La magia de los Magos

En casa de mis padres nunca se ha permitido la entrada a Papá Noel. Eso de que su visita era mejor que la de los Reyes, porque se podía jugar con los regalos durante todas las fiestas navideñas, no les convenció y con ello el día grande ha sido y sigue siendo el 5 de enero. “¡Pero si tienen todo el año para jugar!”, decía mi madre a quienes defendían los regalos en Navidad, un día en el que, eso sí, no pueden faltar las ‘estrenas’.

Somos una familia en la que no dejamos pasar ninguna ocasión de reunión y celebración, por lo que en estas fechas son muchos los encuentros, pero sin duda nuestra vista está siempre puesta en esos Reyes Magos, y todos repetimos una y mil veces que el tiempo vuela y las cartas están aún por hacer. No importa la edad, la ilusión se mantiene intacta y no dejamos nunca de escuchar qué nos dice el Embajador Real ni de seguir nuestra Cabalgata. Hemos desafiado a resfriados de estar en cama para salir a la calle a vivir en directo y disfrutar de esos momentos alcoyanos únicos.

Cuando echo la vista atrás, tengo la sensación de que todas y cada una de las peticiones que he plasmado en mis cartas se han convertido en realidad, que mis pajes han hecho esfuerzos por atender mis ilusiones y además rodearlas de sorpresas, y que hay regalos que nunca olvidaré, como mi primera Nancy o todas esas quincallas que tanto me gustan.

Y en esa lista de regalos sorpresa inolvidables siempre estará presente el que me llegó a través de una llamada de teléfono, en una triste tarde de un noviembre en el que me encontraba en paro y con un futuro laboral incierto. Esa voz me anunciaba el encargo de escribir el Bando Real de 2013 y, supongo que sin ser consciente, consiguió cambiar radicalmente mi ánimo.

Como tampoco olvidaré la inesperada visita de una genial ilustradora para plantearme escribir una historia sobre el Tio Piam, que se ha convertido en un cuento con unas ilustraciones dignas de enmarcar.

Por defender a capa y espada a los Reyes Magos doy las gracias a mi familia, y a Jordi, Rosanna y Quique se las doy por esos regalos en forma de Bando y cuento que me han hecho partícipe en mayor medida de los días más mágicos del año y con ello convertirme una auténtica privilegiada.

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