La realidad de la comunidad gitana: “No queremos dejar de ser lo que somos”
Piedad y Vicente, representantes del pueblo gitano en Alcoy, reivindican los prejuicios a los que se enfrenta su comunidad

La historia del pueblo gitano sigue latiendo con fuerza alrededor de Alcoy, esta rememora desde los tiempos más difíciles hasta el deseo presente de mejoras directas que refuercen la dignidad y futuro de esta etnia. Piedad y Vicente, referentes del pueblo gitano en este municipio, han ofrecido a El Nostre su punto de vista sobre la situación actual que envuelve al pueblo gitano afirmando: “Queremos integrarnos, sí. Pero sin dejar de ser quienes somos. Queremos vivir bien, que nos respeten y que nuestros familiares no tengan que esconder lo que son para conseguir un trabajo”, dice Vicente, hijo de Juana Moreno, una de las figuras más importantes de esta etnia tras el asentamiento del pueblo gitano en la Cuesta de Las Flores, en los años 70.
Tanto Vicente, como su mujer, Piedad, señalan que, aunque la situación de convivencia con la gente no gitana ha cambiado mucho con el paso de los años, siguen existiendo barreras a las cuales hay que hacer frente. “Hay sitios donde todavía nos miran mal solo por ser gitanos”, dice Piedad. La discriminación, explican, sigue siendo una realidad que condiciona especialmente a los más jóvenes. “A veces les decimos a las niñas que no digan que son gitanas… Y eso no nos gusta, porque es negar lo que realmente somos”.
La falta de oportunidades laborales se entrelaza con las dificultades educativas. Aunque la mayoría de niños gitanos están escolarizados, muchos abandonan los estudios al llegar a la adolescencia. “Hay chicos de 18 años que ya no quieren estudiar, pero tampoco encuentran trabajo. Necesitamos que se haga algo”, cuenta Vicente. La vivienda, sin embargo, es lo que más les preocupa. “Hay muchas familias en situaciones complicadas. El problema de la ocupación sigue estando, y una paga no te soluciona la vida si no tienes casa”, afirman. Recuerdan cómo han mejorado desde que dejaron atrás la Cuesta de las Flores, un barrio marginal en el que vivieron hasta principios de los años 80. “Era otra vida. Antes no podíamos entrar a cualquier tienda, la gente nos miraba con miedo o se iba. Añaden que hay personas que, al no poder acceder a una vivienda regularizada, acaban en situaciones de ocupación, situación que, como afirma Aroa Mira, concejala de políticas inclusivas, es un tema que lleva muchos años siendo un problema. Esa historia fue recuperada recientemente en una exposición de la mano del fotógrafo Elías Seguí sobre La Cuesta de las Flores durante los años 70. Además, el pasado abril también se conmemoró el Día Internacional del Pueblo Gitano. Estas actividades culturales que envuelven a esta etnia, afirman, ayudan a visibilizar su historia. Aunque hablan con orgullo de su pasado y tradiciones, Piedad y Vicente también expresan una preocupación compartida dentro de su comunidad: la pérdida de unión entre las familias gitanas y el debilitamiento de sus tradiciones. “Antes, el pueblo gitano en Alcoy estaba mucho más unido. Éramos como una gran familia”, recuerda Vicente. Ahora, según dicen, existe una creciente indiferencia entre familias, especialmente entre las generaciones más jóvenes.
Piedad y Vicente aseguran que no han recibido información directa y detallada sobre el Plan de Cohesión, si bien conocen su existencia y su enfoque general. Además, este es un documento que se pretende finalizar y oficializar este septiembre. La realidad que describen Piedad y Vicente refleja la complejidad del momento actual que vive el pueblo gitano en Alcoy: una comunidad que sigue enfrentando barreras estructurales. Ellos mismo recuerda la necesidad de avanzar sin renunciar a su identidad.