Vacío

Hubo un tiempo no muy lejano en el que los derbis tenían categoría de partidos especiales. Eran duelos que no solo los esperaban los aficionados, por aquello de la vecindad, también por los propios jugadores, las directivas y porqué no decirlo, hasta para nosotros los medios de comunicación. Entre semana era raro el día que no intercambiábamos mensajes vía móvil y el domingo deseábamos vernos para darnos un abrazo y luego durante el partido presumir de equipo. Era una rivalidad sana, de esas que cada vez se ven menos en el fútbol. El domingo sentí un enorme vacío, una gran desilusión. Viví el derbi más descafeinado, más desangelado de todos, y son unos cuantos. Tuve la sensación al sentarme en la grada del Clariano de haberlo hecho en el campo del Conquense o del Teruel. Apenas había ambiente de derbi, pero no lo digo por el Ontinyent y sus aficionados que bastante tienen con solventar contrarreloj una situación límite que compromete incluso el futuro de la entidad. Hablo por el Alcoyano y su entorno, desde hace un tiempo el ambiente alrededor del equipo está enrarecido y el derbi fue un buen termómetro para pulsar el distanciamiento que hay ahora mismo entre todo lo que rodea al equipo y afición. Volviendo al pasado, era habitual ver tras el partido a seguidores blanquiazules esperando a la salida de los jugadores para departir con ellos. El domingo, ni un alma. Los futbolistas del Alcoyano fueron saliendo uno tras otro cabizbajos sabedores de que ni el resultado ni el juego había convencido a nadie. Por no haber, ni quedó nadie de la directiva que nada más terminar el derbi salió escopetada rumbo de regreso a casa con un monumental cabreo por el derbi vivido. Los medio centenar de seguidores blanquiazules desplazados se pasaron la última media hora de partido exigiendo la dimisión de Vicente Mir y pidiendo el regreso de Toni Seligrat. El descontento entre el aficionado es mayúsculo y más preocupante aún el ambiente frío y distante que actualmente envuelve todo lo relacionado con el equipo. Hace diez días fue fichado Pino, ni acto de presentación ni foto oficial de bienvenida, ni nada de nada. El presidente anda desaparecido mientras crecen los rumores en torno a su figura y al futuro del club. El último, la venta de la entidad a un grupo inversor. A todo esto, el domingo llega el líder con Vicente Mir más cuestionado que nunca y con algunos pesos pesados del vestuario hartos del carácter agrio del técnico.

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