No lo sabemos todo
Valorar nuestro entorno significa también ser conscientes de nuestro pasado. Un patrimonio que nos envuelve y quizá no les prestemos la importancia que merece. Recientemente, Alcoy destapa un nuevo descubrimiento en su historia gracias al hallazgo de nuevas pinturas rupestres de la época neolítica en la zona de El Puig.
Iker Batán, joven espeleólogo aficionado ha sido quien ha documentado este descubrimiento. Desde materializar el encuentro con las pinturas, rápidamente contó con la colaboración del Museu Arqueològic Municipal y con la ayuda de la Universidad de Alicante.
Un hallazgo de este calibre, que se suma a otros espacios rupestres en nuestra comarca, es mucho más que un elemento de curiosidad. Es una invitación directa a mirarnos con otros ojos, a entender que lo que pisamos y lo que nos rodea no es solo paisaje, sino legado.
En ocasiones, el día a día nos impide valorar este tipo de hechos y terminamos pasando por alto aquello que nos da identidad como pueblo. ¿Cómo es posible que la ciudad de Alcoy, rodeada de sierras, barrancos y cuevas, siga sorprendiendo con historias enterradas durante milenios y que, sin embargo, tantas veces le demos la espalda a su valor patrimonial?
El hallazgo en El Puig es también un aviso. Porque proteger lo que tenemos no es solo cuestión de expertos o instituciones, sino de todos. Preservar estas joyas no significa solo conservar piedras o pinturas, sino proteger un relato común, un hilo que conecta a quienes fuimos con quienes somos.
Deberíamos preguntarnos cuántas veces hemos caminado cerca de lugares como este sin saber qué escondían sus rocas. Cuántas historias duermen a nuestro alrededor esperando que alguien, con pasión y curiosidad, las despierte.
Ojalá este descubrimiento sirva para reforzar el cuidado y la inversión en patrimonio, para potenciar la divulgación y, sobre todo, para hacernos sentir un poco más orgullosos de vivir en un lugar que todavía guarda secretos de hace más de 7.000 años.
JORDI PASCUAL. Periodista