Inseguridad vial en manos adultas

Mientras caminaba por la Avinguda Juan Gil-Albert observaba a los escolares que disfrutaban de su clase de seguridad vial, en el parque que para ello hay colindante con ese punto de la ciudad. Con las bicicletas respetaban las normas y lo hacían atendiendo a todas y cada una de las indicaciones que la Policía Local les transmitía.

Hace muchos años que Alcoy puso en marcha un programa de seguridad vial que desde el primer momento supo calar entre los estudiantes. Han pasado los años y la ilusión y profesionalidad de los efectivos de Policía Local que la han ido impartiendo ha seguido en lo más alto, recibiendo hasta un reconocimiento a nivel nacional por los 50 años dedicados a seguridad vial y haber obtenido excelentes resultados.

Sin embargo, me pregunto en qué momento dejamos de seguir esos consejos e indicaciones para hacer lo que realmente nos da la gana en esta materia, traspasando esa seguridad vial que varias generaciones de alcoyanos hemos aprendido en una inseguridad total. Basta pasar por las inmediaciones de diferentes centros escolares, a la hora de entrada o salida, para comprobar que hay un reguero de vehículos estacionados encima de la acera, obligando a los peatones a caminar por la calzada; o en doble fila, dificultando el tráfico y creando situaciones de peligro. Estas imágenes se repiten a diario y la excusa de más de un conductor es que son solo cinco minutos y que no puede parar en otro sitio. No son cinco minutos, ni mucho menos, pero el tiempo no se mide igual si se está en una parte o en la otra, eso está claro.

Una inseguridad vial que se extiende a esos adultos, muchos, que deciden cruzar el semáforo en rojo acompañados de sus hijos, en ocasiones incluso advertidos por los pequeños de la infracción que se está cometiendo y a los que se les hace caso omiso, todo por ganar unos segundos que seguramente se perderán en una ‘barsella’ unos metros más abajo.

No estaría de más que los mayores refrescáramos esos conocimientos aprendidos, que los respetáramos y, sobre todo, usáramos el sentido común en beneficio de la seguridad vial.

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