La vergüenza del alcalde y la miseria política de Compromís
Lo ocurrido en Alcoy durante la presentación del nuevo servicio de transporte comarcal no es solo una anécdota bochornosa, sino el reflejo del deterioro ético y político al que nos están arrastrando quienes deberían velar por la convivencia democrática. Lo que debía ser un acto institucional para mejorar la vida de los ciudadanos se convirtió en un espectáculo lamentable de sectarismo, odio y manipulación, dirigido desde las trincheras ideológicas de Compromís y Guanyar, con la vergonzosa complicidad del alcalde Toni Francés y la nueva ejecutiva local del PSOE.
El PSOE local, en vez de condenar la agresividad verbal y simbólica desplegada durante la protesta —incluyendo insultos, amenazas e incluso cánticos con referencias a la violencia política— decidió sumarse a la comparsa radical con un entusiasmo que produce sonrojo. Que un alcalde no solo tolere proclamas como “a la gent de dretes, com a pelletes”, sino que esté presente mientras se lanzan, es algo que descalifica moral y políticamente a Toni Francés para seguir al frente de una institución que debe representar a todos.
Pero no nos engañemos: esto no es fruto de la torpeza o el despiste. Es estrategia. Es populismo barato. Es la instrumentalización sistemática del malestar social, legítimo en sus orígenes, para convertirlo en arma arrojadiza contra el adversario político. Es el desprecio absoluto por las formas democráticas, por la convivencia y por el respeto institucional. Es usar a los trabajadores del transporte como carne de cañón para alimentar una guerra ideológica absurda.
Lo más grave, sin embargo, no son los insultos —que ya de por sí cruzan líneas rojas—, ni siquiera las amenazas —que deberían ser investigadas de oficio por la Fiscalía—, sino la normalización de este clima de odio por parte de quienes gobiernan. Porque Toni Francés no es un activista cualquiera: es el alcalde. Y su silencio ante los excesos de sus socios le convierte en cómplice directo.
Desde luego, el Partido Popular no va a callarse ante esta degradación institucional. Pero más allá de siglas, lo que urge es recuperar la dignidad política, el respeto mutuo y la mínima decencia democrática. Y para eso, quizá el primer paso sea que Toni Francés pida perdón por todos los insultos y amenazas que recibimos el resto de compañeros de la corporación elegidos democráticamente por todos los alcoyanos.
CARLOS PASTOR. Portavoz del grupo municipal del PP en Alcoy