Tirar de lógica

Las lesiones nunca gustan, y más cuando a alguien se le priva de ejercer su profesión, pero no hay mal que por bien no venga y lo malo también trae cosas buenas, en este caso, la primera victoria de la competición del Deportivo lejos del Collao y la primera después de once desplazamientos, entre esta temporada y la pasada. Digo esto porque ha sido rejuvenecer algo el once inicial del equipo y que los aficionados blanquiazules volvieran a festejar siete jornadas después un triunfo. Rejuvenecer y también darle algo de lógica al equipo titular con Navarro luciendo el 3 a la espalda. No es que el de Novelda sea el Maldini de la categoría, porque a sus 35 años la edad empieza a no perdonar, ha perdido velocidad, también algún que otro reflejo, pero a colocación y sabiduría no le gana nadie y mientras no se demuestre lo contrario, debe ser el lateral izquierdo titular del Alcoyano. Jugó el domingo, y portería a cero en Cornellà. Dos semanas antes, con la banda izquierda haciendo aguas, Vicente Mir tuvo que recurrir a él a la media hora y también el Ebro se quedó sin marcar. Frente al Espanyol B en casa, sin Navarro en el equipo, dos goles por su banda y contra el Teruel, repetición de errores y el árbitro terminó salvando el pellejo al Alcoyano. De los seis lesionados que no viajaron a Cornellà, Óscar Díaz, Nieto y Córcoles superan ampliamente la treintena y Anaba, que a este paso lleva camino de ser el becario del que nadie sabe nada, Eldin y Alberto Rubio, están por debajo de los treinta. Jugó Lino, que tiene 21 años y marcó, y también lo hizo Primi, que está por los 22. No sé si el once del domingo en Cornellà tendrá mucho recorrido en lo sucesivo, porque a Vicente Mir le gusta mucho rodar a los jugadores y fue un dibujo pensado para fuera de casa, con tres centrales, pero al menos ya hay algo a que agarrarse, puesto que hasta ahora las versiones que habíamos visto del Alcoyano siempre presentaba algún descosido. Bastó poner algo de lógica y crecer en el partido desde el orden, sin alardes y dejando que el Cornellà terminara estrellándose ante su propia impotencia.

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