Nadie es guardián de los derechos de los demás

Imagino que todos somos conscientes del momento crucial que estamos viviendo, un momento en el que confluyen aspectos de toda índole y dirección, pero que van a llegar a incidir todos en una misma meta: Lo que va a pasar a partir de ahora.

Y cuando digo ahora, quiero decir tras la serie de citas electorales que van a hacer de este 2019 un año movidito, entretenido, pero, querámoslo, o no, crucial.

Tras unos años (demasiados, lamentablemente) de gobiernos de la derecha, este país ha sufrido un retroceso muy peligroso, donde hemos ido perdiendo recursos, derechos, libertad, dignidad, y sobre todo, calidad de vida.

Gobernar para los que tienen, en detrimento de los que no tienen suficiente, es perverso, es indecente, es criminal… Y eso es, ni más ni menos, lo que hemos estado viviendo.

El caso es que, a resultas de estas políticas de restar (siempre a los mismos) y de sumar (siempre a los que ya sabemos) la sociedad española vive momentos no muy distintos s los de décadas atrás.

Los políticos –sean de la tendencia que sean– generalmente reman en función de sus intereses personales, son interesados, vanidosos, envidiosos, y cainitas…cuando no sinvergüenzas. Buscan su situación personal, sus intereses, su cuota de poder y de influencia. Suelo pensar que solo sale uno bueno –y digno de ser seguido– de cada cien.

De ahí que la política, y por ende, todo lo demás, funcione como funciona, y así nos va, de pésimo.

Lamentablemente, esa forma de actuar ocurre a todos los niveles, y en cualquier entidad por pequeña que sea.El que coge el mango, no tiene intención de soltarlo, y se las maneja para conseguirlo. El que dicha actitud no sea la adecuada para representar a un colectivo en cualquier entidad, se la suda.

Un servidor lleva con mucho orgullo lo de: “no ser de nadie”. No he pertenecido, ni pertenezco a ningún partido, ni a sindicato alguno, por ello tengo la libertad necesaria para opinar, hablar, y escribir. Sin atadura de ningún tipo, lo que no me impide comprometerme con los temas y las cuestiones que considero justas y dignas.

Uno de esos compromisos (el otro, es a una peña deportiva) es mi pertenencia a la Coordinadora de Pensionistes Alcoiá-Comtat, teniendo siempre presente que se trata de una entidad sin ánimo de lucro, y porque estimo justo trabajar –desde mi propia irrelevancia– por los asuntos que dicha Coordinadora asume.

Siempre hemos deseado poder hablar, mantener coloquios abiertos con los pensionistas, intercambiar inquietudes, informar de tantas y tantas cosas que muchas de estas personas desconocen… esas personas, y nosotros, somos pensionistas, somos iguales, con los mismos problemas, y con los mismos objetivos…

Pues bien, salvo en un par de ocasiones (Centro de Oliver, y el Centro ubicado en la Casa de Cultura de Juan XXIII) nunca se nos ha permitido acudir a charlar con nuestros iguales, a intentar explicar lo que desconocen, a responder a todas sus preguntas.

Esas personas tienen todo el derecho a estar informadas, a saber lo que está pasando, y el por qué. Tienen todo el derecho a saber las consecuencias de todo lo que se está llevando a cabo, y de todo lo que se está cociendo, y que va a ser doloroso.

Nunca lograré entender los motivos por los que esas personas que dirigen, o dicen dirigir esos centros se muestran contrarios a nuestra presencia. Deducirán ustedes que algo poco claro debe de impulsarles a actuar de esa manera dictatorial y caciquil, más propias de tendencias y de ideologías que todos conocemos.

Llevamos meses intentando tener esos contactos con instituciones docentes (para adultos) y la contumaz respuesta es –siempre– darnos largas.

La estupidez y el mamoneo se han extendido tremendamente en este país, y es triste que alcancen a las personas que no se dedican ni a la política, ni a nada que pueda resultar inconveniente para la sociedad. Son, somos, simple y llanamente, ciudadanos, pensionistas, parados, precarios, mujeres que reclaman los derechos que les han expropiado, jóvenes que tienen un futuro tremendamente negro y sobrecogedor.

¿Tan terribles y dañinos nos consideran? ¿O es que temen perder ese estatus que les hace parecer superiores? Pienso que TODAS y TODOS tienen derecho a compartir la verdad, lo que está pasando, lo que puede pasar, y lo que les espera a los que vienen detrás.

Sepan ustedes, señores y señoras responsables de esas Centros de Pensionistas, Hogares de Jubilados, Organizaciones Vecinales, Universidades Senior…que no somos la peste, que solo queremos –porque creemos en esta lucha- compartir la situación con todas y con todos, pero eso sí: Permitiendo y ayudando a que sea, siempre, al calor de la verdad.

Piénsenlo, atrévanse, comprueben que no somos dañinos, muy al contrario, nosotros sí estamos comprometidos con estas personas y con su problemática, que también es la nuestra.

Puede que dicha problemática no sea la suya, pero eso no les da derecho alguno a censurar y privar de sus derechos a los demás.

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