La victoria más sufrida de Vicente Juan García

Decir que ha sido su victoria más complicada cuando ha ganado todos los ultratrails en autosuficiencia desde 2012, que se dice pronto, con gestas en cuatro de los cinco continentes –solo le falta Oceanía–, incluida la Antártida con temperaturas extremas, sitúan a Vicente Juan García en el terreno de los mortales, cuando lo que viene consiguiendo desde hace seis años es una cuestión casi sobrenatural. Ha ocurrido hace unos días en el desierto de Namibia, durante la celebración de la Sahara Race, la primera de las cinco carreras puntuables del circuito de los 4Deserts, considerado como el padre de todos los ultratrails en autosuficiencia –250 kilómetros en seis etapas con comida, ropa y saco de dormir en la mochila–.

Era su regreso a la prueba que le presentó al mundo cuando se la llevó con los máximos honores en 2012, siendo el primero que ganó todas las carreras del circuito en un mismo año. Ahora ha vuelto en busca del más difícil todavía y convertirse en el primer mortal en inscribir su nombre dos veces en el palmarés de los 4Deserts. Pese a las dudas con las que partió el pasado día 26, por el tiempo que llevaba alejado del circuito, Vicente Juan García ha vuelto a conseguirlo, eso sí, ha sido su conquista más sufrida y en la que ha sentido más la presión de los rivales.

Completó los 257 kilómetros con un crono de 22h39’05, dieciocho minutos inferior al de Chun Ho Wong, bombero como él en Hong Kong, quien sorprendido por el alto rendimiento de Vicente Juan García cuando se creía vencedor de la prueba, en la página web de los 4Deserts no dudó en prometer venganza en el Desierto de Gobi (Mongolia), escenario de la próxima carrera el 29 de julio. Tercero se clasificó el inglés Ollie Stoten, que acabó justo a una hora.

“Ha sido la carrera de mayor tensión estratégicamente hablando que he disputado. No ha habido un instante de tregua, siempre con el cuchillo en la boca. Físicamente siempre al límite y muy estresante en lo psicológico”, confesaba Vicente Juan García, tendido en la camilla de la clínica Fisiojreig, en la que recibió el primer masaje tras regresar de África y sin quitarle un ojo a su medalla y el dorsal de líder que le acompañó durante toda la carrera. “Se ha ido muy rápido desde el primer día. Hasta la cuarta etapa no he sabido realmente con quien me iba a jugar la victoria. Cuando no atacaba uno, lo hacia otro y así se hacía complicado hacer una buena estrategia de carrera. Hasta bien avanzada la carrera no supe quienes verdaderamente eran mis rivales”.

En esa lectura de lo que ha sido su reencuentro con el circuito 4Deserts, Vicente Juan García expone un dato que da una idea clara del ritmo tan alto con el que se corrió en Namibia: “Los tres primeros conseguimos un mejor tiempo que el ganador de la pasada edición. Prácticamente no he podido disfrutar de la carrera, siempre en alerta por lo que podía pasar. Hasta en los avituallamientos de agua no podías descuidarte. En otras carreras, al tercer o cuarto día ya llevaba cierta ventaja que me permitía tomarme algún respiro, aquí no pude. Llegué a la etapa larga con el chino a dieciséis minutos. Los 84 kilómetros de ese día fueron un infierno, hice un tiempo de 8h11’ y solo en los últimos 10 kilómetros conseguí descolgarlo y acabé más entero que él. Hubo dos veces que se me escapó y pensé que se acababa todo. Afortunadamente pude recuperarme, saqué fuerzas de donde creía que no tenía, pensando en los míos y toda la gente que me estaba apoyando”.
Otro hándicap fue la ubicación de la etapa larga en mitad de la carrera, cuando normalmente se sitúa el penúltimo día: “Afortunadamente para mí, llegó el calor en esa jornada, en los tres primeros días hizo mucho viento y ya en el cuarto subieron las temperaturas y pasamos de los 40 grados. Sabía que me iba a beneficiar porque me adapto muy bien al calor. En cualquier caso, estoy muy contento y pese al sufrimiento, más que en ninguna otra carrera, he vuelto con un buen sabor de boca por mi rendimiento. La gestión de la carrera ha sido exquisita, sin ningún error. Me derrumbé nada más cruzar la línea de meta. Habían sido días de tanta tensión, que acabé estallando y no pude contener la emoción, ver que había conseguido ganar pese a las dificultades. Me eché a llorar, fue mi forma de sacar la tensión acumulada. Después ya en el hotel, en la ceremonia de entrega de trofeos, ya empecé a darme cuenta de lo que había conseguido. Ha sido muy emocionante, carreras así las disfrutas más y le dan sentido a todo el sacrificio que haces durante tantos meses”.

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Ahora quiere descansar y disfrutar de la familia, pero sin perder de vista que la próxima cita la tiene a la vuelta de la esquina, a finales de julio próximo. Una carrera que ahora mismo está en el aire por motivos de presupuesto, según cuenta: “No la tengo cerra, me da rabia porque el chino tiene patrocinador para todo el circuito, igual que el canadiense que fue quinto, pero yo no puedo decir lo mismo. Lamentablemente compito en un deporte que no tiene la cobertura del fútbol o del tenis en este país. No puede ser que acabe costándote dinero del bolsillo. Para seguir adelante tengo que quedarme con la parte positiva, la satisfacción que representa para los tuyos y la gente que me apoya ganar como lo he hecho en Namibia, de lo contrario me quedaría tranquilamente en casa”.

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