Hermanos de altura

La infancia de ambos fue bastante diferente a la de muchos niños de su edad. Casi al mismo tiempo aprendieron a caminar con empuñar una raqueta. Influenciados por una familia en la que se respiraba tenis por los cuatro costados, gran parte de su niñez se desarrolló alrededor de las pistas de tierra batida del Club de Tenis La Plana de Muro. Hasta que tuvieron que tomar una decisión. Pablo, el mayor de los dos hermanos, que ahora tiene 19 años, optó por el baloncesto, aprovechando su envergadura y sus cualidades para moverse debajo del aro, mientras que Carlos, el menor, que acaba de cumplir su mayoría de edad, quiso continuar con la tradición familiar y apostar por el tenis.

Cada uno en su deporte, consiguieron abrirse pronto un camino que les llevó a destacar desde bien temprano. Los 2,01 de altura de Pablo llamó la atención del Lucentum que le incorporó a su cantera. Hace dos temporadas decidió volver a nuestra ciudad y formar parte del ilusionante proyecto del Mutua Levante NB Alcoi, recién ascendido a Tercera División. Acababa de matricularse en la EPSA donde cursa Diseño Industrial y pensó que era la mejor opción para compaginar estudios con seguir creciendo como jugador.

El pasado curso decidió regresar al Lucentum para reforzar su filial de Liga EBA y entrenar con la primera plantilla que buscaba el retorno a Liga Oro, un escalón por debajo de la ACB. “No ha sido un año fácil, en España no se facilita que un deportista pueda compaginar una carrera universitaria con jugar a cierto nivel, tienes que dejar de estudiar o hacerlo a distancia. En el filial cumplimos con el objetivo de lograr la permanencia con una plantilla con mucha gente de la casa y en el primer equipo tuve mis oportunidades desde pretemporada. En el play-off llegué a jugar cuatro o cinco partidos y en la final pude estrenarme en el segundo partido. Ha sido una experiencia muy positiva, solo con poder entrenar y jugar con gente como Pedro Rivero, que ha jugado en la ACB, era un continuo aprendizaje”.

Su futuro en Alicante ahora mismo es una incógnita. Estos días se ha conocido que precisamente Pedro Rivero será el nuevo entrenador del equipo. “Aún no sé lo que haré, me gustaría quedarme y también tengo alguna propuesta de clubes de nuestro entorno que quieren que me vaya con ellos. El próximo será un año de transición para mí. Será al siguiente, en cuarto curso, cuando podré solicitar una beca de movilidad y mi ilusión sería marcharse a Estados Unidos. Tengo claro que del baloncesto no voy a vivir, por lo que ahora mismo la prioridad son los estudios”.

Pablo se entristece por la situación que atraviesa el baloncesto local a nivel federado. El descenso a Autonómica del Mutua Levante NB Alcoi ha sido un nuevo golpe para un deporte poco acostumbrado a llevarse alegrías. “Es un lástima que no se apueste más decididamente por el baloncesto en la ciudad. Conmigo está Carlos Pérez, Félix Climent lleva muchos años jugando en Liga EBA, en el NB Alcoi están Joan Canalejas y Andy López, que acaba de fichar en Xàtiva. Es normal que la gente quiera irse fuera de aquí porque llega a pagarse de 300 a 400 euros o más, cuando aquí ni siquiera se llega a 100 o directamente no se cobra”.

Los 2,01 de su hermano Carlos, que acaba de cumplir los 18 años, le convierten en un diamante en bruto para los nuevos tiempos que corren en el mundo del tenis, cada vez más físico y más bombarderos en el circuito. Un ejemplo es el alemán Zverev, finalista en el último Roland Garros, que mide 1,98 de altura. El alcoyano comenzó 2017 hundido en la clasificación del circuito nacional. Una lesión de muñeca le llevó a descender hasta el puesto 3.500 del ránking. Doce meses después había recuperado más de 3.000 puestos y se había clasificado para una fase final del campeonato de España de pista rápida, rompiendo una sequía de más de dos décadas en el tenis local. El último que lo consiguió fue su tío Miguel Valor, campeón de España de dobles en 1996.

Como reconoce Carlos, “competí menos pero conseguí mejores resultados”. Comenzó el año ganando un torneo júnior en Alicante, después se impuso en la primera edición del provincial de Valencia, más tarde consiguió un wild car (invitación) para disputar el Nacional de Granada. Superó la previa y logró meter la cabeza en el cuadro final. Este año ha vuelto a ganar, en abril pasado en Almansa, donde ganó en el torneo júnior y absoluto, ocupando actualmente el puesto 274 del ránking español.

Desde entonces casi ni ha competido, centrándose en sus estudios de 2º de Bachillerato y en preparar el desembarco este verano en Estados Unidos. Recientemente firmaba un contrato de dos años para estudiar y jugar con una beca en la Tyler Junior College (Texas), curiosamente la misma universidad en la que estudió su tío Miguel. “Que él pasara por allí ha sido muy importante a la hora de tomar una decisión. Además, es la número 1 de la NJCAA División de la National Junior College. En el ránking ATP tenemos a Kevin Anderson, que es octavo y John Isner aparece en el décimo puesto. Ambos pasaron por universidades americanas y luego hicieron carrera profesional. Ese va a ser mi desafío en los próximos dos años. A mi tío Miguel no le fue mal hasta que decidió dedicarse a las tiendas”, ha desvelado Carlos, quien sobre la nueva etapa apunta que “allí no existe la tierra batida, buscan jugadores que sean buenos pegadores y agresivos en la pista, a mi me gusta llevar la iniciativa y tengo un buen saque”.

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