Parrilla de salida

Hemos empezado un nuevo año y no se puede hacer de mejor forma que celebrando la llegada de los Reyes de Oriente. Es uno de mis días favoritos; primero escuchar el bando real, ver a Tirisiti y toda la familia que le acompaña, bailes y música popular e imprescindible tirar la carta a les “burretes”, siempre bien cuidadas y con todo el respeto y cuidado de la gente hacia el animal al acercarnos a dejarla, mirando bien que caiga dentro del buzón. Y lentamente llega la noche mágica, nervios desde que despertamos, algunos que van a ver el campamento real, bien montado por los amigos Samaritas, que un año más ayudan al séquito real. Y despacio pero inexorablemente llega el ocaso y se empiezan a ver los destellos azules de las motos de la Policía Local, siempre dispuesta a servir a los ciudadanos. Y ya vemos bajar al jinete encima de su corcel con suave trotar llevando la estrella que siguen sus Majestades.

Fuertes y esbeltos antorcheros, soldados romanos, porteadores, el pueblo bailando al son de fanfarria, y nuestros queridos pajes con su cara embetunada para ocultar su rostro, que van corriendo de un lado a otro entregando paquetes en las casas, subiendo por esas grandes escaleras que parecen que los trasladen al cielo cuando ven las caritas de esos niños ilusionados al igual que asustados y con mucha felicidad en sus ojos.

Y como no, la ilusión de ver bajar a Melchor, Gaspar y Baltasar con ese vaivén típico al ir montados en los cuadrúpedos con joroba. Sus fieles acompañantes subiendo a todos los niños para poder besarlos.

Y por supuesto agradecer el inestimable trabajo de aquellos que lo hacen a la sombra. Todos los que preparan los paquetes, personal del ayuntamiento y encargados de la limpieza, así como la concejalía responsable de tan gran e importante visita a nuestra ciudad. Pero en realidad lo más importante de esa noche no es el regalo sino las manos de quien los da. Y aunque no se pida en las cartas me permito el haceros unas sugerencias para este nuevo año que ya ha empezado a caminar.

No se agobie: Puede que la economía no mejore y la situación política tampoco promete mucho, pero usted no se angustie la vida sigue de todas las maneras.
No tenga prisa: Reflexione en cada cosa que ocurra sin correr. No se deje engañar ni por políticos, medios de comunicación o expertos en manipular de manera masiva, no deje que lo lleven a empujones.

Sea aunque no tenga: Sea y crezca por lo que sea y crezca interiormente, no por lo que posee. Eso nunca nadie se lo puede arrebatar.

Guarde la amistad: Pase lo que pase y aunque sean los peores momentos de nuestra vida, a nuestro lado siempre estarán nuestros amigos, así que hay que cuidarlos.
Guarde los buenos recuerdos:
Las cosas gratas es muy posible que no se repitan o que no vuelvan a suceder, pero guárdelos en su memoria para cuando le hagan falta.

No se comprometa, aunque escuche: No crea lo que le diga la gente envidiosa, ni a los aduladores, ni aquellos que le hacen la pelota. No merecen su tiempo. Si se encuentra con alguien que lo sabe todo, cuidado, es muy posible que no sepa nada.

Así que atentos, pues ya estamos en la parrilla de salida y cada uno ocupamos nuestro lugar y si importante es salir mucho más el llegar. Y recuerda que el premio más importante nos lo dará Dios, como lo recuerda San Pablo en su segunda carta a Timoteo 4: 7– 8 He peleado la buena batalla, he llegado al término de la carrera, me he mantenido fiel. Ahora me espera la corona merecida que el Señor, el Juez justo, me dará en aquel día. Y no me la dará a mí, sino también a todos los que con amor esperan su regreso.

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