Gaianes da la bienvenida al verano con el Benicafest
El festival ha contado con una gran asistencia y bandas de la zona

Tenemos una cultura riquísima y una cantidad inabarcable de carteles monótonos en nuestro territorio. En las grandes ciudades se repiten ciclos de conciertos y festivales que siempre invitan a las mismas bandas y personas. Los nombres se repiten una y otra vez, y las localizaciones marginan a quienes viven en los pueblos y no tienen posibilidades de transporte. Por eso, iniciativas como la del Benicafest, organizada por el Ayuntamiento de Gaianes con la colaboración de la cooperativa Gola Seca, son tan necesarias para nuestro desarrollo cultural, social e identitario. Una propuesta que desde hace tiempo se persigue desde la corporación municipal y que busca “dinamizar el pueblo” y “dar a conocer grupitos de la comarca y comarcas limítrofes”, como asegura Jordi, vecino del pueblo y parte de la organización.
La pista deportiva de Gaianes luce de maravilla. En la zona de la barra se concentra buena parte del público, pero también hay niños y niñas jugando al ritmo de la música y gente que no se despega de la valla que la separa del escenario. Sobre el escenario están Desustancia, una banda alcoiana con esencia gaianera que llena el pueblo de un ritmo acelerado y mucha desvergüenza, y el público lo da todo a sus pies. Antes actuaron A Cormull, un grupo de música familiar para todos los públicos, y después subirán las jóvenes promesas del pop-rock valenciano Hey Zuri, el folk electrónico de los transgresores Faixa —también con representación gaianera— y el ska punk de Arre-A.K.
En una esquina de la pista deportiva de Gaianes hay también dos mesas: en una, un grupo de señoras disfruta de la música. Porque tenemos la idea errónea de que nuestros mayores no conocen la diversión como lo hacemos nosotros, y ellas estaban allí para demostrar lo contrario. La mesa de al lado ofrecía tapas y bocadillos a precios populares, filosofía que también se aplicaba a la barra del recinto.
La filosofía del Benicafest es clara: apostar por una cultura popular que dinamice los pueblos y les dé vida sin conflictos y de forma responsable. A pesar de la ilusión y la voluntad, Jordi Mallach, teniente de alcalde del pueblo, asegura que la principal dificultad para organizar cosas así es económica. De hecho, lo han organizado todo con 3.000 euros. Pero es fácil sentir la alegría con la que se ha hecho y la satisfacción de ver que se ha cumplido un objetivo. Por eso, la ayuda de la cooperativa Gola Seca ha sido esencial en el proceso de nacimiento del Benicafest. Mallach, además, deja la puerta abierta a nuevas ediciones y asegura que las bases de lo que están celebrando están muy claras: poner en valor los pueblos y su oferta cultural y “apoyar a la música en valenciano”, ahora que pasa por horas bajas.
Los cuatro miembros de Desustancia también agradecen el trabajo del festival. Además de haber sido recibidos con los brazos abiertos, organizar eventos que apuestan por estilos disidentes y por personas que hacen música por puro disfrute y sin intención de profesionalizarse —una práctica tan respetable como la de quien decide dedicarse a ello— da la oportunidad a bandas desconocidas de hacer lo que siempre han querido hacer: tocar. Al final, se trata de creer en las canciones desde la raíz, desde lo que son y para lo que vinieron: para divertirnos y hacernos sentir.