahorraríamos en gasto sanitario, esa disyuntiva existe.

– ¿Cuáles serían, en su opinión, las medidas más urgentes que deberían aplicarse para avanzar hacia una generación libre de humo?
– La primera y más urgente, para mí, sería el control de la venta de vapeadores y cigarrillos electrónicos, que deben estar alejados de los menores, y luego, incrementar el precio e implantar el empaquetado neutro, para restar atractivo al producto. Además, es fundamental que se refuerce la atención primaria, sería mucho más ágil que una persona que quiere dejar de fumar, sin otras adicciones detrás, fuese a su médico de cabecera y desde allí poder atenderle. Descongestionaría las unidades de conductas adictivas y, al mismo tiempo, contribuiría a normalizar el tratamiento del tabaquismo.

– Por último, ¿estamos avanzando hacia un Alcoy más saludable, o aún queda mucho camino?
– Pienso que, en general, cada vez hay más concienciación de los daños que ocasiona el tabaco y que cada vez también hay más gente que se decide a dejar de fumar. Pero creo que las personas adultas debemos dar ejemplo y cuidar la imagen que proyectamos. Me sabe mal meterme en ciertos temas que en Alcoy son tabú, pero ¿hace falta hacer una escuadra de negros fumándose un puro? Intentamos inculcar hábitos saludables y esto no puede entrar en contradicción con la imagen que damos.

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