Ovación final para el Alcodiam y “su rey”
Ferran Formatjé, figura clave para el club, ha colgado los patines definitivamente

El PAS Alcoi pone punto final a una de las temporadas más memorables de los últimos años. Lo hizo ante un pabellón Miguel Sarasa entregado, donde no solo se cerró una campaña brillante, sino también una etapa: Ferran Formatjé, uno de los jugadores más queridos del club, colgó los patines definitivamente.
Llegar al playoff por el título ya es un logro para el conjunto de Lorenzo Pastor, pero hacerlo compitiendo de tú a tú frente al todopoderoso Barça lo convierte en algo aún más meritorio. Aunque los últimos encuentros de la fase regular le empujaron al octavo lugar de la clasificación, lo que le obligaba a enfrentarse al líder, el Barça, el equipo no perdió ni un gramo de ambición. En el primer duelo, en el Palau Blaugrana, los alcoyanos firmaron una auténtica hazaña: forzaron la tanda de penaltis ante el Barça, un hito que ya habla del nivel competitivo alcanzado por el Alcodiam esta campaña. La eliminatoria, sin embargo, se resolvió en casa.
El segundo partido, disputado en un pabellón a rebosar, comenzó con esperanza. Gonzalo Pérez, con un doblete, recortó distancias para llegar al descanso 2-3. Pero en la segunda mitad, el conjunto azulgrana impuso su calidad y cerró el marcador con un contundente 2-7 que certificó la eliminación del Alcodiam.
Más allá del resultado, fue una jornada emocionante, con hockey del bueno y un ambiente que quedará para el recuerdo. Especialmente por el emotivo homenaje a Ferran Formatjé, que disputó su último partido con la camiseta del PAS Alcoi.
ETERNO FORMATJÉ
Lo que ocurrió sobre el parqué fue la despedida de un jugador que ha dejado una huella imborrable: Ferran Formatjé. No solo se marcha un jugador clave; se despide una figura que ha encarnado como pocos el espíritu del club. Desde su llegada, Ferran no tardó en conectar con la esencia de la entidad. En un club como el Alcodiam, donde el sentimiento de pertenencia va más allá del escudo, Formatjé encontró su lugar y lo hizo propio. No por casualidad se convirtió en referente para la cantera, en ídolo para los más pequeños y en uno de los jugadores más respetados dentro y fuera de la pista.
Por ello, el club se despidió por todo lo alto de la leyenda. El homenaje empezó mucho antes del pitido inicial. Desde las gradas, una enorme pancarta con el lema ‘O rei’ dominaba el fondo, mientras decenas de niños lucían camisetas con su nombre. Fue imposible no emocionarse cuando el presidente Andrés Hernández le hizo entrega de una placa de agradecimiento, acompañada de una ovación unánime del pabellón.
El último minuto del partido fue todo suyo. Pastor le llamó al banquillo, y el pabellón, en pie, le regaló un aplauso eterno. Formatjé abrazó a sus compañeros, al cuerpo técnico y se sentó a ver cómo el reloj marcaba el final. Tras el partido, los gestos lo dijeron todo. Abrazos con excompañeros, un pasillo de honor con los sticks levantados —entre ellos, los de campeones del mundo del Barça—, y una pista repleta de niños y aficionados buscando una foto, una firma o una simple palabra. Ferran contuvo las lágrimas, aunque el nudo en la garganta era evidente. Porque despedirse nunca es fácil, menos aún cuando se deja atrás algo que ha formado parte de tu vida durante toda tu vida.