¡Votad todos!

Recuerdo que uno de los libros preferidos que leí cuando tenía unos ocho o nueve años trataba sobre la misión secreta que tenían encomendada todos los topos del mundo: reparar la superficie terrestre para que no se hundiese sobre el núcleo del planeta. Para ello, necesitaban la ayuda del conjunto de la humanidad y contactaron con un niño (cuyo nombre no recuerdo) para que extendiese el mensaje por los cinco continentes. El plan era que todos los habitantes de la Tierra se pusiesen de acuerdo y saltasen a la vez, el mismo día y a la misma hora, para que los topos pudiesen colocar una especie de pilares con los que apuntalar la corteza de la tierra. Su título era ¡Saltad todos!

Tomo ese título prestado para invitaros a participar en otro reto casi igual de noble: acudir a vuestro colegio electoral el próximo 26 de mayo. La situación no es tan dramática como la del argumento del libro: de momento, no parece que el suelo que pisamos vaya a desaparecer bajo nuestros pies. Pero la oportunidad de decidir a los inquilinos del excelentísimo Ayuntamiento no puede desperdiciarse a la ligera. Poder elegir quién va a tomar decisiones que afectan a todos es un regalo que solo llega cada cuatro años. No es un sistema perfecto, pero costó sangre, sudor y lágrimas. Y no encuentro razón lógica para renunciar a ese derecho. Hasta para poder quejarse sobre los resultados, siempre es más razonable poder tener la conciencia tranquila: saber que, al menos, no quedó por uno mismo, que se hizo lo que se pudo.

En las municipales de 2015, la participación en Alcoy fue del 68,88% (ligeramente superior a la de 2011, del 67,59%, y casi idéntica a la de 2007, del 69%). Es un dato muy próximo al de la media del país, de un 64,93%. Pero me sigue sorprendiendo que tres de cada diez personas prefieran que sea el prójimo quien decida en su lugar. Es la hora de escoger al partido y a las personas que se consideren más capacitados para lanzar la regeneración de San Francisco, la urbanización de la Plaza de Al Azraq o la recuperación de la manzana de Rodes de una vez por todas. Es la hora de apostar por una hoja de ruta para relanzar las áreas industriales y, si es necesario, planificar y desatascar otras. Y es la hora de escoger soluciones para cubrir servicios que no existen, por muchos esfuerzos que se trate de dedicar a la promoción turístico-cultural (léase modernismo, ciutat del nadal o les festes). Así que, ¡votad todos! Y hacedlo sin que los debates nacionales ni la manipulación os nublen el juicio. Aunque solo sea por descarte. Al mal menor. Por premio. Por castigo. Para cerrar puertas o abrir otras. O simplemente por la pura lógica del aixó ho pague jo. Pero pensad que lo del reestreno del CADA no es lo habitual: el futuro no llama a la puerta dos veces.

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