Si te explicas bien, se te puede comprender

Esta máxima la tenemos todos aprendida, pero, ¿es totalmente cierta? Sorprendentemente no. Para ser bien entendido, tienes como base la de aplicar, aunque sean de banal comprensión, los cuatro términos siguientes, que a pesar de ser elementales, hoy vemos a los políticos hacer poco uso de ellos. Estos serían los siguiente: con la venia de los psicólogos que sabrán muchísimo más, sólo se pretende apuntar una pequeña reflexión: 1º la identidad de lo que se quiere expresar, así un flan y una tarta de fresas, siendo igualmente considerados los postres, al final de una comida, pues no son la misma cosa, si me refiero a un flan no tiene nada que ver con una tarta.

En un segundo lugar colocaremos la forma o la configuración de lo que estamos expresando, en tercer lugar lo ordenaremos y en cuarto indicaremos la relación que existen entre estos elementos con los demás. Así, abreviando tenemos, esencia o naturaleza, configuración, ordenación e interrelación. La ordenación de los elementos que expresamos, será importante si queremos ser comprendidos por nuestro interlocutor.

Esta forma cognitiva ha sido fundamental en el desarrollo cultural de los pueblos por sus fundamentos básicos y lógicos.

En cuantas charlas, conferencias y por supuesto, en el desarrollo de las materias que te expresaban los profesores en cualquier asignatura en la Universidad este sistema era utilizado con plena aceptación tanto por su profundidad como por su claridad.
Sorprendentemente, hoy los políticos actúan de forma totalmente diferente a pesar de las evidencias palpables, causando confusión.

Nos quedábamos “pasmados” de oír a una señora un “¡pues no me voy, me quedo!” con rintintín, y sustraer dos botes de crema de poco valor, o por lo menos, nos costa que podría comprarse los que quisiera con el suelo que debe percibir, otra, se atrevió hasta juzgar de equivoco a un juez, después de desarrollar con todo un arte increíble lo ocurrido en la corrupción que les sobrepasa las orejas, a ella y a muchos de sus compañeros de partido y todo un arte también, en tergiversar los hechos, en un “donde dije digo, dije Diego” y poco más.

Lo de siempre, con “Y tu más” intentan justificar e intercambiar sus 100 errores premeditados, por el 1 de los otros. Un fragante acoso a los cuatro elementos antes expuestos.

Ya han pasado a la oposición, pero siguen en sus puestos, esperando saltar al degüello de todo el que proponga racionalizar la vida social con una visión más civilizada.

Parece que el nuevo presidente lo está intentando ¿lo conseguirá? Pues la verdad, lo tiene muy difícil. Los “depredadores” lo acechan por todas partes.

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