Ximo Llorens: “El Teatro es para disfrutarlo, no para sufrirlo”

De bolos con ‘La Tortuga de Darwin’ con la compañía Teatre Circ

Ximo Llorens posa para El Nostre en la Rosaleda.

Algunos identifican al polifacético Ximo Llorens como el Woody Allen alcoyano, tanto por su parecido físico como por su talento creativo. Acaba de ganar por segunda vez el premio Evarist Garcia de teatre breu en valencià que convoca la Diputación de Alicante, con la obra ‘Els embruixats de Clichy’. Será Tomás Mestre, el otro ganador de este premio en dos ocasiones, quien dirija su lectura dramatizada el próximo 30 de noviembre en el Teatro Arniches de Alicante.

“Los concursos literarios sirven a nivel alimenticio –dice Llorens– a mí la gloria literaria me ha dado completamente igual. Lo que me interesa es ganar el premio. Después de toda la vida escribiendo, desarrollas un sexto sentido para saber qué hacer en un concurso determinado para que te lo premien.”

El primer concurso literario
Con 11 años, presentó su cuento ‘También hay turrón en el cielo’ al concurso convocado por el periódico Ciudad. Y lo ganó. Desde entonces no ha dejado de escribir. Primero en el mismo diario Ciudad como periodista. “Cuando estaba en la redacción, hacía las llamadas a primera hora de la mañana y me ponía a redactar…cuando llegaban mis compis yo ya había acabado mi trabajo del día. Y claro, me pasaba el tiempo dando vueltas y molestando a los compañeros. Ramón (Climent, el entonces director), se ponía de los nervios” .

Después como dramaturgo, Ximo Llorens hizo suya la frase de Schopenhauer: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”. “Me he pasado la vida tecleando –explica– sobre todo de teatro. Me lo pienso mucho, pero a la hora de hacerlo, lo escribo rápido. El teatro es muy inmediato. Está todo concentrado en cuatro paredes y ahí pasa una cosa normalmente en una unidad de tiempo”.

50 aniversario de ‘Las sillas’ de Ionesco
El veneno del teatro se lo inoculó Adolfo Mataix en 1972, al darle un papel en ‘Las sillas’, de Ionesco. Fue en el Teatre Circ de Alcoy. “La sensación que tengo al subir por una escalerilla, salir por el lateral y que te cieguen las luces…no se me ha olvidado nunca en la vida (…) Adolfo está pensando en volverla a hacer para conmemorar los 50 años del clásico universal del teatro del absurdo… y yo saldré haciendo el mismo papel, el de orador, con la cara pintada de blanco y la chistera”.

Ha frecuentado el teatro profesional y no le gusta. “En el momento en el que interviene el dinero –explica– todo lo que es un gozo y un disfrute se convierte en un sufrimiento. Si no sale bien, ni comes, ni cobras; porque no vendes el espectáculo. A veces esa presión es agobiante. Yo no quiero hacer teatro así… Quiero disfrutar del teatro, no sufrirlo”.

No puedo, tengo ensayo
Me cuenta que dejó sola a su entonces novia (hoy su mujer) en la discoteca de moda un sábado por la tarde, porque se tenía que ir a ensayar.

Hace 6 años, le extirparon un tumor en el hígado, por una metástasis de cáncer colorrectal, tras negarse a recibir seis sesiones más de quimioterapia. “Casi la palmo – dice- lo tenía asumido. Pero dos días después de la intervención, ya estaba ensayando lo de Poncela… me preguntaban: ¿no te duele? Y yo les contestaba: el dolor típico de cuando te quitan un trozo de hígado” (se ríe).

Ahora prefiere papeles actorales más cortos, como el que tiene en ‘La Tortuga de Darwin’, con la que está de bolos. Si no la han podido ver, no se preocupen. Teatre Circ actúa en Alcoy los días 11 y 12 de diciembre.

Por si esto fuera poco, está montando la obra de Molière ‘El cornudo imaginario’. Una pieza que desarrolla un conflicto de celos, en la que todo son falsas apariencias.

¿Creen que le queda algo por hacer a Ximo Llorens? Sí: le falta escribir una novela, aunque dice que sería como “ingresar en un monasterio”, por la disciplina diaria que necesita… ¿Lo conseguirá algún día? Hagan sus apuestas…

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