Once músicos a ritmo de swing

Los aficionados llenaron 'La Mujer Barbuda' para celebrar el Día Internacional del Jazz en Alcoy

los aficionados llenaron “la mujer barbuda” para celebrar el día internacional del jazz en alcoy
Un momento de las actuaciones registradas el jueves en La Mujer Barbuda celebrando el Día del Jazz. | XAVI TEROL

Eran los justos para formar un equipo de fútbol, once, o una escuadra festera, pero prefirieron reunirse, se “convoyaron”, para compartir lo que más les gusta: la música de jazz. Once alcoyanos, todos hombres (cuestión a revisar) disfrutaron y contagiaron su disfrute a un público que el jueves llenó el pub La Mujer Barbuda, convertido en club de jazz y todo gracias al trabajo, la constancia y el esfuerzo de unos aficionados que dirigen el Jazz Club El Mussol.

Reconforta que en Alcoy aún se puedan organizar cosas como el Día del Jazz sin tener que depender en todo del Ayuntamiento o de la subvención equis. La llamada del mossèn Torregrosa del jazz alcoyano, Moisés Olcina, y la pasión por el swing han bastado para que once músicos de los más diferentes orígenes y estratos, se den cita una tarde lluviosa de abril para celebrar que el jazz es de todos, que está vivo y, según la Unesco, en su día mundial “concienciar sobre la importancia del jazz como herramienta educativa y de promoción de la paz, el diálogo y la cooperación entre pueblos de todo el mundo”. Por pedir que no sea.

No está escrita la historia del jazz en Alcoy, que debió estrenarse como en otros puntos de España, a finales de los años veinte. Aquí las orquestinas apostaron más por lo bailable que por lo intelectual y lo arriesgadamente creativo, por eso nos suenan más nombres de grupos y orquestas que de solistas. El primer nombre propio alcoyano vinculado al jazz es el de Enrique Llácer, Regolí, maestro de la batería y la percusión, en los años 50. Luego vendría la influencia pedagógica de Terry Laforgue y aquellas jazz sesión en los bajos del De Dins, con José García, Melanio, como anfitrión. Y dos saxofones que lo cambiaron todo, el de Enric Peidro, ya internacional, y el de Moisés Olcina, que se quedó en Alcoy para mantener ardiendo la llama, del swing y el jazz a las faldas de la Font Roja y la Mariola.

El jueves, herederos de la fuerza de quienes están en los altares, disfrutamos del once oficial, capitaneados por Moisés, con el maestro Javier Blanquer a la batería, insustituible; Juan Vicente Vicedo, estudioso y académico de la guitarra y de clarísimas habilidades para los arreglos y la composición; dos bajos con mucha altura como Coqui Serra y Alejandro Gisbert; arte y swing en cada poro a ritmo de clarinete con Rafa Sempere; las mágicas guitarras del presidente Jacobo Blanes y el rockero Chus Moreno; la trompeta viva de Ximo Vallés y ese autobús de arte que es el trombón de varas de Quico Linares.

En su nueva sede de club de jazz, el Mussol mantiene su programación de los jueves en La Mujer Barbuda. Lo de esta semana, el Día Internacional del Jazz, fue solo un recordatorio de que hay mucho jazz en Alcoy.

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