La virgen de Willy Toledo

“Yo me cago en Dios y me sobra mierda para cagarme en el dogma de la santidad y virginidad de la Virgen María. Este país es una vergüenza insoportable. Me puede el asco. Iros a la mierda. Viva el coño insumiso”… esto es lo que ha dicho recientemente un actor venido a menos y un activista político de izquierdas que lo único que sabe hacer es buscar la confrontación, realizar manifestaciones violentas contra todo y contra todos, que no acude a un juzgado cuando se le cita para ello y además llama “energúmena” a una juez. Cuesta creer que alguien se crea con la suficiente razón como para faltar al respeto a diversas religiones que creen en Dios y en la Virgen ya sean católicos, ortodoxos, anglicanos y la mayoría de religiones bautistas, adventistas, testigos de Jehová que respetan la figura de la virgen y son muchos millones de personas, lo que supone que muchísimas personas se han sentido agredidas en sus creencias morales por alguien que sin tapujo alguno se erige en defensor de la libertad de expresión en su vertiente más cruel y libertina con la mayor indecencia posible para alcanzar no sé que meta u objetivo. Flaco favor hace a su persona y a lo que representa si es capaz de herir sensibilidades sin importarle lo más mínimo y se recrudece reafirmándose en sus palabras varias veces. Se puede ser puramente ateo y eso es una opción sin olvidar que hay quien cree que lo religioso es muy importante para sus vidas. Se puede ser anacoreta y macarra pero no le van las formas a quien debe dar ejemplo en su vida pública con sus manifestaciones. Se puede ser un frustrado pero no hay que culpar a nadie de ello. Se puede ser un descerebrado sin que ello pueda atentar contra los principios morales e íntimos de los otros. Se puede ser un bocazas pero lo más sensato sería dedicarse a otras cosas más acorde con sus bravuconerías y chanzas. Se puede odiar lo sagrado sin que ello suponga odiar lo que representa para otros muchos y se puede ser valiente vociferador sin que pueda permitirse entrar a valorar y despreciar los sentimientos de nadie por muchos o pocos que puedan ser.

Estoy convencido de que no se puede llegar a ser nada respetable cuando no se respeta y poco valorado cuando se desprecia tan vilmente y sin miramiento. Hay que construir nuestro futuro con la comprensión y el respeto por todo lo que nos rodea y poco daño nos hace como son las creencias religiosas. Lo contrario es destacar por chulerías que poco favor te van a aportar y mucha marginación te va a traer. Un eminente filósofo rumano decía que el hombre que opta por una vida profana no logra abolir del todo el comportamiento religioso y que la desaparición de las religiones no implica en modo alguno la desaparición de la religiosidad. Podría ser con usted muy duro pero creo que ya es bastante duro para usted tener que vivir con la soledad que supone despreciar la ayuda de quien siempre estará a su lado. No crea que soy un beato porque no lo soy del mismo modo que yo tampoco quiero pensar que es usted un pelagatos porque quizás no lo sea.

Y una última cosa, no olvide nunca aquel pensamiento célebre que dice que “el problema no radica en la religión sino en la mente humana. Los practicantes sinceros de cualquier religión muestran cualidades humanas esenciales como la simplicidad, la constancia, la compasión y el contento” (Dalai Lama)

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