Los paisajes de Cerdá Gironés en Diputación de Alicante

Presenta ahora 24 obras en la exposición 'Paisaje Intimo’ en Alicante

Jorge Cerdá Gironés
Jorge Cerdá Gironés, ante una de sus obras

En España esta aclimatación del paisaje moderno viene a ser obra de un pintor extranjero, el maestro belga, nacionalizado español Carlos de Haes (1826-1898). Fue Carlos de Haes quien comenzó la revolución del género en 1857 desde la cátedra de paisaje de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Haes asombró a todos con un paisaje luminoso perfectamente acabado y de un realismo sin llegar a ser topográfico, que continuaron sus discípulos Aureliano de Beruete y Darío de Regoyos haciéndolo evolucionar hacia un impresionismo de talante español y es a partir de estos orígenes cuando la pintura de paisaje en España se convierte en una punta de lanza de la modernidad.

Desde entonces, el paisaje fue la pintura por excelencia, alejada de ideologías y amaneramientos más o menos presentes en otros géneros como el costumbrista, el histórico y el preciosista de entre siglos XIX y XX.

Fue Joaquín Sorolla quien recogió el guante, convirtiendo el paisajismo español en referente y llevándolo a su máxima expresión a principios del siglo XX con el luminismo mediterráneo. Desde entonces, el paisaje en España ha contado con innumerables cultivadores que han empleado técnicas y motivos en función del momento histórico que les ha tocado vivir. Así encontramos a paisajistas que imitan la realidad, cuyo paradigma actual es Antonio López, otros que reducen la realidad a un abstracción como nuestro cercano Solbes Arjona , éstos son los paisajistas conceptuales y , por fin, aquellos que interpretan lo que ven, transformándolo sin perder el cordón umbilical con la realidad y en este apartado podemos incluir a prácticamente toda la escuela alcoyana de entre siglos con ramificaciones que actualmente continúan plenamente vigentes, como es el caso de Jorge Cerdá Gironés. Y ahora echemos un vistazo pintor en su taller…

Cerdá Gironés, desde la atalaya de su estudio, acaba de hacer una pausa en el lienzo de grandes dimensiones en el que está trabajando, entorna los ojos y divisa bien a lo lejos, la Serrella; terminado este breve descanso, se sumerge de nuevo en el lienzo con la mezcla de colores preparada, el aroma a aguarrás y otras esencias volátiles se presentan sutiles en el aire y es que, como dice Elena, su mujer, su vida está intensamente dedicada a la pintura con esa humildad y sencillez tan características de su carácter amable y sereno. Jorge Cerdá Gironés trasmite afabilidad y sosiego que contrasta con su pasión por pintar, y que le ha llevado a experimentar a toda clase de situaciones, rodeado por los inevitables “curiosos” cuando sale a plein air, haciendo malabarismos con el caballete entre excavadoras que están derribando aquello que salva en sus pinceles o en el metro de Washington, protegiendo con su cuerpo con no pocas dificultades, su obra recién pintada y todavía tierna, de los inevitables empujones.

Pero donde se siente a sus anchas nuestro pintor es entre los susurros sosegados del campo, pintado rincones de perspectivas que sólo él puede identificar, entre paisajes, pueblos , masías y mansiones como el Jardín de Santos de Penáguila, o el complejo arquitectónico que forma la finca de los Brutinel en el Salt de Alcoy pintando entre sus primaverales jardines franceses. Cerdá Gironés pinta durante las cuatro estaciones, la nieve, el sol, la noche, el mar… con sus óleos, caballete y su caja de pinturas busca encajes inusitados, rincones que le atraen, se encuentren en Washington, en su ciudad natal, en la Vila Joiosa, en Madrid, o en los mismos acantilados de Brasil.

Utiliza Cerdá Gironés siete u ocho colores y con ellos se construye él mismo toda la gama de tonalidades a base de mezclas. Combina los colores casi a ciegas, con una especie de instinto afinado y curtido por tantos años de experiencia de campo y de taller.

En sus óleos, los paisajes cercanos tienen una íntima presencia, son rincones que le llaman la atención quizá solamente a él, en muchas ocasiones el centro de su preocupación es la leve ondulación del agua de un remanso o el fluir entre las hierbas de las riberas de los ríos de Mariola. Emplea todos los recursos de claridad y luminosidad de la escuela valenciana, con un especial tratamiento de la larga pincelada y el color, sin abandonar los matices del gris. Ya son más de 50 años entre caballetes, pinceles y telas de esta privilegiada retina mediterránea, con su temática versátil, sus rincones encontrados, marinas y sus paisajes íntimos.

Después de la Clausura de su Exposición Paisajes Cercanos en el Círculo Industrial de Alcoy, Cerdá Gironés presenta ahora 24 obras en la Exposición Paisaje Intimo en el Palacio Provincial de la Diputación de Alicante. (hasta el 4 de octubre 2020) para mostrarnos una selección de sus paisajes de gran formato donde incluye los importantes premios obtenidos a nivel nacional, como el premio Sorolla el premio Cecilio Pla y la medalla José Villegas.

Artista de vibrátil pincelada, Jorge hace notar su dominio del dibujo y la experta e intuitiva mezcla de los pigmentos ofreciendo como resultado una sinfonía de tonalidades del color que demuestra que el luminismo paisajista no es un tema agotado, sino una tendencia que puede seguir proporcionando estabilidad y permanencia, sin renunciar a la modernidad, a la pintura actual.

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