La procesión dels Xiulitets: corriendo entre la Semana Santa y los Moros y Cristianos

Cada Domingo de Pascua, Alcoy se llena de ruido al amanecer para celebrar el final de la Semana Santa y la resurrección de Jesús. Y, para los más festivos, también para disfrutar del pistoletazo de salida de las Fiestas de Moros y Cristianos en la localidad.
La procesión de los Xiulitets es una de las festividades más reconocidas de la capital de l’Alcoià durante estas fechas. Aunque su nombre original es “procesión del Encuentro”, la denominación popular nace de los curiosos artefactos que se reparten entre los asistentes antes de que comience el evento. Son unos pequeños cántaros que se llenan con un poco de agua y que, al soplar por uno de sus extremos, simulan un “silbido”, como si fuera el canto de un pájaro.
Estos sonidos se emiten con emoción porque el motivo de la procesión no es ni más ni menos que el reencuentro entre Jesús y María tras su resurrección. El Encuentro se produce a la altura de la plaza Ramón y Cajal después de un recorrido, digamos, acelerado. Un grupo de jóvenes corre con la figura de la Virgen desde la plaza de España y el Cristo Resucitado sale de la iglesia de San Mauro y San Francisco. No suele pasar, pero alguna vez han acabado en el suelo los devotos, la figura y las risas del público.
Así, llenan las calles del centro de Alcoy de amor, fraternidad y una ternura fácil de sentir, seas creyente o no. Es imposible no emocionarse —aunque no vivas en Alcoy— al oír a la gente gritar “¡Ya va! ¡Ya va!” y ver confeti y papelitos volando para aclamar el reencuentro. Cuando madre e hijo están de nuevo cara a cara, la Virgen le hace tres saludos a Jesús y los asistentes lo aplauden con sus ‘xiulitets’, simulando el canto de los pájaros que celebran la alegría de la fe y del nuevo día que llega. Una vez acabado este curioso evento, las dos imágenes dan una pequeña vuelta por las calles cercanas y, tras un cuarto de hora, empieza la Misa de Gloria.
La costumbre de los ‘xiulitets’ ha sido popular durante siglos —en festividades no solo religiosas— y está documentada en muchas localidades de los territorios valencianos y catalanes, pero fue prohibida en zonas como Ontinyent y Aielo de Malferit en el siglo XVIII porque la Iglesia empezó a considerar que la gente silbaba de forma ofensiva contra la procesión, según el portal Festes.org. Sin embargo, en Alcoy ha resistido al paso del tiempo. Tanto, que algunos documentos la consideran el acto más antiguo de la Semana Santa alcoyana. Y lo ha hecho como una muestra de alegría y gozo, no como una ofensa a las costumbres religiosas. Porque la fe también es motivo de celebración y festividades como esta dan un color a los trágicos días santos que también es importante destacar.
Muchos silban por primera vez, muchos otros llevan haciéndolo muchos años, pero todos lo hacen con la certeza de que la tradición solo atraviesa a quienes la cultivan. Porque las colecciones de ‘xiulitets’ que cada alcoyano tiene en su casa son la muestra del compromiso de la ciudad con la celebración y con nuestro folclore.
Con esta costumbre, los y las alcoyanas ponen punto final a las celebraciones de Pascua y no dejan ningún tipo de tregua: continúan con la euforia. El día para ellos ya ha comenzado con la ‘Despertà’ y continuará con la Gloria Mayor, que es el pregón que presenta las fiestas de Moros y Cristianos. Así, la alegría del nuevo día y la resaca de la Semana Santa se curan con el nuevo escenario que se abre ante ellos: la llegada de las festividades en honor a San Jorge.