“Si nos hacen esto a nosotros, ¿qué les estarán haciendo a los 11.000 palestinos encarcelados?”

Entrevista a Joan Bordera, el diputado y activista alcoyano que ha formado parte de la flotilla que buscaba llevar ayuda humanitaria en Gaza

“Si nos hacen esto a nosotros, ¿qué les estarán haciendo a los 11.000 palestinos encarcelados?”
Joan Bordera ha vivido una experiencia que, a pesar de todo, valora positivamente.

El último 8 de octubre hizo dos años desde que empezó el ataque indiscriminado de las fuerzas israelíes contra Palestina. Desde entonces, la situación ha estado en el punto de vista mediático, político y social en la agenda diaria. La opinión pública ha ido aconteciendo cada vez más propalestina y una gran muestra de esto ha sido la Global Sumud Flotilla, un equipo de casi cincuenta barcos tripulados por activistas que buscaban llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza y abrir así un corredor para el suministro constante de la zona. A bordo de uno de ellos iba Joan Bordera, diputado autonómico a las Corts por Compromís y vecino de Alcoy, que ahora está de vuelta e “intentando dormir y comer”, pero también “muy contento de haber participado de esta misión”. Hablamos con él sobre la experiencia.

– ¿Cómo es esta vuelta a la normalidad después de haber formado parte de la flotilla?
– Por un lado, el apoyo de mucha gente es un empujón, es un alimento. Pero por otro lado, también hay declaraciones, sobre todo aquí, en Les Corts, de gente del PP, gente de Vox… Como lo del ‘Gordo de Auschwitz’ que el otro día se hizo tan viral. Ni siquiera con todas las evidencias que tenemos de que el genocidio que está sufriéndose allá es absolutamente criminal y que las cifras de víctimas están infravaloradas, le otorgan dimensión a la tragedia.

–Vosotros estabais en el barco que, según un influencer israelí, no llevaba ningún tipo de ayuda humanitaria, pero vosotros aseguráis que sí. Cuéntame un poquito cómo fue esto.
– Sí, estábamos ligados de manos en el barco, porque el nuestro, al ser de los más grandes y de los que más personas llevaba, fue de los primeros en ser interceptado, a unas 74 millas náuticas de la costa de la Franja de Gaza. Allí lo que hacen es inmovilizarnos. Una vez estamos ya en el puerto de Asdod, nosotros estamos en la parte de arriba de la cubierta y abajo, en la habitación de los chicos, hacen este teatro absolutamente sin ningún miramiento, porque estamos arriba, estamos escuchando lo que ellos están haciendo. De hecho, saco la cabeza por una ventanilla para ver qué está pasando y escuchamos que dicen que no llevábamos ayuda humanitaria, que lo único que llevábamos eran nuestras cosas, la ropa y todo esto. Pero lo que habían hecho era meter un cordón policial, una banda, en las habitaciones donde estaba la ayuda humanitaria, porque no querían que el influencer de turno este se equivocara y entrara en la habitación que no tocaba. Era un teatro. Después, algunos sí que tuvieron la oportunidad de ir a recoger algunas de las cosas que llevábamos, pero otras personas del barco no tuvieron la oportunidad porque realmente no querían que nadie bajara.

– ¿Por qué decides embarcarte tú en la flotilla?
– Yo llevo mucho de tiempo preocupado por esta cuestión. La estructura de leyes internacionales es bastante mínima, no tenemos muchas garantías. Si las pocas leyes que tenemos se las salta un estado, llega a un punto en que al final no es solo la lucha del pueblo palestino, sino que queremos parar esto antes de que se denigre todavía más, porque nos afectará a todos.

– ¿Cómo fue el recorrido hasta llegar allí?
– Se alargó un poquito por muchas razones. La principal es que éramos casi 50 barcos, pero al final hemos reunido 43 o 44 porque algunos son comprados de segunda mano, reparados unos pocos días antes de salir del puerto por voluntarios. Entonces, ha habido algunos problemas técnicos en la gestión de algunos de los barcos que han retrasado un poco la misión. También hay que recordar que el Mediterráneo en septiembre no es el mejor momento para navegarlo, porque empiezan a haber tormentas. De hecho, hubo una en Grecia que nos hizo esperar dos días, que es precisamente cuando nos atacan en aguas internacionales. La otra razón por la cual hemos llegado algunos días más tarde es porque hemos sufrido ataques. Uno en aguas territoriales de Túnez, atracados en un puerto: dos barcos de la flotilla fueron atacados por pequeños explosivos lanzados con drones. Y después en aguas internacionales ya cerca de Creta, también fuimos atacados, que es la experiencia más terrorífica que he tenido yo dentro de los barcos: ver como una milla de distancia atacan con 14 explosivos diferentes y cada 15 minutos le cae un artefacto a una de las naves que tienes delante. Fue una película de terror ver como caen explosivos a barcos en que sabes que va gente que quieres y con la que no puedes contactar en ese momento. Y que tampoco sabes si el siguiente explosivo te caerá a ti.

– Una vez que llegáis allí, ¿cómo es el recibimiento?
– Llegamos al puerto de Asdod, en nuestro caso, después de 20 horas secuestrados en aguas internacionales. Una vez llegamos es cuando empieza el intercambio entre militares y policía, y allí es cuando se nota el cambio de trato. Los militares no nos hicieron nada porque sabían que estaban siendo grabados, era un ambiente en que no sabían dónde estaban las cámaras. Pero una vez ya tienen el puerto controlado y saben que están en casa, empiezan los golpes. A mí, en concreto, uno en las costillas, a un compañero mío casi le rompen el brazo, a Greta Thunberg le pegan patadas en el suelo mientras le obligan a besar la bandera de Israel y le escupen y le dicen ‘puta’… Y empieza el trayecto por los ‘checkpoints’: nos desnudan, nos quitan todo el equipaje y echan cosas a la basura y empiezan a presentarnos papeles… Después, nos meten en un furgón y en un tipo de jaulas de dos metros por dos metros y nos vamos a la prisión de Ktzi’ot, que es una prisión de máxima seguridad que está entre la Franja y Egipto. Ahí pasa lo más duro. Muchas veces entraban con perros, con rifles teledirigidos, te apuntaban a un metro de distancia, esprays pimienta… Lo más terrible desde nuestro punto de vista ha sido el tratamiento a la gente que tenía alguna enfermedad. Nos llegaron a decir la frase que se ha hecho muy viral que “los animales no necesitan doctores”. Nosotros pensábamos que, si nos hacen esto a personas de Occidente con derechos reconocidos parlamentarios, qué les estarán haciendo a los 11.000 palestinos que tienen encarcelados?

– ¿Y cómo habéis recibido vosotros desde allí la acogida de la gente? Tanto para bien como para mal.
– Sabíamos que habría ataques, habría burlas hacia la flotilla… Pero la otra parte ha sido mucho más positiva de lo que esperábamos. Hemos recibido todavía más alegría y sorpresa con todo el fenómeno positivo que ha supuesto no solo la flotilla sino las manifestaciones en todo el mundo. Pero, en concreto, Europa ha sido muy potente.