¿La prensa local es libre?

¿Qué duda cabe que la libertad de expresión es un derecho fundamental que tenemos las personas y los medios de comunicación, esta, garantiza la posibilidad de reflejar por escrito o verbalmente una opinión o pensamiento sobre un asunto o personas, según recoge la Constitución. Como cualquier derecho, debe ejercerse con responsabilidad y eso conlleva ciertas obligaciones. No se trata de un derecho absoluto, su límite aparece cuando se vulneran los derechos de otras personas.

Es bien sabido, que la prensa es el cuarto poder, por esto, son muchos los que tienen la tentación de controlarla de forma sutil, quizás la más frecuente sea a través de la publicidad institucional que se inserta en los medios de comunicación. Ante esto, si los medios no quieren quedar en manos de esta maraña de intereses ajenos a esta y quieren ser creíbles ante la sociedad, tienen que ser autosuficientes y subsistir por sus propios recursos, teniendo que ser estos, mucho más cercanos a sus suscriptores u oyentes.

En una ciudad como la nuestra, donde todo está muy relacionado y existe un enorme compadreo entre prensa y sociedad, esto hace que a veces sea muy difícil el papel que tienen que desempeñar los medios de comunicación locales para expresarse con libertad. ¿Son estos plenamente libres?… yo diría que a medias, me explico, por desgracia hoy en día todos los medios dependen en gran medida de la publicidad para subsistir y esto me parece muy bien en un mundo de libre mercado, donde las empresas o particulares pueden gastar libremente su dinero en el medio que estimen más apropiado para sus fines comerciales. Otra cosa es la publicidad que las instituciones insertan a su libre albedrio y siempre con un fin, “el que se mueva no sale en la foto”, asimismo, en muchas ocasiones es utilizada para autobombo de estas y de sus políticos de cabecera, o lo que es más preocupante, para ejercer un control indirecto sobre los medios, para que se hable bien o se maquillen las noticias que no son muy proclives hacia estos.

Por esto mismo, la autocensura del periodismo consiste en que una persona no manifiesta su verdadera opinión por miedo a las consecuencias, o en términos más generales, se trata de renunciar a la libertad personal o de opinión por temor a las consecuencias de las represalias de los poderes del mal. A veces es difícil ponerse en la tesitura del director del medio, que tiene que optar en ocasiones entre defender la libertad de prensa o pagar las nóminas de los trabajadores, claro está, los directores optan en muchas circunstancias por la subsistencia, ya que hay que llenar la nevera todas las semanas, y además hay que seguir trabajando hasta la jubilación, que es cuando verdaderamente se es plenamente libre y se puede opinar con plena independencia.

Hay un presidente cuya osadía no tiene límites, y se permiten el descaró de llamar a determinado director o responsable de medio de comunicación protestando de determinadas noticias publicadas donde el personaje de turno no salía muy beneficiado en determinada columna de opinión. Este, no ha dudado en pedir la cabeza del periodista como si se tratara de un jugador más de su plantilla, sin tener en cuenta que el mensajero es una persona libre e independiente, que además, es un padre de familia que todos los meses necesita llevar el sueldo a casa para mantener a su prole y lo único que hace es cumplir con su trabajo con objetividad y profesionalidad, lo mejor que sabe y puede, pero claro está, esto, por lo que se ve le importa un bledo, ya que únicamente le importa brillar más que el sol.

Conozco a algunos periodistas e informadores locales desde hace años y puedo dar fe de su profesionalidad, su responsabilidad para callar en muchas ocasiones noticias para que no causen males mayores a determinadas personas o instituciones y no desestabilizar en ocasiones, pero que nadie se confunda, estos silencios. No se pueden imponer a toque de corneta del turuta de turno, porque espero que los responsables de los medios no lo permitan. Ya que un estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra, deben ser libres e independientes como nos dice la constitución española.

Permítanme que os cuente una ficción, imaginaros que yo soy comunicador deportivo, y viajara en el vehículo de los directivos de un club local, cuando el equipo juega fuera de nuestra ciudad, ante esto, pregunto, yo sería plenamente objetivo en mis comentarios sobre el equipo o su junta directiva?… pues ustedes mismos pueden sacar sus conclusiones. Si yo como comentarista dijera lo que verdaderamente pienso con libertad en cada momento, en ese preciso instante, dejaría de viajar junto a la directiva, o esta, me dejaría plantado en la gasolinera de una determinada carretera para que me buscara la vida haciendo autostop, y todo, por osar decir lo que verdaderamente pienso de las actuaciones acaecidas según mi criterio.

Por todo esto, personalmente creo en la prensa libre y sin hipotecas. Muchas mujeres y hombres, así lo demandamos. Porque una parte de la ciudadanía necesita una referencia alternativa al dominio casi total de una prensa doblegada al poder de cualquier índole, que no dependan de nadie, solo de sus lectores u oyentes, para eso, esta, debe buscar fuentes de financiación ajenas a la administración. En la prensa española, ya hay ejemplos de medios que viven gracias a sus suscriptores y la publicidad no institucional.

Por último, comentar que gracias a la libertad de expresión hoy ya es posible que los medios de comunicación puedan decir bien alto y claro, que un político o un presidente de club es un inútil, sin que les pase nada. Claro está, al político y al presidente tampoco.

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