La sanidad, ¿por encima de todo?

La semana pasada se conocieron dos noticias relevantes que afectan, a bien, a Alcoy en lo que a sanidad pública se refiere.

Por un lado, que el Plan de Infraestructuras Sanitarias 2021-2023 anunciado por la Generalitat Valenciana incluye varias actuaciones en nuestra localidad: la ampliación del hospital Virgen de los Lirios y la reforma de pediatría y neonatología y también la ampliación del centro de salud La Bassa –cuyas instalaciones fueron construidas en el año 1987–. Sin duda, se trata de buenas nuevas, pero eso no quita que muchos nos planteemos en algún momento cuando serán estos proyectos una realidad tangible que podamos ver.

Y, ¡ojo!, no se trata de falta de confianza ni nada por el estilo, si no de algo a lo que ya estamos acostumbrados: la tardanza de los proyectos y de las promesas, vengan de boca de Pepito o de Menganito.

Soy plenamente consciente, y cada vez más, de lo laborioso y costoso que es sacar adelante este tipo de obras, esas de gran envergadura que, en la mayoría de casos, su finalización y puesta en marcha suponen un importante beneficio para todos.

Entiendo a unos y a otros, pero yo formo parte de los otros, de los que ansían conocer las mejoras del hospital, de su zona para los más pequeños y también de La Bassa; de los que estamos en la otra parte de la barrera observando el paso del tiempo, leyendo –y en mi caso escribiendo– sobre este tipo de noticias.

Acerca de los procesos y de su duración poco puedo decir, y mucho menos hacer, pero sí reivindico que este tipo de proyectos y de planes estén en lo alto de las listas de quienes las elaboran y de quienes estipulan cuánto dinero se va a destinar a ellos, porque hay algo que ya sabía, y que ahora ha ganado importancia –por eso de la Covid-19, por eso de una crisis sanitaria que ha arrastrado demasiadas vidas y formas de vivir–, pero que sin duda, parece que en España –y supongo que en otros países– se nos olvida de vez en cuando: la importancia de la sanidad pública. Este es uno de los temas que tiene que estar en la cúspide, al menos, hasta que este sea un país en el que la sanidad pública esté blindada con su consecuente beneficio para todos los ciudadanos y por supuesto para aquellos que la defienden con uñas y dientes, –y a veces, por desgracia, con insuficientes recursos– que no son otros que los sanitarios, en su amplio abanico de trabajadores.

Precisamente de los profesionales sanitarios trata la segunda noticia que he anunciado al principio: un anestesista se incorpora a la plantilla del hospital Virgen de los Lirios de Alcoy. Una demanda que viene de años atrás y que se soluciona a medias, porque sigue habiendo una vacante libre.

Fue a raíz de una propuesta del PP, que en el Pleno del Ayuntamiento de Alcoy salió adelante una Declaración Institucional para trasladar a la conselleria de Sanidad esta situación ‘crónica’ y pedir soluciones, unas soluciones y un periodo de tiempo transcurrido que, cuanto menos, han sido cuestionados por la sociedad, esa a la que se le reconoce que hay “déficit en la plantilla” en una época en la que se ha vuelto a demostrar y a poner de manifiesto que la salud y sus profesionales deben primar por encima de colores e ideologías.

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