Muro quiere apostar por un modelo más cívico de gestión de residuos
Actualmente solo debe municipios del consorcio cuentan con el contenedor marrón, y Muro fue lo primero a implantarlo en 2020

El Ayuntamiento de Muro busca la reflexión ciudadana para tomar conciencia colectiva del que supone actualmente la gestión de los residuos. Se trata de una responsabilidad compartida entre las administraciones y la ciudadanía, es un servicio básico que puede suponer un grave problema o una apuesta por un futuro mejor para la siguiente generación. Convertir los desechos en materias primas de valor puede significar un control del posible incremento de la tasa en el futuro, una menor contaminación y porque no, ser ejemplo de un pueblo limpio.
La regidora de Residuos Urbanos del Ayuntamiento de Muro, Sara Beneyto, ha actualizado los datos de la gestión de residuos sólidos urbanos *RSU) y ha recordado la importancia de reciclar tanto por motivos económicos como ambientales. Muro forma parte del Consorcio Tierra, integrado por treinta y siete municipios y responsable del tratamiento, la valorización y la eliminación de los residuos domésticos de 270.000 personas. El consorcio dispone de la planta de Xixona —que trata tanto la fracción resta como la FORS, fracción orgánica de recogida selectiva—, doce ecoparques fijos y seis unidades móviles que procesan hasta 90.000 toneladas anuales, y en breve pondrá en funcionamiento un Centro de Gestión de Voluminosos con capacidad para 20.000 toneladas el año.
Beneyto ha recordado que el Ayuntamiento solo se encarga de la recogida y el transporte de los residuos, mientras que el tratamiento corresponde al Consorcio Tierra con el apoyo de la Generalitat Valenciana y la Diputación, unos costes que después repercuten al consistorio, y que este por normativa europea se ve con la obligación de trasladar al 100% en una tasa a cada domicilio y negocio, el que quiere decir que cuánto menos cuesto el servicio, menos se tendrá que pagar a la larga . Actualmente solo debe municipios del consorcio cuentan con el contenedor marrón, y Muro fue lo primero a implantarlo en 2020. En la localidad ya hay treinta y tres contenedores marrones y 720 familias inscritas, ante las cuales la regidora ha remarcado que es “tan fácil como pedir la clave en el Ayuntamiento y apuntarse” para separar los residuos orgánicos, un pequeño gesto que *abarata considerablemente la factura total del servicio, porque la recogida del orgánico es mucho más troca que la del rechazo, o contenedor gris.
Las cifras de 2024 muestran que todavía hay margen de mejora: se recogieron 2.681,820 kg al contenedor gris y solo 47,260 kg al marrón, lo cual sitúa la recogida selectiva en un 17 %, lejos del 50 % que exige la Unión Europea. Esta carencia de separación tiene un impacto directo al bolsillo: por cada tonelada de fracción resta se pagan 58,96 € más IVA, mientras que la tarifa oficial del contenedor marrón es de 23,18 € más IVA, si bien este año, gracias al buen uso ciudadano, el coste real se ha reducido hasta 11,59 € más IVA. En cambio, por el papel-cartón, el vidrio y los envases (contenedores azul, verde y amarillo) el Ayuntamiento ingresa dinero. “Cuanto más orgánica abocamos al marrón, menos pagaremos todos y a la vez alargaremos la vida útil de la planta de Jijona, prevista para treinta años”, ha insistido Beneyto, quienes también recuerda que “el reciclaje no solo no nos cuesta dinero en el pueblo, sino que nos da beneficios para poder explorar vías como la bajada de la tasa”.
La regidora ha subrayado también el componente cívico de la gestión de residuos. La Ordenanza Municipal de Convivencia Ciudadana y la reguladora del servicio de RSU fijan franjas horarias para depositar la basura; pero, con el calor, se han multiplicado las quejas por malos olores en las islas de contenedores porque hay vecinos que dejan las bolsas fuera de horario e incluso fuera de los contenedores. Desde el 1 de julio, se hacen cumplir estrictamente las ordenanzas y se abrirán expedientes sancionadores a quienes incumpla los horarios o lanzo basura donde no toco. Igualmente, se vigilará el desbroce y el mantenimiento de solares y parcelas privadas, dado que, como ha remarcado la regidora, la pulcritud es “una cuestión de respeto colectivo” y “un pueblo limpio dice mucho de la gente que vive”.