Recuerdos de infancia

Salió corriendo a la calle y se perdió de repente. Miró con atención intentando observar al otro lado de la acera un pequeño parque donde había un improvisado campo de fútbol ¡cuántas tardes había pasado observando a sus amigos, como corría, con saltos, empujones, todos detrás de la pelota.

Pero ahora todo estaba en silencio, nadie jugaba en aquel sitio. Se llenó de tristeza recordando aquellas tardes cuando salían del colegio y veía a su hermano y a otros niños jugado un partido de fútbol, pero desde que Ismael había sufrido el accidente intentando coger el balón, colgado en un poste de luz, ya nada había sido igual, nadie frecuentaba ese espacio. La niña sintió una gran angustia, recordando a Ismael tendido en el suelo lleno de sangre. Su madre chillaba desesperada mientras se llevaban al niño a todo prisa al hospital.

Recordando todo aquello sintió vergüenza pues detestaba a Ismael, porque la había incordiado algunas veces, haciéndole notar que no debía dar saltos si no se ponía un sostén en los pechos. “Niña que ya son muy grandes y bailan solos”. ¡Qué vergüenza le daba sus provocadoras expresiones, lo detestaba, pero ahora una angustia la ahogaba, ver al muchacho en el suelo la lleno de espanto.

Mientras aquellos recuerdos la llenaban de tristeza no pudo impedir que una lágrima se deslizara, por su mejilla, no había vuelto a ver a su amigo, no sabía nada de él.

.-¡Clara, Clara, oye, Ismael ha vuelto a casa, ira con muletas unos meses, pero está bien.

Fue como un rayo de primavera, como un sol espléndido, que la acariciara. Respiró aliviada. Se sintió de repente invadida de una gran alegría, bostezo una sonrisa y se puso a llorar. Ismael estaba bien.

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