Pablo Garrido, noveno de la general en la Titan Desert

En su estreno en esta prestigiosa prueba, considerada como el Dakar de las bicicletas de montaña

Hace un año la pandemia impidió que Pablo Garrido pudiera disfrutar de poder correr en el desierto. Entonces la Titan Desert, considerada como el Dakar de las bicicletas de montaña, se trasladó de Marruecos a Almería. Quedaba pendiente un viejo sueño que ahora ha podido hacer realidad. El alcoyano acaba de regresar de la cordillera del Atlas y el desierto de Marruecos donde ha finalizado en un excelente noveno lugar en su primera participación en esta dura prueba africana, en cuyos puesto de privilegio ha contado con el exprofesional Haimar Zubeldia, segundo por detrás del suizo Konny Looser, o Josep Betalú, ganador desde 2016 hasta 2019.
Garrido completó los 643 kilómetros a lo largo de seis etapas con un tiempo de 25h 13’28’’, a una 1 hora y 27 minutos del vencedor de la prueba. Fue una de las ediciones más duras de la historia de esta carrera que reunió a 423 corredores en la línea de salida. Por delante kilómetros de montañas, dunas, ríos, arena, rocas y parajes idílicos que nunca olvidará y que recordará toda la vida. “Lo que te dicen es poco, es una experiencia que enamora y engancha”, asegura el alcoyano que ya está pensando en la siguiente edición, que no será en octubre como este año, sino en mayo, fecha tradicional de la carrera.
Un debut que aún pudo ser mejor pero que se torció justo en la última etapa. Iba séptimo de la general pero un pinchazo y la tensión por recuperar el tiempo perdido, llevó al alcoyano a una pequeña crisis, la única que tuvo a lo largo de los seis días, que le relegaron hasta la novena posición. Los beneficiados fueron sus dos compañeros de equipo, el soriano José Luis Gómez y el catalán Pau Marzá, que terminaron séptimo y octavo, respectivamente.
Pablo Garrido participó en la Titan Desert 2021 como uno de los seis integrantes de los dos equipos del Gobik Factory Team, con sede en Yecla. El alcoyano formó parte del A, que tenía como reto pelear por la clasificación por equipos, objetivo que lograron al hacerse con el primer puesto. “He disfrutado como hacía tiempo que no lo hacía. Quizás también porque todo ha ido a pedir de boca. Salvo ese percance de la última etapa, la experiencia ha sido fascinante, muy recomendable y ya estamos pensando en volver. Además no será en octubre, la edición de 2022 está programada del 8 al 13 de mayo y ya se han abierto las inscripciones. Según nos han comentado, en esas fechas hace más calor. En esta edición prácticamente ni lo he notado. Como todo ha ido muy bien, en las horas de más calor ya habíamos terminado, pero han habido participantes que terminaban a las 5 o las 6 de la tarde y sí que lo pasaban mal”, admite.
El alcoyano, de 32 años, es un especialista en pruebas por etapas en bicicleta de montaña. De hecho, en pocas semanas volverá a ponerse el malliot para disputar la Vuelta a Ibiza, que se disputa en cuatro etapas. Aunque no es profesional del MTB sí que dedica muchas horas al día a entrenar, sesiones que compagina con su trabajo en una tienda de bicicletas de la ciudad. Ha participado en muchas carreras UCI tanto en el extranjero como en nuestro país. En 2022 quiere volver a la Titan Desert con una mejor preparación e intentar asaltar las primeras plazas de la general. “Es muy importante la navegación. La organización te permite acortar las distancias de cada etapa, siempre y cuando respetes el orden de los puntos de control que establece el libro de ruta. Los más expertos llegaban a recortar 10 y hasta 15 km por etapa”, desvela.
Le fascinó pedalear en solitario por el desierto junto a camellos sueltos o le dio mucha pena ver la pobreza en la que viven muchas personas en el desierto. “Sobre todo cuando ves a niños muy pequeños, es la parte menos agradable de la carrera”. Guarda un grato recuerdo de la temida etapa maratón, en la que los participantes están obligados a llevar en el equipaje la ropa con la que van a acostarse esa noche y correrán al día siguiente después de dormir en jaimas. “Ese día no tenemos ni fisios, ni mecánicos, ni ninguna ayuda externa. Tenemos que arreglarnos como podemos. El ambiente es increíble ese día”, finaliza.

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